martes, 27 de enero de 2009

Oda a la mesa de plástico de la terraza

El temporal que azotó el pasado fin de semana el litoral en particular, y las provincias de Lugo y La Coruña en general, se llevó algunas vidas, volcó corazones y contenedores, causó destrozos materiales y hundimientos imprevistos. Aprovecho la ocasión para cibersolidarizarme con los fallecidos en Sant Boi, pero aun a riesgo de parecer frívolo, quiero llorar la desaparición de uno de nuestros más preciados e inertes allegados.

La mesa de plástico de la terraza nos dejó el viernes, harta de ser tratada como un objeto para el soporte de viandas, bebercios y cubertería variada. Ni corta ni perezosa, decidió que la ocasión la pintaban calva. Había llegado el momento de poner patas en polvorosa y perderse rumbo al horizonte, en busca de una terraza mejor. El precio que debía pagar no era moco de pavo: todos los planes de huida que había urdido implicaban la amputación de tres de sus patas. No había otra forma, pero su bizarro y emprendedor carácter la animó hasta el punto de cometer tal sacrificio.

Cuando el temporal amainó, todo lo que quedó de ella fueron sus tres extremidades, dispuestas sin orden ni concierto en la terraza, una de ellas hecha añicos, probablemente la más reticente a la idea de la fuga. Su denodada lucha resultó en vano ante el tesón de una mesa que ya había decidido su futuro. «Al menos tendrás que huir a la pata coja, cabrona», pensaría la estoica extremidad.

No encontramos ni rastro en el pinar circundante, el destino más lógico de su vuelo sin reactor. Desconocemos su paradero, pero queremos hacerle saber que no la olvidamos, que la trataremos mejor cuando vuelva, que más le vale volver pronto o se queda sin la última pata, y valga este humilde planto como homenaje.


En aquellas tardes veraniegas,
en aquellas reuniones estivales,
cuando por estos humildes lares
se prodigaban presencias solariegas.

Tardes de dicha y tardes bellas,
tardes de asueto en estos páramos,
tardes en que sobre ti depositábamos
nuestra confianza y nuestras paellas.

Ahora sin despedirte nos has dejado
compuestos y sin mesa este verano.
Tarea de gran enjundia se augura
encontrar un sustituto a tu altura.

¡Oh, vulgar mas esbelto paralelogramo!
¡Oh, cuadrípedo de dudosa alcurnia!
¿Acaso no debías lealtad a tu amo?
¿Acaso en ti no gastamos pecunia?

A tu vuelo no ponemos óbice ni cortapisa,
a tu anhelo de libertad no ponemos reparo.
Para reparos los que necesita el coche
sobre el que se desplomó la cornisa.

En acabando el poema recuerdo
aquellas tardes de asueto,
tardes de vino y risas;
mesa que hodierno es mi musa
mesa que bien valía una misa.

Ahora estos ríos de tinta
evocan esos ríos de sidra,
imposible nos es hallar consuelo,
de ti huérfano ha quedado el suelo,
por tu ausencia lloramos riachuelos.


Nunca te olvidaremos.

domingo, 25 de enero de 2009

Viejos relatos

En un desvergonzado intento por reutilizar material de archivo y rellenar huecos, los próximos siete domingos verán la luz en este blog siete relatos cortos, seis en gallego (con la normativa antigua) y uno en español, que escribí hace muuucho, muuuuucho tiempo.

El primer ejemplo ya lo han podido sufrir en sus carnes, y no era para menos, ya que se titulaba Miedo. A partir de la próxima semana, el mal trago se repetirá cada día del Señor. La primera entrega se publicará el 1 de febrero. ¡Piérdansela! ¡No vale para nada!

viernes, 23 de enero de 2009

¿Atrapados? en Bangkok (2)

Ya han pasado dos meses, pero la verdad es que, por unas cosas o por otras, creo que resultará harto difícil olvidarme de mi periplo tailandés. Como no podía ser menos, todo comenzó en Bangkok. Mientras la tensión se respiraba en las casas de algunos familiares de los turistas atrapados en Bangkok, en realidad lo único que se respiraba en la capital tailandesa era la omnipresente contaminación. Para qué engañarnos, era casi imposible darse cuenta de que estaba pasando algo si uno caminaba por la ciudad.

Así que le dedicamos unos cuantos días a Bangkok. Quizá las tres visitas fundamentales son Wat Po, el Gran Palacio y Wat Arun. Lo que hicimos el primer día coger el bus turístico que surca el río Chao Phraya y detenernos en los principales lugares de atracción turística. Nuestra primera parada fue, precisamente, Wat Po.



También llamado Wat Phra Chetuphon, es el mayor templo de Bangkok, y también el más antiguo. Está dividido en dos secciones: una contiene las habitaciones de los monjes, mientras que en la otra se concentran los edificios religiosos. El primer edificio del recinto, protegido por altos muros, se construyó en el siglo XVI, pero el lugar no empezó a adquirir importancia hasta el establecimiento de Bangkok como capital, allá por el año 1782, cuando el rey Rama I construyó un palacio sobre la hoy orilla este de la ciudad.

Los primeros reyes consideraban este lugar como fuente de educación pública, por lo que se denominó la primera universidad del país. A lo largo del recinto pueden encontrarse cientos de figuras, entre ellas 689 rescatadas de Ayutthaya, la antigua capital del país. Sus puertas principales son de nácar y el interior presenta murales que describen la vida de 41 discípulos de Buda.


Wat Po tiene como mayor aliciente su enorme Buda yacente, el mayor de Tailandia con sus 46 metros de largo por 15 de alto, completamente cubierto de pan de oro.

En sus pies aparecen incrustaciones de Nácar.
Representa a Buda en el momento de alcanzar el nirvana. De ahí esa cara tan pillina.

Una vez finiquitado Wat Po, nos dirigimos al Wat Arun, justo enfrente. Probablemente a estas alturas ya habréis deducido que wat significa 'templo', y más concretamente 'templo budista'. En el centro se erige un colosal prang (torre de estilo jemer) de unos 80 metros, rodeado de cuatro prangs más pequeños. Su nombre se debe a Aruna, dios indio del alba.


Las vistas desde lo alto merecen la pena, pero como se puede comprobar no es precisamente pan comido subir las empinadas escaleras.


Después de comer averiguamos qué estaba abierto todavía y nos decidimos visitar in extremis la casa de Jim Thompson.


La historia de este hombre no deja de ser curiosa. Jim Thompson era arquitecto de profesión antes de la Segunda Guerra Mundial, pero se alistó voluntariamente en el ejército estadounidense. Sin embargo, cuando llegó por estos lares la guerra ya había terminado, y llegó a Bangkok en calidad de oficial de inteligencia militar del OSS (Oficina de Servicios Estratégicos), la antigua CIA. El tejido artesanal de la seda le llamó tanto la atención que decidió revivir tan noble arte montando su propio negocio, con la compañía Thai Silk Company. Su fama se incrementó con la construcción de su casa, seis edificios de teca que representaban lo mejor de la arquitectura tailandesa tradicional. La mayoría de esas casas tenían al menos dos siglos de antigüedad; se desmantelaron y se trajeron a su ubicación actual.

En su afán por la autenticidad, Thompson respetó las costumbres de los antiguos constructores, por ejemplo elevando las casas una planta como medida para evitar inundaciones durante la estación lluviosa, o la pintura roja, un aislante muy utilizado en antiguos edificios tailandeses. En 1959 Jim Thompson se mudó a esta casa, cuyo conjunto y colección artística despertó tanto interés que decidió abrirla al público y donar las ganancias a instituciones benéficas tailandesas y a proyectos destinados a preservar el rico patrimonio cultural del país.

El 26 de marzo de 1967, Jim Thompson desapareció misteriosamente mientras se encontraba de visita en Cameron Highlands, Malasia. Nada se sabe de él desde entonces.

lunes, 19 de enero de 2009

Miedo: homenaje a Edgar Allan Poe

Hoy, 19 de enero, se cumplen 200 años del nacimiento de Edgar Allan Poe, entre cuyos deudores se encuentran otros genios del terror como H.P. Lovecraft o Stephen King, y entre cuya legión de admiradores se encuentran figuras pertenecientes a la flor y nata de la literatura, tales como Baudelaire, Victor Hugo, Herman Melville, Oscar Wilde, Fedor Dostoievsky, Thomas Mann, Marcel Proust o Jorge Luis Borges. Tal y como revela Carmen Machado en su artículo, Poe decía de sí mismo:

Muchas veces he pensado que podía oír perfectamente el sonido de las tinieblas deslizándose por el horizonte.

Poe ha sido siempre uno de mis escritores favoritos, y he tenido el honor de traducir cuatro de sus relatos al gallego (recomiendo la lectura de O bocoi de amontillado y O enterro prematuro, ambos disponibles en la Biblioteca Virtual Gallega). A modo de homenaje póstumo, me gustaría publicar esta especie de mini ensayo sobre el miedo, cuyo origen no recuerdo (lo escribí a los 18 años, cuando andaba enfrascado en la lectura de alguno de sus relatos). Probablemente haya fragmentos tomados de alguna descripción en algún relato para su traducción al gallego (lengua en la que lo escribí). Aprovecho para incluir la traducción al castellano realizada ahora mismo.


Medo

¿Quen pode esquecer os seus terrores nocturnos, aqueles resplandores de luces sinistras, aquelas lixeiras pisadas nas tebras que fan estremecer, aqueles asasinos que paralizan os membros, aqueles xemidos, aqueles berros sufocados que xorden do fondo da alma oprimida? ¿E aqueles latidos do corazón, xordos, frecuentes, comprimidos, que producen un leve ruído, que se difunde no silencio da noite coma un reloxo envolto en algodón, e que se reforzan e seguen aínda despois da morte? ¡Como resulta inútil o valor do desacougo entre aqueles espectros inmóbiles que nos oprimen co terror! E os tormentos e esgazaduras para os que non se atopan nomes, que o corazón non ten pulos nin forzas para soportalos e os ollos non poden desencaixarse máis, nin tremer máis todo o corpo, ata que a tortura do espanto e o arrepío fai esvaecerse de debilidade e chega a matar de angustia.
O medo é esa sensación estraña que nos invade ante a presencia do descoñecido, é unha cambra do pensamento que loita por se salvar do feitizo que nel provoca, é un refén atrapado pola morte, é o máis explícito dos sentimentos. Aprovéitase do escuro manto da noite, interrompe os teus soños e cámbiaos por pesadelos. Non o podes atrapar, escorrégase polo teu corpo. Finxe se-lo teu amigo para chegar canda ti, mais unha vez que se fai co control da túa alma e o teu corpo, estás atrapado. ¿Estás atrapado polo medo?

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Miedo


¿Quién puede olvidar sus terrores nocturnos, aquellos resplandores de luces siniestras, aquellas ligeras pisadas en las tinieblas que nos hacen estremecer, aquellos asesinos que paralizan los miembros, aquellos gemidos, aquellos gritos sofocados que surgen del fondo del alma oprimida? ¿Y aquellos latidos del corazón, sordos, frecuentes, comprimidos, que producen un leve ruido, que se difunde en el silencio de la noche como un reloj envuelto en algodón, y que se refuerzan y siguen incluso después de la muerte? ¡Cómo resulta inútil o valor del desasosiego entre aquellos espectros inmóviles que nos oprimen con el terror! Y los tormentos y rasgaduras para los que no se encuentran nombres, que el corazón no tiene ánimos ni fuerzas para soportarlos y los ojos no pueden desencajarse más, ni temblar más todo el cuerpo, hasta que la tortura del espanto y el escalofrío provoca el desvanecimiento de la debilidad y llega a matar de angustia. El miedo es esa sensación extraña que nos invade ante la presencia de lo desconocido, un calambre del pensamiento que lucha por salvarse del hechizo que en él provoca, un rehén atrapado por la muerte, el más explícito de los sentimientos. Se aprovecha del oscuro manto de la noche, interrumpe tus sueños y los cambia por pesadillas. No lo puedes atrapar, se escurre por tu cuerpo. Finge ser tu amigo para llegar hasta ti, pero una vez que se hace con el control de tu alma y tu cuerpo, estás atrapado. ¿Estás atrapado por el miedo?

miércoles, 14 de enero de 2009

Galleguismos (y 3)

-Voy ver si doy escrito esta entrada... Ya pensara escribirla hay unos días, pero no me sentía bien de aquella.
-¿Y luego?
-Es que me dolía la espalda después de coger a mi hijo en el colo cuando paseamos por Sangenjo, en donde hacía mucha calor. Además, el butelo que preparamos en A Coruña la pota grande y ese pan reseso tampoco te me debieron sentar nada bien. De hecho, hubo que tirar con él.

En las anteriores entregas sobre este tema mencionábamos algunas incorrecciones gramaticales y malos usos de vocablos castellanos por influencia de su homónimo gallego. Ahora analizaremos algunos términos del idioma galaico que no existen en español, para sorpresa de muchos paisanos.
  • Colo: ¡Colo, colo, colo! es lo que dice habitualmente un niño por estas tierras cuando quiere que su progenitor lo coja en sus brazos. Colo es una palabra exclusivamente gallega que significa regazo.
  • Butelo: típico de la zona montañosa limítrofe de Galicia, además de en la comarca de El Bierzo. Consiste en un producto cárnico embutido, elaborado con despieces de cerdo: costillas, rabo y lengua. Se trocean se adoban (con sal, pimentón, ajo y orégano) y se embuten en el ciego del cerdo. En castellano se conoce como botillo.
  • Sangenjo: nombre español asignado por casi todos los castellanoparlantes nacidos en Galicia a la ciudad de Sanxenxo, único topónimo oficial. El castellano no es correcto porque es una mera adaptación fonética del gallego, la versión correcta sería en tal caso San Ginés.
  • Mucha calor: otra de las confusiones típicas entre las dos lenguas radica en las diferencias de género. Probablemente las más populares son el sal (o sal en gallego) y la calor (a calor). También hay diferencias ortográficas. Entre las más significativas destacan: abogado/avogado, reventar/rebentar, boda/voda, banal/vanal, Tokio/Toquio (en el alfabeto gallego no existen las letras k, j e y), etc.
  • A Coruña: una ciudad cuyo nombre siempre despierta polémica e intensos debates. Mucha gente defiende el uso del topónimo gallego en español, pero lo cierto es que eso solo debe aplicarse a los textos oficiales. Según la RAE:
Nombre tradicional en lengua castellana de la provincia y ciudad de Galicia cuyo nombre en gallego es A Coruña. Salvo en textos oficiales, donde es preceptivo usar el topónimo gallego como único nombre oficial aprobado por las Cortes españolas, en textos escritos en castellano debe emplearse el topónimo castellano.

Por lo tanto, debemos de utilizar La Coruña al hablar español, ya que es un topónimo asentado en este idioma. Lo mismo se podría decir de Ourense/Orense. Tampoco decimos Alacant o Bilbo al hablar en español. En estos casos hay versiones en español, pero existe un gran número de ciudades, pueblos y aldeas que carecen de versión española, como Sanxenxo o O Carballiño. En estos casos lo mejor es usar el topónimo original, y no crear adaptaciones absurdas, como Sangenjo o El Carballino.
  • Pota: extendidísimo el uso de esta palabra gallega para referirse a una olla. En castellano también existe, pero solo para referirse al cefalópodo parecido al calamar.
  • Reseso: para la mayoría de los gallegos será un auténtico shock enterarse de que esta palabra es exclusivamente gallega. En gallego se utiliza para aquellos alimentos elaborados con harina 'que han perdido aquellas propiedades que lo hacen óptimo para el consumo, debido principalmente al paso del tiempo o a una prolongada exposición al aire' [Fuente: RAG]. En español se podría decir de dos formas: revenido o coyundoso. ¿Por qué? Porque depende del estado del alimento en sí. La primera se deriva del verbo revenir ('ponerse una masa o pasta blanda y correosa con la humedad y el calor'), mientras que la segunda significa 'que empieza a endurecerse'. Ergo, debemos utilizar la correcta en función del estado del pan: blandito o duro como una piedra.
  • Te me: deje gallego popular donde los haya. Estamos ante el llamado pronombre de solidaridad gallego. Se emplea cuando queremos hacer partícipe a nuestro interlocutor de la actividad realizada. Así pues, isto non che me gusta nada sería normalmente esto no me gusta nada. Sin embargo, no es del todo incorrecto, pues en español existe una figura similar: el dativo ético. Este se puede utilizar en frases como mi hija no me estudia nada o no te me vayas. Al omitir el pronombre, la frase debe seguir teniendo sentido. El caso es que es mucho más usual en gallego, y frases como la del ejemplo no acaban de cuajar en la lengua española, siendo además desconocidas para muchos hablantes. La aplicación del pronombre de solidaridad gallego en la lengua cervantina puede incluso dar pie a malentendidos. Cuando mi padre le dice a mi madre yo no te quiero más se está refiriendo a que ya ha comido bastante y no desea otra ración del manjar en cuestión.
  • Debieron: he aquí el primer fallo corriente no solo entre los gallegos, sino entre gran parte de los hispanohablantes. El verbo deber puede indicar probabilidad u obligación. En el primer caso debe emplearse la preposición de a continuación: deben de ser las doce. Sin embargo, el segundo no la necesita: debes hacer los deberes. El gallego carece de esta distinción, y quizá por ello incurramos en este error. Con todo, no somos los únicos, y la empatía de los demás ibéricos que lo cometen es de agradecer.
  • Tirar con él: lo que bien podrían decirte tus padres cuando tú quisieras conservar a toda costa un teléfono móvil viejo y estropeado al comprar uno nuevo: iso é mellor tirar con el. El problema ocurre cuando esta frase se trasvasa tal cual al castellano, dejando sin embargo intacta esta estructura, a todas luces desconocida para los no gallegos. Así pues, no debemos decir lo mejor que puedes hacer es tirar con él, sino simple y llanamente lo mejor que puedes hacer es tirarlo. ¿Cuándo podríamos utilizar esta preposición? Cuando tirar no implique deshacerse de algo, sino 'aguantar' o 'mantenerse': aún puedes tirar dos años con ese coche, por ejemplo.
Existen muchos más ejemplos que podrían ilustrar aún más este problema de contaminación lingüística entre las dos lenguas. Espero que los escasos ejemplos sirvan tan solo para que seamos conscientes de las dimensiones que esta puede alcanzar.

¡Háblenme con propiedad!

viernes, 9 de enero de 2009

Galleguismos (2)

En la anterior entrada utilizábamos un diálogo ficticio entre dos gallegos para mostrar la contaminación lingüística presente en nuestra comunidad. Pues bien, ahora procederemos a señalar aquellos regionalismos que son incorrectos en castellano.

-Voy ver si doy escrito esta entrada... Ya pensara escribirla hay unos días, pero no me sentía bien de aquella.

-¿Y luego?
-Es que me dolía la espalda después de coger a mi hijo en el colo cuando paseamos por Sangenjo, en donde hacía mucha calor. Además, el butelo que preparamos en A Coruña la pota grande y ese pan reseso tampoco te me debieron sentar nada bien. De hecho, hubo que tirar con él.

Una vez descubiertos los errores, procedamos con el análisis.
  • Voy ver: esta perífrasis ingresiva usada tal cual en castellano es un calco de la estructura gallega. Si la madre naturaleza llama a un gallego sin tapujos durante la comida, este podría avisar a sus allegados con un lacónico vou mexar. Un castellano de igual lenguaje franco y directo se expresaría con un no menos sucinto voy a mear para notificar esta breve excursión al excusado con billete de ida y vuelta. La perífrasis verbal española necesita la preposición a, que brilla por su ausencia en gallego.
  • Doy escrito: otra perífrasis muy usada en gallego, totalmente incomprensible en castellano (salvo en Galicia, claro). El verbo dar se utiliza para expresar capacidad, la misma incapacidad que mostrará un habitante de Huesca para entendernos. He aquí una distinción que se hace en nuestro idioma para distinguir el permiso (poder escribir) de la propia aptitud del hablante ("dar escrito"). Así pues, debemos decir logro o consigo escribir.
  • Pensara: muy extendido también y fruto de considerables confusiones interlingüísticas. El gallego carece de tiempos compuestos (como he escrito, había llegado, etc), por lo que recurre al llamado antepretérito (cantara) para sustituir el pluscuamperfecto español (había cantado). Cuando un gallego calca esta característica al español, se producen frases como esta:

    Sí, hombre, el sitio ese en donde estuviéramos hace años.


    Lo habéis adivinado: cualquier otro español diría estuvimos o incluso habíamos estado. Estuviéramos en español pertenece al pretérito imperfecto de subjuntivo, que se usaría por ejemplo en una frase hipotética:

    Si estuviéramos ahí, otro gallo cantaría.

    Así pues, es otro nuevo calco gramatical, que no léxico, ya que el pluscuamperfecto en gallego sería estiveramos. Es decir, no es que los gallegos utilicen la palabra gallega al hablar en castellano, sino que utilizan incorrectamente la palabra castellana. En la siguiente entrada veremos también ejemplos de palabras gallegas inexistentes en castellano.
Otro de los errores verbales más comunes entre los gallegos es la utilización de *andé (andei en gallego) por anduve o *traducí/conducí por traduje/conduje. Asimismo, debido a la ausencia de tiempos compuestos en gallego, es frecuente oír en estas tierras frases del tipo yo eso lo tengo leído en el periódico muchas veces. La perífrasis tener + participio es aceptable en español, siempre que el objeto directo concuerde en género y número con el participio. Así pues, debemos decir yo esos libros los tengo leídos y requeteleídos, y no *yo esos libros los tengo leído muchas veces. El gallego, al carecer de tiempos compuestos, necesita el verbo tener para formar este tipo de frases (¿cuántas veces se lo has pedido? / ¿cantas veces llo tes pedido?).
  • Hay: probablemente la menos extendida de estas incorrecciones. Curiosamente, el error que se suele producir en este caso es el inverso: la palabra mal utilizada en gallego por influencia del castellano. Hace unos días se dice en gallego correcto hai uns días (verbo haber), y no fai uns días (verbo hacer). Quien usa bien el término en gallego es susceptible de caer en el calco al hablar castellano.
  • De aquella: he aquí una mera castellanización del adverbio gallego daquela, que equivale a la construcción castellana por aquel entonces.
  • ¿Y luego?: otra traducción y otro uso gracioso en castellano de la construcción gallega ¿e logo? Luego es un adverbio temporal y una conjunción ilativa (entre otras acepciones) en ambos idiomas. Pienso, luego existo no quiere decir que Descartes pensase antes de existir (temporal), sino que el poder pensar implica existencia (modal). Pienso, por lo tanto existo (que no pienso, después existo). Al equivaler a por consiguiente, este uso galaico no es comprensible en español, que diría ¿Y eso? o ¿Por qué? en estos casos. Como curiosidad, en algunas regiones de España luego se usa como sinónimo de "inmediatamente": lo sé por las anécdotas que me contaba una amiga sobre las cosas que le encargaban con un "hazlo luego" que ella interpretaba como 'después', cuando en realidad significaba ipso facto.
Estoy algo cansado. Luego será mejor dejar para luego la tercera parte de este artículo, en el que analizaremos el resto de incorrecciones.

¡Hasta luego!

domingo, 4 de enero de 2009

Galleguismos (1)

-Voy ver si doy escrito esta entrada... Ya pensara escribirla hay unos días, pero no me sentía bien de aquella.
-¿Y luego?
-Es que me dolía la espalda después de coger a mi hijo en el colo cuando paseamos por Sangenjo, en donde hacía mucha calor. Además, el butelo que preparamos en A Coruña en la pota grande y ese pan reseso tampoco te me debieron sentar nada bien. De hecho, hubo que tirar con él.

Ahora que me encuentro de nuevo en mi bienamada Galicia, justo es empezar a analizar de una vez por todas el altísimo nivel de contaminación lingüística que demuestran los gallegos (siendo o no siendo gallegoparlantes) cuando se expresan en español.

El problema es grave. ¿Por qué? Porque afecta negativamente a los dos idiomas. Hay un claro desconocimiento del gallego en nuestra tierra, pero curiosamente se asume como gallego toda una serie de expresiones y vocablos que son totalmente ajenos a la lengua española, y provocan tantas confusiones como sonrisas en los demás ibéricos.

Es triste reconocer que el gallego normativo solo lo hablan correctamente muy pocas personas, entre las que servidor ya no puede incluirse por falta de práctica y por la cuarta palabra que da título a este blog. Soy consciente de los errores que cometen los políticos durante sus intervenciones en el parlamento gallego, o cuando me encuentro con un gallegoparlante de toda la vida. En Galicia nunca ha habido un verdadero bilingüismo, más bien una fuerte diglosia, que no es lo mismo. Siempre me pica la curiosidad de saber cuán correcto es el catalán de los políticos de Valencia o Cataluña. Solo puedo opinar de los de mi tierra, y los resultados son bastante descorazonadores. Existe el problema añadido del afán disgregador de algunos organismos que deberían velar por la pureza y buena salud del idioma galaico, pero que en realidad solo han conseguido hacer más incomprensible e innatural un idioma ya de por sí marginado. El idioma es la herramienta lingüística y comunicativa del pueblo, y es este último el que debe marcar las pautas para que evolucione: no son las normativas las que deben definir el uso, sino este mismo debería ser responsable del establecimiento paulatino de las reglas. De lo contrario se crean engendros lingüísticos como grazas, término oficial en el gallego actual para las muestras de agradecimiento: una palabra inventada y desconocida por muchos hablantes.

Por supuesto, esto no quiere decir que debamos ser extremadamente permisivos con los neologismos, extranjerismos y las meras incorrecciones en las que los hablantes puedan incurrir una y otra vez. Si para algo deberían servir la normativas sería para velar por la preservación de esta pureza, y no crear términos de la nada, fomentar la ambigüedad y, en definitiva, embarullar más que esclarecer.

El diálogo ficticio al comienzo de esta entrada servirá para ilustrar algunos de los términos que algunos gallegos asumen como españoles cuando se expresan en la lengua cervantina. Para los lectores del resto de España será pan comido adivinar lo que no encaja, pero os puedo asegurar que mis paisanos van a llevarse un par de sorpresas...

Así pues, ¿qué es gallego y qué no? En el próximo artículo de esta serie hallaremos y analizaremos la solución.