miércoles, 29 de septiembre de 2010

Saint Young men / 聖お兄さん


Después de tanto tiempo en Japón, hoy he entrado por primera vez en un Book-Off para comprar el primer tomo de Saint Young Men, un curiosísimo manga que narra las aventuras y desventuras de... ¡Jesucristo y Buda! Pero no acaban ahí las sorpresas. Como no podía ser de otra forma en un manga japonés, ambos comparten piso en Tokio (yo diría que por la zona de Tachikawa, ya que suelen mencionarlo en lo poco que he leído).

Lo cierto es que es un manga muy simpático, aunque en la caracterización de los personajes Jesucristo sale perdiendo. Buda responde a la idealización: la quintaesencia de la serenidad, la empatía y la compasión. Jesús, por su parte, es todo buenas intenciones, pero obra de forma torpe e inocente. Es un fanático de los blogs y le gustan los videojuegos y las nuevas tecnologías en general. En el tomo 2, que estoy leyendo ahora, aparece en cada capítulo un texto en clave humorística que caracteriza a ambos personajes. En uno describen cuándo se sienten tristes (como si les preguntaran a ambos, y estas son las respuestas).

Definición de bajón para Buda: que no salgan las cuentas del hogar.
Definición de bajón para Jesucristo: cargarse el artículo del blog al pulsar "Atrás" en el explorador.



«Nunca había visto a nadie parecer tan tranquilo en una caída [libre]...»

Jesús y Buda llevan una vida normal y corriente, pese a su sagrada procedencia y divina Providencia. Aquí radica buena parte de la gracia. A Jesús suelen confundirlo con Johnny Depp, mientras que a Buda por ejemplo le duelen horrores esos largos lóbulos al salir una noche de invierno. En esa ocasión Jesús se los mete dentro de los oídos para evitar que vayan colgando y Buda musita «Completo silencio...» para luego exclamar a los cuatro vientos (alzando el tono en exceso sin ser consciente al tener tapados los oídos): «¡No me había dado cuenta de que los orejones eran un atajo para llegar al nirvana!». En otras ocasiones se enfrentan al dilema de estar en su derecho de obtener descuentos por tercera edad (teniendo en cuenta su fecha de nacimiento...)


«Mira, ahí pone que hay un descuento del 50% para mayores de 80 años. ¿A nosotros se nos considera ancianos?»
«Hombre, yo diría que somos bastante ancianos. Pero creo que no va a colar.»

Quizá lo más interesante no sea la historia o las gracietas en sí, sino en saber que la aparición de ambos personajes no ha suscitado la ira de nadie que haya salido a la palestra para defender a capa y espada una supuesta imagen conspicua e impoluta que se debería reflejar de ambos símbolos de sendas religiones. Ya era consciente de la libertad de expresión del cristianismo en ese sentido (¿quién no conoce las tiras de ¡Dios mío!), pero saber que el budismo tampoco impone una prohibición tácita al respecto es de agradecer. Sin embargo, todos somos conscientes de que no habría tanta libertad en caso de tratarse de Mahoma. Todos sabemos lo que ocurrió con la discoteca La Meca, que se vio obligada a cambiar tanto nombre como diseño. Desde aquí emplazo a los dibujantes de mangas japoneses (mangakas) a echarle huevos al asunto y crear un cómic con Mahoma como protagonista. A poder ser, con un toque ligeramente gay, para que la libertad de expresión sea completa. No debería haber ningún problema si, como en Saint Young Men, todo se hace sin mala fe :-).


viernes, 24 de septiembre de 2010

Vacaciones estivales 2010 (2)

Mika retratada ante Paulo Máximo y César Augusto, fundadores de la ciudad.

La presencia de Mika en Lugo es algo difícil de olvidar. Se me hace increíble pensar que alguien originario de Taiwán ha venido desde el remoto Japón a una ciudad modesta, pero con muchas cosas que ofrecer. Todos y cada uno de los breves instantes del poco tiempo disponible en Lugo fueron muy especiales, y para mí es difícilmente repetible lograr una ecuación de este calibre. Que se lo pregunten a mi amigo Diego. Que si el dinero, el poder coger vacaciones, el que yo esté en España. Es difícil de conseguir. Pero me alegro de haber mostrado a un extranjero por fin mi ciudad natal. Es la primera experiencia que tengo. Cómo me gustaría poder disfrutar unos cuantos días más, con la sensación tan extraña y novedosa de divertirme yendo de compras: (¡poco a poco lo voy comprendiendo, mujeres!) de hecho, ya lo he disfrutado un par de veces. ¿Será posible? He traicionado los más básicos estereotipos del varón clásico...



Para alguien de fuera, como lo fue Taiwán para mí, todo resultará exótico y fascinante. Para alguien "de dentro", ver al extranjero de turno comerse una orejilla en A Nosa Terra es una delicia, por un momento parece que estuviésemos haciendo vida aquí, y saliendo una noche como otra cualquiera para tomar un pinchito y el vinito de todos los viernes.

Pero el tour (ojo, palabro que la RAE ha propuesto suprimir) debía continuar, y de la hermosísima catedral neoclásica de Lugo pasamos a la catedralucha de Santiago de Compostela. Parece ser que es bastante famosa, sobre todo este año. Y ahora en serio, para un gallego sobran las palabras ante tal monumento. No solo la atracción principal, sino la siempre bella ciudad compostelana. Esta vez, además, contábamos con un guía turístico de excepción: Pedro, el novio de Ariadna. Nos deleitó con varias anécdotas sobre aspectos que incluso muchos santiagueses a buen seguro desconocerán: sombras misteriosas, aberturas preventivas, árboles proféticos o gárgolas escatológicas. Además de los datos puros y duros que Mika debía conocer.



Jorge nos acompañó durante la visita por Santiago, a todas luces necesaria para alguien que visita Galicia. Creo que con esta visita discriminatoria de otras partes de España más populares (Madrid, Valencia o toda Andalucía, por ejemplo) hemos hecho justicia a una zona del país ibérico en donde las temperaturas te conceden una tregua y que poseen un encanto ciertamente diferente. Sí, es la zona del Cantábrico, hogar de uno de los viajes que con más cariño recuerdo, el del 2007 con Trompi, Borja y Jorge.

De una catedral tiramos para otra, la Playa de las Catedrales. Su nombre auténtico es Praia de Augas Santas, y según una fuente que no quiero revelar (¡aaatxusto!, oigh, ¡qué catarro he pillado!), parece ser que efectivamente los dos sitios más visitados por los turistas en Galicia son dos catedrales.


En fin, lo cierto es que sí había bastantes turistas por allí. Me pregunto si algunos de ellos serían australianos, porque sus doce apóstoles de Victoria guardan un parecido semejante en cuanto a majestuosidad. Después de haber visitado ambos sitios, esta playa de Ribadeo me sigue transmitiendo un mayor encanto.



Qué gusto remojar los pies en esa agua gélida del Cantábrico... El mar acaricia tu piel y te envuelve en su arrastre. A lo lejos, tus oídos se rinden al sosiego que transmite el murmullo de las olas, y a medida que te acercas el embate eólico inicial pasa a ser el fragoroso embate del mar contra las rocas, una placidez abrumadora, y una bruma plácida. La batalla eterna de Poseidón contra Gaia que lleva dejando huellas imperecederas durante siglos, en los acantilados horadados y en las rocas esculpidas. Una obra de arte anónima que nos contempla al mismo tiempo que nosotros la contemplamos. Y cuando una vez más refrescamos los pies en esa agua gélida del Cantábrico, no podemos evitar postrarnos ante el único dios que veneramos en las catedrales: la vida.


Fue un bello comienzo del periplo asturiano, aunque el que escribe estas líneas tuviera que hacerlo prácticamente a la pata coja por la picadura de una faneca brava (Trachinus draco, conocida como escarapocho en Asturias: la muy cabrona se entierra en la arena para cazar a sus presas y ataca a sus depredadores con los radios de su aleta dorsal; por si fuera poco, no es comestible). Disfrutamos de una comida exquisita en La Terraza, como siempre que voy por allí, con los calamares en su tinta, las patatas bravas, el pollo al ajillo y una buena sidra. Después tuvimos tiempo para volver a nuestra más tierna infancia saltando las olas de la playa en esa, para mí, fatídica marea baja. Recuerdo que cuando llegué al puesto de socorrismo le pregunté al socorrista, valga la redundancia:

—Por la forma de caminar, sabrás por qué vengo, ¿no?
—Y tanto, eres el sexto hoy.

Cuando ya estaba acabando con mis curas, le llamaron por el walkie-talkie: una niña de 7 años se había convertido en la séptima víctima del día.



Fue un día bien aprovechado, sin duda, porque después llegamos a tiempo para que Diego y servidor se batiesen sobre el asfalto. Existe la grabación correspondiente, pero ya que he subido el vídeo del posterior duelo con Jorge, aprovecho para ponerlo aquí. Trece minutos insufribles para cualquiera que no sea o bien Jorge o yo, ya que el cámara hace de las suyas y graba unos bellos planos en los momentos más interesantes. Pobre Borja, con lo bien que se lo hubiera pasado tratando de lanzarnos caparazones rojos sobre la pista ;-).



El viaje por el Cantábrico aún daría más de sí :-).

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Nombres desafortunados: volumen 3

Este sábado Chika nos quería llevar a un restaurante hawaiano ubicado por la zona de Shibuya, pero cuando llegamos comprobamos con desilusión que ya había cerrado sus puertas... definitivamente. Lo que no me esperaba encontrarme con el cartel aún presente era un nombre tan viscosamente asquerosillo.


Sí, amigos. Esta vez no estábamos ante una traducción mocosuena de algún nombre con gracia en otro idioma. Realmente se trata del nombre de un plato típico de este país. Al parecer "loco" era el apodo de uno de los chicos pertenecientes a una familia humilde de la isla, allá por el año 1949. Como no nadaban precisamente en la abundancia, cuando fueron a un restaurante de la zona pidieron los ingredientes por separado para tener algo que llevarse a la boca, y del apodo del chaval en español (ya que tenían clases de este idioma) y una palabra parecida que simplemente rimase con la primera surgió el nombre. Claro está, los pobres desconocían lo que el segundo vocablo quería decir en realidad. Mejor no pensar en el nombre del plato cuando uno aplasta el huevo...


viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Qué me estás contando?

Desde que vivo en Tokio, cada vez por menos tiempo (¡yen, púdrete!), me he dado cuenta de que hay muchos aspectos en donde somos diferentes de los japoneses. En algunos casos se trata de aspectos quizá triviales, pero lo que aún me llama más la atención son las diferencias claras que existen incluso entre japoneses, chinos e incluso nepalíes.

¿De qué cosa baladí es estamos hablando? Para el que aún no haya caído en la cuenta, se trata precisamente de esto último: ¿Cómo cuentan los japoneses?




La persona que está contando aquí es coreana, que usa el mismo sistema. Cuando realizan cálculos para sí mismos, los japoneses cuentan, para variar, justo al revés que nosotros. Así, la palma extendida representa un cero, y a medida que se pliegan los dedos aumenta la cantidad. Por eso yo siempre les digo que para ellos dos puños son 10, y empiezo un baile estúpido. Sin embargo, al llegar al 5 vuelven a extender los dedos para seguir desde el 6. Esto solo se aplica a cuando cuentan para sí mismos.

Otro aspecto interesante es la forma en la que muestran los números del 6 al 9, por ejemplo los camareros de un bar, para indicar algún precio o el número de comensales.




El sistema chino, que no taiwanés, ilustrado aquí por Kang, es ciertamente extravagante. Hasta el 5 todo parece normal, con la peculiaridad de que el tres se puede mostrar de dos maneras (el corte de manga es una broma, por supuesto). Sin embargo, a partir del seis la cosa se pone interesante. Mejor observarlo con vuestros propios ojos.




No me esperaba encontrar diferencias al preguntar a los nepalíes de mi clase sobre su forma de contar. Pero vaya que sí... Me gusta este sistema porque permite alcanzar una mayor numeración, gracias al aprovechamiento de falanges, falanginas y falangetas.

Una pequeña variante que se introduce al mostrar números al interlocutor es la que se encontrarán muchos si van a cualquier restaurante en Japón. Si son más de cinco personas, la cosa se pone más interesante, porque emplean otro gesto desconocido para nosotros. No utilizan las dos manos, por separado.

Mika nos muestra en este vídeo esta forma de contar de cara al cliente, además de presentarnos brevemente el sistema taiwanés.


lunes, 13 de septiembre de 2010

XXV aniversario de Mario

Hoy se cumplen 25 años del nacimiento del fontanero más famoso de todos los tiempos: Mario. Sin duda es un día señalado para tantos y tantos apasionados de los videojuegos a lo ancho del planeta, y yo, por la parte que me toca, no quiero olvidarme.

Sirva este vídeo como homenaje al primer título de la serie: Super Mario Bros. En él, un frikazo pajillero redomado se recorre todo el juego de cabo a rabo en cinco minutejos escasos.

¡Feliz cumpleaños!




miércoles, 8 de septiembre de 2010

Feliz cumpleaños

Dizque hay una mujer,
razón de mi esencia primera,
suma hacedora de mi ser,
la prima y vera de todas: primavera.

Pasan en balde los años,
del halo de Cronos se esfuma,
el ojo sucumbe al engaño
que su belleza rezuma.

Su perenne y lozana sonrisa
inunda todas las fotos;
la buena vida pasa deprisa,
las desdichas son para otros.

La venera su alma gemela,
que en su lecho se despierta,
tras varias noches inciertas
en vela sin su damisela.

Sus dos hijos le profesan
la mayor de las devociones,
por su carácter, que embelesa,
por colmarlos de atenciones.

Su llama juvenil aún refulge,
no le invade la pereza,
de su espíritu vivaz no surge
signo alguno de flaqueza.

El reloj de arena se rompe
y ella juega a la rayuela,
no importa el cómo ni el dónde:
a la vejez, viruelas.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Japón, la otra vía: volumen 7


Llevábamos ya un tiempecillo sin esta serie de entradas dedicadas a esos aspectos de Japón que suelen llamar la atención de los foráneos, siempre que no se hayan imbuido de la cultura de este país hasta el punto de considerarlo normal y corriente. El título viene al pelo más que nunca, porque la cosa va de ferrocarriles.

A ojos de un hombre de la calle europeo como yo, los gestos de los empleados de estación o los conductores de trenes llaman la atención. Ambos tienen dos cosas en común: los gestos con la mano de autoconfirmación. En la foto de arriba vemos al primero de ellos señalar hacia la izquierda. Es lo mismo que hace este individuo en el vídeo inferior.





Cualquiera podría avisar que está avisando alguien o comunicándose con el conductor del tren que está efectuando su entrada en la estación. Pues no, estos gestos los hace para confirmar que no hay nadie delante de la línea amarilla, ni gente a punto de abalanzarse sobre la vía para decir adiós a este mundo. Vendría a significar "vía libre" o "no hay obstáculos".

Como me comenta una amiga coreana, su marido japonés realiza gestos similares justo antes de salir de casa. Para comprobar que lleva las llaves, que las luces están apagadas, etc. señala a distintos lugares. Aquí pareceríamos un poco paranoicos, pero realmente es expresar de forma más clara lo que uno piensa cuando confirma mentalmente que lleva todo lo necesario.




El caso del conductor es similar. En este vídeo aparece acompañado, pero la primera vez que me fijé en los gestos de los conductores, estos siempre iban solos. Vamos, que no le está mostrando nada al hombre de la izquierda, sino que está confirmando que no hay obstáculos en la vía. Me falta por saber si también lo hace cada vez que pasa por un semáforo, u otras situaciones que impliquen una cierta verificación y aprobación.

La primera vez que lo vi, solía preguntarme lo que se le pasaba por la cabeza al conductor cuando extiende su dedo índice. He aquí algunos ejemplos:

-¡Palante, como los de Alicante!
-¡Ese, ese es el pisito que me quiero comprar!
-¡Hasta el infinito, y más allá!
-A ver cuándo limpian el mosquito espachurrado de la ventana... ¡Ese de ahí!
-Y entonces le apunté con mi revólver y le dije: «Te estoy apuntando con mi revólver».