Dice el refrán que más vale tarde que nunca. Pues hémoslo puesto en práctica ayer los hijos de Pilar, para desearle a esta madre sin parangón un feliz día de la ídem atrasado, ahora que estoy por mi tierra.
Haciendo entrega del ramo de floripundias a la grácil agraciada que, permaciendo fiel a su estilo, no pudo evitar cerrar ambos ojos por la dicha y la emoción de tamaño acontecimiento. Es broma, en realidad nuestra madre se quedó ciega al ver la última película de Almodóvar.
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