martes, 14 de diciembre de 2010

Baño japonés

Últimamente me ha dado por aprovechar la bañera de generoso tamaño que hay en esta residencia para darme unos merecidos baños, especialmente después de una hora de footing.

Siempre me ha parecido difícil de creer que sea una costumbre diaria para muchos japoneses, por el empleo masivo de agua que ello supone. Para no desperdiciar, toda la familia suele emplear la misma agua, lo cual supone que el primero en entrar será el más privilegiado. En una sociedad tan jerárquica y patriarcal como la japonesa, ese honor se reserva al cabeza de familia. Como muchos lectores saben o suponen, los japoneses son unos auténticos apasionados de los onsen o baños termales; una versión asiática de los finlandeses, salvando las distancias y el hecho de que sauna y baño no es lo mismo. ¿Para qué habré puesto este ejemplo?

Durante gran parte del tiempo que he vivido aquí no había utilizado el panel de control de la bañera, por miedo a escarallar algo, pero lo cierto es que al final es tan sencillo como apretar un botón; eso sí, no está de más realizar los ajustes necesarios para asegurarse de que la temperatura y el caudal de agua sean los adecuados.


martes, 7 de diciembre de 2010

Supersticiones

Japón es un país en donde la predominancia de las religiones budista y sintoísta resulta abrumadora, con tan solo un escaso 1% de cristianos. Si bien toda religión en sí es, en cierta manera, una forma de superstición, a lo largo de mi estancia en este país (y por extensión en Asia) me he dado cuenta de que tiene mucha más presencia a este lado del planeta.

Los números son un clásico en este apartado, y Japón no podía ser menos. Ya hemos citado en otra ocasión el ejemplo de las monedas que tiran los japoneses en su visita a los templos budistas:

El tirar 5 yenes es positivo, porque la pronunciación de "cinco yenes" (goen 五円, go es 'cinco' y en, 'yen') en japonés coincide con 'buenas relaciones/vínculos/lazos afectivos' (goen 御縁) en el sentido budista. En el caso de la última palabra, está formada por go (prefijo honorífico) y en, un vocablo extremadamente polisémico: 'parentesco, alianza, afinidad, destino, conexión...' ¿Y por qué 15 yenes es la mejor cantidad? Pues se trata de un juego de palabras. "15 yenes" se dice en japonés juu-go en (juu: 'diez'). Pero hete aquí que la palabra juubun significa 'suficiente/abundante'. Por lo tanto, al combinar la moneda de cinco con la de 10 implica abundancia de goen, es decir, de buen karma.

He aquí pues la razón por la que el número cuatro es portador de mal fario en japonés, ya que se pronuncia shi, al igual que el kanji de muerte (死). Tal calado tiene esta creencia, que si probáis a ir a un hospital japonés nunca encontraréis el cuarto n.º 4. Cuando acompañé a Mika al hospital el pasado domingo, me fijé en el número de las varias consultas, que iban del 1 al 6. Pero sólo había cinco: 診察室-1、診察室-2,診察室-3、診察室-5 y 診察室-6. Hoy, en otro hospital, lo mismo del 1 al 5.

Sin embargo, el mal agüero no solo se evita en el caso de los números: otsukuri para referirse a sashimi o atarime para referirse a surume son otros ejemplos. ¿Por qué? Pues porque el primer kanji de sashimi (刺身) porta el significado de 'cortar' (por ejemplo al clavarte una puñalada trapera). En el segundo caso, el suru de surume (, calamar seco) da mal rollito porque alude al verbo suru. Hay varios verbos que se pueden pronunciar así en japonés, pero uno de ellos significa 'perder' (por ejemplo al apostar dinero en el pachinko, las carreras de caballos, la bolsa...). Por lo tanto, mejor eludir que aludir.

¿Son exclusivas de Japón estas creencias de morondanga? Pues claro que no. En China el 4 y el 5 son números infaustos: el primero lo es por la misma razón que en japonés, mientras que el segundo (5) también alude a 'la nada'. En España y gran parte de Occidente tenemos un ejemplo bien claro con el número 13; Hasta el insigne campeón de motociclismo Ángel Nieto evita por todos los medios utilizarlo para referirse a su número de cetros mundiales, sustituyéndolo por un inocuo 12+1. En Italia el 17 es el malo de la película. Según la Wikipedia:

En Italia, el 17 es el número de la mala suerte. Esto se debe a que, en la numeración romana, 17 se escribe XVII, que es un anagrama de VIXI, que significa "he vivido", es decir, "estoy muerto", en latín. Por eso, los edificios italianos no tienen un piso 17, los hoteles no tienen habitación 17 y los aviones de Alitalia no tienen fila 17. Cuando la marca Renault exportó su modelo R17 a Italia, se comercializó allí con el nombre "Renault R177".



Quizá sea este último el ejemplo más rebuscado, pero lo cierto es que ciertas supersticiones se siguen a rajatabla. Me resulta muy curioso.

¿Y qué hay de la buena suerte? Pues el 8 y el 9 transmiten buenos augurios en la cultura china (el 9 da mala suerte en la japonesa empero). Y no es ninguna broma. De hecho, sirva el pasado 9 de septiembre como una buena forma de probar la mentalidad supersticiosa de la cultura china o, en este caso, taiwanesa. Os recomiendo la lectura de este artículo de La Voz de Galicia sobre la boda en un solo día, más señalado de lo normal, de 6000 parejas taiwanesas.