lunes, 13 de agosto de 2012

Visita fugaz a Dinamarca

Una de las ventajas de estar en Londres es tener acceso a una buena selección de vuelos baratos. En el pasado mes de febrero decidí quitarme una espinita clavada que tenía del último interraíl, donde un tal Álvaro, que trabajaba como ingeniero para Gamesa, nos impidió coger el tren hacia Dinamarca mostrándonos el camino hacia una estación... que resultó ser un museo del ferrocarril en Varsovia.


Evidentemente no hacía mucho calor, que digamos, a juzgar por la temperatura que marcaba este curioso termómetro al aire libre en la plaza Rådhuspladsen de la ciudad de Copenhague, lógico destino de mi visita y lugar de hospedaje.
  

Lo primero era marcarse un buen paseíto por Strøget, la calle peatonal más larga de Europa (me pregunto si la Avenida de la libertad de Kaunas ocupa, pues, el segundo lugar). Uno de los extremos es precisamente la plaza que mencionaba antes, mientras que el otro sería Kongens Nytorv. Siempre aprovecho el momento en el que haya menos gente para sacar las fotografías, pero lo cierto es que aquí no necesita esperar mucho, debido a este tiempo inclemente. La cosa se animaba más al caer la tarde, con artistas que hacían acto de aparición en la Højbro Plads y amenizaban con sus compases el acompasado tránsito de los transeúntes que recorrían esta zona tan entrañable.


Esta es la plaza, con su fuente de la cigüeña y su estatua de Absalon, el fundador de la ciudad. 

En la plaza del ayuntamiento mencionada antes también se encuentra Tivoli, el parque de atracciones más antiguo del mundo (1843). 

Lo malo es que estaba cerrado y no abría hasta abril. Por lo que parece tiene dos temporadas, la de verano y la de navidad. Otra buena razón para ir a Dinamarca cuando el clima sea más favorable y benigno.


  

En toda visita a Copenhague no podía faltar una foto de la estatua de La Sirenita, de Edvard Eriksen, inspirada en el cuento homómino de Hans Christian Andersen. Recuerdo que no fue una tarea sencilla, porque no paraban de llegar turistas para hacer lo propio. Justo cuando parecía que me iba a quedar solo, aparecía la silueta de una o dos personas por el horizonte, justo en el tiempo exacto para llegar después de los turistas que ya estaban delante de la estatua. Pero bueno, al final algo se pudo hacer.


Uno de los momentos más agradables fue mi visita a la iglesia de Mármol, un templo luterano de Copenhague. No había nadie dentro, hasta tal punto que parecía prohibida la entrada, como si estuviesen preparando una liturgia y todos los responsables se encontrasen en ese momento en la sacristía. No pude evitar quedarme unos minutos para meditar y reflexionar en ese silencio sepulcral en esta acogedora iglesia de planta circular, parecida al Panteón de Roma. Después vinieron los primeros turistas y feligreses, momento en el que abandoné el lugar y me dirigí a mi siguiente destino. Ahí se ve la iglesia al final. Y, al darse la vuelta, lo que uno vería sería el puerto y la ópera de la ciudad.


Esa noche cené arenque (crudo y asquerosillo) en uno de los restaurantes de Nyhavn, la pintoresca y emblemática zona del puerto, protagonista a buen seguro de infinidad de fotos por parte de los turistas que la visitan... en primavera o verano, desde luego, porque con el tiempo que yo tenía no tuve ocasión de tomar una buena instantánea. Así que me permito robar esta foto con la licencia gratuita de Wikipedia. Esto es lo que vi, pero no con este tiempo. Demasiada niebla.


File:Copenhagen 0985.JPG

También aproveché para darme una vuelta por ese barrio famoso de Copenhague llamado Christiania, la metaciudad: una "ciudad libre dentro de otra, ubicada en unos terrenos que el ejército danés abandonó en el año 1971. Desde entonces esta especie de autodenominado experimento social ha ido ganando adeptos y conforma una singular comunidad con sus propias leyes y sus exenciones fiscales. Llegué ya de noche y no quería hacer fotos dentro, porque estaba prohibido. Esa es una de las varias normas por las que se rige este peculiar paraíso, donde se prohíben:
  • Las fotos
  • Los coches particulares
  • La violencia
  • Chalecos antibalas (?)
  • Logotipos de moteros
  • Objetos robados
  • Armas

 


Había que elegir entre la catedral de Roskilde y el castillo de Kronborg y, en vista de la pinta que tenía la catedral, no dudé en decantarme por el castillo. Es el castillo en donde se ambienta la celebérrima obra de Shakespeare: Hamlet, que aparece con otro nombre seudónimo: Elsinore.



La visita guiada fue bastante exhaustiva y llena de detalles, entre otros: ¿cuál es el alimento más caro de esta mesa? Los limones, puesto que había que importarlos desde el sur de Europa. Nuestro guía también se explayó comentando algunos cuadros y detalles sobre muchas de las instancias, incluyendo ese lúgubre sótano en donde se hacinaban los prisioneros y en donde también moraban los soldados que los custodiaban y defendían el castillo.


Beber agua en aquellos tiempos era muy peligroso, debido a su insalubridad, así que los soldados se pegaban unas tajadas criminales. Sustituían el agua por la cerveza, algo habitual en la Edad Media (ya lo hacían los monjes que vemos en Los pilares de la tierra, por ejemplo). Podían llegar a beber 8 litros al día, pero claro, tampoco tenía la graduación de hoy: solo presentaba un 2% de alcohol. En la foto de abajo se puede observar dónde guardaban la comida: pescado (arenque, más que nada), avena, grano y ciertas carnes.



Hay muchas otras cosas: la historia del castillo con sus reyes y reinas (la impronta de Cristián IV por doquier), la imponente estatua de Ogier el Danés...


Para más información, lo mejor es visitar el sitio web oficial.

martes, 7 de agosto de 2012

Jeju, el tesoro natural de Corea

La isla de Jeju puede ser, en principio, una desconocida para el turista medio que profesa devoción por Asia. De hecho, yo ni tenía ni idea de su existencia hasta que me puse a investigar qué cosas ver en Corea para este viaje. Pero lo cierto es que sus apenas 2000 km² presentan nada más y nada menos que tres lugares registrados como Patrimonio Mundial de la UNESCO, no en vano Jeju es una de las "siete maravillas naturales del mundo", en esa nueva y reciente lista que se ha publicado. 

 

El primero de esos lugares es el sistema de tubos de lava de Geomunoreum, el que yo visité en concreto es el más largo: Manjanggul. Por lo que parece, no todos son visitables, pero en cualquier caso a mí me indicaron este cuando le pregunté por los tubos. Me dirigí allí el primer día por la mañana, después de coger un bus y un taxi que esperaba astutamente colocado en la parada de autobús, ya que desde la parada a las cuevas había una tiradita de 2 km. No habría supuesto ningún problema caminar, pero acepté pasar por el aro porque estaba lloviendo. Y lo hice acompañado de un malayo con el que compartí trayecto. 

 

Resultaba harto complicado ubicar la cámara en una posición horizontal sin ningún tipo de trípode, y de ahí mi careto, claramente consciente de la precariedad de su emplazamiento. En cualquier caso, este era un buen lugar para apreciar las llamadas "líneas de lava". Tienen un aspecto curioso, puesto que se parecen mucho a una especie de cornisa hecha a propósito por la mano humana, pero es simplemente la indicación de a qué altura llegaba la lava en tiempos pasados.

He aquí lo que nos dice el sitio web de turismo de Corea del Sur al respecto:


La Cueva Manjanggul es uno de los túneles de lava más delicados del mundo, por lo que fue designado como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
Un túnel de lava se forma cuando la lava que corre en las profundidades, surge repentinamente fluyendo desde el cráter hasta la superficie llana. La Cueva Manjanggul tiene una variedad de estructuras muy interesantes en su interior, incluyendo las estalagmitas de lava de 70cm y túneles de tubos. De13.422m de largo que integra la Cueva Manjanggul, sólo se encuentra abierto al público el tramo de 1km.
La temperatura del interior del túnel se mantiene siempre entre los 11 y 21℃, creando un ambiente muy agradable. Dentro de éste túnel viven animales raros y especiales, como por ejemplo los murciélagos, lo que dota al túnel también de valor para los científicos e investigadores.
Los pilares de piedra y estalactitas están ampliamente esparcidos y los túneles muestran las características topográficas de la cueva. La Tortuga de Piedra llama especialmente la atención porque es casi idéntica a la forma de la Isla Jejudo.


Ahí está la susodicha tortuga. Después de la visita me tomé un bibimbap regularcillo y traté de regresar a la parada de bus por mis propios medios, sin auxilio del taxi. Pero no había prestado la suficiente atención en el trayecto de ida y me fui por el camino incorrecto. Por supuesto, había dos caminos y elegí a voleo. Y, como no podía ser de otra forma, fallé. Siempre fallo con esa estadística. Y lo mismo les pasó a los dos alemanes con los que compartí trayecto de vuelta. Al final tuvimos que regresar con el rabo entre las piernas y coger de nuevo el taxi.
 


El segundo lugar es pintoresco y curioso a más no poder, aunque aquí no luce nada bien por las inclemencias del tiempo. Se trata del pico Ilchulbong. Aquí se puede ver mejor.

Oreum of the Rising Sun, Seongsan Ilchulbong

El día no acompañaba, por lo que no pude tomar unas buenas instantáneas. Pero lo cierto es que el lugar tenía, además, unas bellas vistas. Sin embargo, lo que más merece la pena es verlo a vista de pájaro.


El segundo día debía ser el reservado al monte Hallasan, el tercer lugar designado como Patrimonio de la UNESCO en su artículo sobre Jeju. Pero me levanté demasiado tarde y, francamente, no me apetecía meterme un tute de 9 o 10 horas solo, por lo que lo dediqué a otros menesteres, entre los cuales se encontraba averiguar el curioso origen mitológica de esta isla.


La verdad es que fue un descubrimiento muy casual, pero me pareció bastante curioso. Me dirigí al templo de Samseonghyeol y paseé por este bello bosque antes de ver una breve y entretenida animación en inglés sobre la historia de los tres dioses.


Según cuenta la leyenda, los antepasados de los clanes Go, Yang y Bu surgieron de estos orificios, supuestamente cavernas, para convertirse en los pobladores originales de Jeju. Supuestamente vivieron como cazadores hasta que se casaron con tres princesas del reino de Byeongnang, que les enseñaron el noble arte de la agricultura. Se dice que ellos seis fundaron el reino de Tanma. ¡Inquietante!