jueves, 27 de septiembre de 2012

Desprecio bisexual

Tomemos la palabra mujer. ¿Cómo podríamos modificarla con el objeto de mostrar nuestro desprecio a su portadora? Las opciones que se nos vienen a la cabeza pueden ser mujercilla o mujerzuela.

¿Y en el caso de hombre? Pues no parece tan fácil.

El hombrecillo es una planta.
Un hombretón, un hombrón y un hombracho vienen a ser lo mismo: un hombre corpulento. 

La respuesta es una palabra no muy usual: homúnculo.

¡Albricias y zapatetas! Ya podemos despreciar por igual a cualquiera de los dos sexos.

A todo esto, ¿sabíais que la zapateta es precisamente ese gesto de saltar al tiempo golpeamos los tacones de nuestros pies entre sí? De ahí que implique felicidad.

lunes, 24 de septiembre de 2012

La sangrienta huella del interpretador

Dolors Bramon, profesora de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Barcelona, decía ayer en el Telediario que nunca había encontrado referencia alguna en el Corán sobre la prohibición de representar a Mahoma, del que se conservan de hecho pinturas en iconografías y manuscritos persas, mongoles y otomanos de la Edad Media. 

Su hipótesis es que tal vez el error proceda de una mala traducción de una palabra en árabe que significa 'piedra de altar' o 'ídolo', según el contexto. La frase es esta:

"¡Creyentes! El vino, el maysir (juego de azar), las piedras de altar y las flechas no son sino abominación y obra de Satanás. ¡Evitadlo, pues! Quizás, así, prosperéis".

Estas "piedras" han sido a menudo traducidas como "ídolos'' y, como en la tradición griega los ídolos solían ser representaciones humanas, se ha interpretado en ese sentido. Pero para interpretarlo así "habría que echarle mucha imaginación", según Bramon. Es decir, para deducir que de "evitad" se pasa a "os prohíbo" y las piedras de altar pasan a ídolos y estos a "cualquier tipo de imagen o representación". Según Bramon, «el verso conmina a "evitar" pero no prohíbe, cuando el Corán no tiene reparos en prohibir de forma tajante otros asuntos como el matrimonio con la madre o el consumo de cerdo, por ejemplo».

Tratando de profundizar sobre el tema, encontré un revelador artículo de Gemma Saura para El Colombiano en el que aparece la opinión de Javier Rosón, que también intervino en el telediario. La seguna parte del artículo dice así:

Con estas afirmaciones, la experta en el islam admite que ha dejado boquiabierta a más de una audiencia musulmana.

Invitada en alguna mezquita catalana, Bramon ha mostrado a los creyentes diapositivas de bellísimas miniaturas persas, mongolas y otomanas que representan a Mahoma, a veces a rostro descubierto, otras cubierto con velo o sin rasgos, que desmienten la supuesta prohibición.

“Es en la cultura árabe donde nunca ha habido tradición de retratos ni de estatuas”, señala Bramon.

Javier Rosón , analista de Casa Árabe, señala que fue después del siglo VIII cuando se dejaron de representar imágenes humanas en el arte islámico-árabe, a medida que las escuelas jurídicas suníes fueron viendo prohibiciones categóricas en los hadices (los hechos del profeta, narrados por terceras personas y no siempre considerados fiables).

“Por eso tantos musulmanes árabes creen que está prohibido, aunque los que son cultos saben que no existe ninguna base religiosa. Y por lo que respecta al resto de musulmanes (los árabes sólo son el 20 por ciento de los creyentes), antes de que estallara la polémica de las caricaturas hace unos años ¡nunca se lo habían ni planteado!”, exclama Bramon.

“Es cierto que el Corán no lo prohíbe, pero no por ello va a resultar menos insultante para los árabes la representación de su profeta. No tiene por qué estar escrito, si tu tradición no lo permite te lo vas a tomar como un ataque”, reflexiona Rosón.


Por lo visto, el error de traducción se perpetuó en posteriores ediciones y la tradición lo conservó, lejos de enmendarlo. ¿Será toda esta polémica achacable a un traductor con mucha imaginación y pocos conocimientos o a la ignorancia generalizada de los lectores? No lo quiero llamar estrechez de miras, porque eso ya lo es, se mire como se mire. Si nos ponemos rigurosos, el mero hecho de creer en pleno siglo XXI que existe Dios, Alá, Yahvé, etc. ya es, de por sí, motivo de risa. Pero peor aún es perder los estribos y montar en cólera matando gente y poniendo precio a la cabeza de un pobre desgraciado que lo único que merece es una crítica mordaz sobre su bodrio de vídeo que no he visto, pero que no será una obra de arte, mucho me temo.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Un poco de química

A principios de este año leí The Disappearing Spoon, un libro sobre la historia de la tabla de los elementos y la inmensa retahíla de historias y vidas asociadas a ellos. 

Después de leerlo, uno se sorprende por la competencia feroz que llegaba a despertar el afán por descubrir un nuevo elemento, dejando por el camino muchas falsas alarmas, traiciones u homenajes en la nomenclatura. 

Entre los muchos genios que aparecen mencionados se encuentra Linus Pauling, especialmente venerado por el autor, y cuyo nombre sirvió de inspiración a los padres de Linus Torvalds (creador de Linux). Es muy interesante sobre todo la historia del descubrimiento del ADN, que se atribuye a Watson y Crick. Lo cierto es que Pauling estaba muy cerca de conseguirlo, pero trabajaba con algunos datos erróneos y carecía de las imágenes que Rosalind Franklin había obtenido en Inglaterra. Imágenes de las que sí disponían Watson y Crick, que resultaron a la postre decisivas para el descubrimiento. Si Pauling hubiese dispuesto de ellas, otro gallo habría cantado.

Precisamente la labor en la sombra de muchas mujeres científicas es otro de los temas recurrentes del libro, y realmente algo de lo que, a buen seguro, se habrá escrito algún libro. Además de la bella historia entre Pierre Currie y Marie Curie, me viene a la memoria otra historia un pelín más triste, la de Otto Hahn y Lise Meitner. El primero obtuvo el Nobel de Física por su descubrimiento de la fisión nuclear, aunque muchos piensan que debería haberlo compartido con ella.

También es harto interesante el capítulo 9, dedicado a los elementos más letales. El sodio o el potasio puro están entre ellos. Si los ingirieses, explotarían al entrar en contacto con cada una de tus células, porque reaccionan con el agua. Pero eso no pasa porque son tan reactivos que es difícil encontrarlos en estado puro. Hay otros muchos elementos peligrosos, como el polonio con el que envenenaron a Alexander Litvinenko, pero el talio se lleva la palma. Y el polonio también tiene su intríngulis, porque fue descubierto por Marie Curie, que le confirió ese nombre en honor a su Polonia natal. ¿Pero no era francesa? Pues no, en realidad era rusa, porque Polonia no existía por aquel momento, pero luego adquirió la nacionalidad francesa. Pero la nacionalidad que se le otorga actualmente no podía ser otra que la polaca, por el amor a su patria y su lucha por la causa independentista.

Otros apuntes: 

El Nobel Gerhard Domagk creo el primer antibiótico para salvar a su hija arriesgando al máximo, porque su medicamento era experimental. Lo mismo de Louis Pasteur cuando curó la rabia de un niño con un medicamento que solo se había probado en animales.

Cualquiera que derramase la más mínima gota de telurio sobre sí mismo apestaría durante semanas, y la gente sería capaz de saber que esa persona habría estado en una habitación incluso horas después.
Hay muchos otros datos interesantes, pero estos son los que he ido apuntando y me había dejado en el tintero electrónico hasta ahora.

martes, 11 de septiembre de 2012

テルマエ・ルクスエ (Thermae Lucus Augusti)


 Ahora que estoy leyendo el cómic de moda en Japón (Termas romanas), sobre un arquitecto romano que viaja en el tiempo al meterse en el agua para aparecer en varios sitios de Japón y aplicar la tecnología que ve en el país nipón en el propio imperio romano, es un buen momento para recordar que a nosotros, los lucenses, esto de las termas nos viene de lejos. En los textos posteriores a cada capítulo, la autora aporta información sobre termas antiguas y otro tipo de información sobre los aspectos de la vida cotidiana en los tiempos del imperio romano. Me quedaría de piedra si hubiese llegado tan lejos en sus investigaciones, pero Lugo bien merece una visita en ese aspecto. ¿Por qué?



Hace pocas semanas mi hermana y yo decidimos por fin aprovechar un hueco libre y perfectamente rellenable con una visita a las termas romanas de Lugo. Recuerdo, por alguna extraña razón haberlas visto en una foto de un periódico con una más que pobre iluminación, por lo que sospechaba que se limitaría a ser un pequeño recoveco en la planta baja del balneario de Lugo. La verdad es que, todo hay que decirlo, era una vergüenza ser de Lugo y no haber pasado nunca por aquí, pero ahora que veo cómo están, la considero una visita obligada.



 La verdad es que nos llevamos una buena sorpresa, porque estaban mejor iluminadas de lo que pensábamos, eran más grandes de lo que nos imaginábamos y, además, se podía caminar por ellas sobre una plataforma de madera. Estas salas que se ven aquí corresponden al vestuario (apodyterium) de los baños públicos de la época romana de nuestra (bi)milenaria ciudad. En estas tres fotografías se aprecian claramente una serie de huecos u hornacinas, en donde los usuarios de las termas guardaban la ropa.



Esta posibilidad de contemplar tan de cerca lugares de tamaña importancia histórica y pertenecientes a un pasado tan glorioso como el romano me deja siempre estupefacto. Estas termas datan del siglo I. ¿No resulta increíble pensar que, hace casi 2000 años, esos huecos estaban llenos de las ropas de la gente que poblaba Lucus Augusti? Quizá el hueco de la derecha fue utilizado alguna vez por algún centurión, por Paulo Máximo, por César Augusto... Es elucubrar demasiado, pero la cuestión es que no tiene tanta relevancia por quién haya sido utilizado en concreto, sino que cualquiera de aquellos ciudadanos del imperio llegaron realmente a utilizar este lugar, tan cerca de mi casa. Me parece fascinante.


 En el balneario no solo se conserva alguna zona de los baños termales, sino también la toma de agua original:

 
E incluso aras votivas (pequeños altares de la época romana dedicados a una divinidad en particular), la mayoría de ellas dedicadas a las ninfas, divinidades asociadas a todos los ámbitos de la naturaleza, fundamentalmente el agua, en concreto las aguas mineromedicinales. Aquí hay tres expuestas, y en el vídeo de la pared opuesta se explican las inscripciones que presentan, en donde se pueden encontrar el voto de acción de gracias o la petición concreta y el nombre del oferente.



 La parte superior, llamada foculus, es la reservada para las libaciones. En el campo epigráfico encontramos el texto. Aquí en la foto se puede apreciar claramente el texto Nymphis, así que ya sabemos a quién se ofrece y de parte de quién (aparece más abajo).


A veces tengo la impresión de que en Lugo podrías encontrar restos todos los días si vas armado con una pala. Tengo que admitir, para mi vergüenza de nuevo, que desconocía la posibilidad de observar los restos del acueducto de Lugo. Me lo encontré paseando con mi padre por los bellos jardines de la diputación. Se encuentra concretamente en la propia plaza de San Marcos.



Piscinas, mosaicos, acueductos, murallas, termas... Caminamos cada día sobre un pasado glorioso de otrora que se debe respetar, que conviene apreciar y del que no está de más enorgullecerse.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Una pequeña entrada para el hombre

Estos días me he leído casi de un tirón Gramáticas extraterrestres de Fernando J. Ballesteros, en el que se analiza la probabilidad de otra vida ajena a la terrícola en el universo, los descubrimientos o intentos realizados hasta ahora y la forma en la que podríamos comunicarnos con nuestros nuevos vecinos, en caso de hallarlos.

Es un tema a todas luces apasionante sobre el que me gustaría resaltar muchas cosas, en estos días de luto por la muerte de Neil Armstrong y de estreno de películas como Prometheus. Bueno, vale que ya se ha estrenado hace un mes, pero hay gente como mi hermana que todavía no la ha visto, je, je.

Precisamente en la película de Ridley Scott se especula con la posibilidad de que la vida en la Tierra procediese de un organismo extraterrestre. Lo cierto es que no es una teoría nueva: la panspermia ya apuntaba al espacio exterior para explicar el origen de la vida terrestre. Algunas variantes poco rigurosas, como la de las naves espaciales sembradoras de vida, contrastan con otras apoyadas por el astrónomo británica Fred Hoyle (bacterias que cayeron del cielo para fertilizar la tierra) o compuestos químicos traídos por cometas y meteoritos. Permaneció desacreditada durante décadas, pero en la Tierra se han encontrado meteoritos procedentes de la Luna y Marte, por lo que un impacto violento de un meteorito o satélite podría arrancar el suficiente material que, de ser despedido con suficiente velocidad, podría errar por el espacio hasta impactar con nuestro planeta. ¿Seremos nosotros los marcianos, como sugiere Prometheus?

Marte también está hoy en día en boca de todos, debido al reciente aterrizaje de la misión Curiosity en su lugar de destino. ¿Será posible encontrar indicios de vida en este misterioso planeta? Pues lo cierto es que indicios de agua sí los hay, y no solo en Marte, sino también en Titán, el satélite más grande del planeta Saturno. Hay datos prometedores: tanto la Mariner 9 como las Viking I y II encontraron numerosas pruebas de la existencia pasada de agua líquida en la superficie, como cauce secos de ríos (debido a sus enormes dimensiones). Además, hay una gran abundancia de hielo bajo el suelo marciano, con grandes posibilidades de que parte de esa agua subterránea sea agua líquida. Por otra parte, tanto en Titán como en Marte se ha hallado metano. Habrá que estar, pues, atentos a lo que pueda encontrar Curiosity.

El libro toca mucho temas interesantes, como el fascinante origen y utilidad de los pulsares, fruto del astro resultante de una supernova: una estrella de gran masa que fallece de forma espectacular y deja tras de sí un cadáver de neutrones, cuyos polos magnéticos generan intensos chorros de radiación electromagnética que salen despedidos al espacio. 

También se mencionan enigmas sin resolver como el manuscrito Voynich, las señales WOW o SHGb02+14A, esa curiosidad impregnada para toda la eternidad en los discos de las Pioneer y las Voyager (también mencionados en la serie Cosmos, cuyo autor es precisamente el autor de los mensajes), el romántico afán comunicador del mensaje de Arecibo, el encomiable propósito del SETI (con Paul Allen como más destacado mecenas), elucubraciones sobre la tecnología que poseerían las civilizaciones extraterrestres, capaces de construir una esfera de Dyson o un mundo anillo de Niven...


Desde un punto lingüístico, también me pareció interesante el análisis sobre el lenguaje de comunicación humano y la búsqueda de sistemas análogos en el mundo animal. Según parece, son los delfines los que más se acercan, pues cuentan con un lenguaje muy sofisticado que hasta permite el uso de nombres propios. No en duda se les considera los animales más inteligentes, capaces incluso de poseer una especie de visión de rayos X tridimensional (son capaces de saber si detrás de un obstáculo hay un pez). No en vano, su cerebro tiene muchas más circunvoluciones que el nuestro. De entre los primates, los monos tota son los que cuentan con un lenguaje más complejo, ya que los gritos de alerta de un vigía distinguen entre 'leopardo', 'serpiente' y 'águila', con la correspondiente ventaja que eso supone, ya que la reacción varía en función de la naturaleza del intruso.