lunes, 29 de diciembre de 2008

¿Atrapados? en Bangkok (1)

Hace cosa de un mes tuve la ocasión de comprobar in situ cómo se desarrollaban los acontecimientos en Bangkok durante el bloqueo de los dos aeropuertos de la ciudad, como traca final de los meses de movilizaciones de protesta por parte de la Alianza del Pueblo para la Democracia (curioso nombre un partido cuyo líder ha pedido que en adelante sólo un 30% de los asientos del parlamento sean elegidos por votación directa, y que el restante 70% se complete con personas elegidas a dedo por grupos profesionales). ¿Por qué protestaban?

Todo comienza con la reelección de Thaksin Shinawatra en los comicios del año 2005. Los casos de corrupción y nepotismo presentados contra el "Berlusconi asiático" llenan tantas páginas que se necesita una paleadora para transportarlos. Su compañía, Shinawatra Computer Company, se hizo de oro al conseguir firmar con el gobierno contratos para la concesión de monopolios en telefonía móvil, televisión por cable y satélites de comunicaciones. Desde su victoria en el 2001 no cesó de enriquecerse personalmente y promulgar leyes que beneficiaban sus intereses. Los cargos son múltiples: venta libre de impuestos de las acciones de su empresa por parte de su familia, nepotismo en la designación a dedo de su cuñado Somchai Wongsawat como candidato a primer ministro... Sin embargo, es hasta la fecha el único primer ministro que ha logrado cumplir los cuatro años de mandato. ¿Por qué?

Principalmente por su programa populista. Casi todos los tailandeses dan por hecho que la corrupción es algo inherente a todo primer ministro del país y las altas esferas políticas, pero el buen Thaksin se aseguró de tener contentas a las clases menos favorecidas mediante la implantación de un sistema de créditos a los campesinos y la introducción de la sanidad pública en el año 2001. El ganarse al populacho permitió a su partido, el TRT (Thai Rak Thai, 'los tailandeses que aman a los tailandeses'), arrasar en las elecciones de 2005 con 375 escaños de 500. Fue entonces cuando se formó el APD, una amplia coalición de fuerzas políticas y sociales, que criticaba la corrupción, nepotismo y abuso de poder por parte del gobierno. Para tratar de legitimarse en el trono, Shinawatra convocó elecciones anticipadas en 2006, boicoteadas por la oposición y más tarde invalidadas por el Tribunal Constitucional (no serían las últimas). Todo ello motivó el conocido golpe de estado del 19 de septiembre de 2006, aprovechando que el primer ministro se encontraba en Nueva York asistiendo a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Las organizaciones de derechos humanos se temían lo peor, teniendo en cuenta casos tan próximos como el de la vecina Birmania, víctima de una dictadura surgida tras un golpe militar en el año 1962. En este país la Junta Militar había prometido elecciones, y se celebraron en 1990 con una victoria aplastante de la Liga Nacional para la Democracia, dirigida por Aung San Suu Kyi. Sin embargo, la junta no hizo caso y los sátrapas del lugar prosiguieron con su despótica dictadura, cortando por lo sano cualquier intento de rebelión, como la Revolución Azafrán de 2007. ¿Ocurriría lo mismo en Tailandia? Afortunadamente, la regencia del gobierno militar fue breve y se convocaron elecciones generales en diciembre de 2007. El Thai Rak Tai había sido ilegalizado por el Tribunal Supremo, así que sus miembros crearon una nueva formación: el PPP (Partido del Poder del Pueblo). El líder del partido era Samak Sundaravej, al que muchos acusaban de actuar como un mero títere en manos de nuestro querido Thaksin, cuyos vínculos familiares estaban presentes aún en la formación, puesto que Somchai Wongsawat era el ministro de Educación y viceprimer ministro del Gobierno. Sin embargo, alcanzó el poder el 9 de septiembre de 2008 de una forma realmente curiosa. Y es que Sundaravej fue inhabilitado por el Tribunal Constitucional de Tailandia por... ¡presentar un programa de cocina!
Por aquel entonces, las protestas del APD ya se habían intensificado en toda la capital. La "generosidad" del PPP había alcanzado el paroxismo en las elecciones de 2007: según alegaban los manifestantes del APD, los políticos se aprovecharon de la ineducación y la pobreza de las zonas rurales para comprar votos. De hecho, una encuesta mostraba la disposición de nada menos que el 70% de los electores para canjear sus votos por dinero o sacos de arroz. Esto motivó la creación del APD, cuyas continuas protestas (no hablamos de días ni de meses, sino incluso de años) llegaron a su punto más álgido con el bloqueo de los aeropuertos. A pesar de las cuantiosas pérdidas económicas que supuso para Tailandia la cancelación de tantos vuelos y reservas hoteleras (todo un puntapié para un país cuya principal fuente de ingresos es el turismo), lo que realmente puso fin a las protestas fue la decisión del Tribunal Constitucional, que declaró fraudulentas las elecciones del 2007.

David Jiménez, corresponsal de El Mundo en Tailandia, daba en el clavo al calificar los hechos como "la rebelión de los privilegiados para limitar el poder de los pobres". El propio periodista, en un artículo posterior titulado Bienvenido a Air Zapatero, criticaba abiertamente al presidente español por malgastar el dinero de los contribuyentes en operaciones de rescate innecesarias. Estoy de acuerdo en que la situación no requería medidas de tan extrema urgencia, pero es muy fácil hablar a toro pasado sobre lo ocurrido. Si el ejército hubiese llegado a intervenir, otro gallo podría haber cantado. ¿Por qué? Porque los manifestantes no tenían intención alguna de abandonar las protestas, estando incluso "dispuestos a morir por la monarquía y para derrocar al gobierno". El primer ministro dio órdenes tajantes para iniciar la evacuación de ambos aeropuertos y sucedió lo mismo que en el primer intento del ejército chino en Tian'anmen: se fueron por donde volvieron o, simplemente, se quedaron allí sin abrir fuego en ningún momento. Afortunadamente el ejército se mantuvo al margen, pero me parece que en esta ocasión el periodista es algo frívolo en su análisis.

Huelga decir que todos los españoles regresaron a casa sanos y salvos con tan solo unos días de espera acumulados en su cuerpo, pero si de "vergonzoso" tildan muchos comentarios (en el artículo antes mencionado) el comportamiento de los españoles al pelearse por las plazas de los aviones, no es menos bochornoso el hecho de que muchos de esos "denunciantes" pensaran que los turistas volvían gratis a casa. Lógicamente había que presentar el billete de vuelta (cancelado) para poder regresar. No hemos de olvidar que estos hechos se produjeron poco después de la terrible masacre terrorista de Mumbai. En mi opinión, esto fue lo que influenció la rapidez de la decisión tomada. Como decía uno de los usuarios del foro, prefiero que España gaste dinero fletando 3 aviones para traer de vuelta a turistas en aprietos que en enviar al ejército a guerras inútiles o a sufragar la deuda de TVE. Tailandia es un país pacífico y los expatriados españoles conocen muy bien la situación del país como para saber que un estallido de violencia era harto improbable, pero si los partidarios de Shinawatra hubieran cargado contra el APD o el ejército hubiese intervenido, las cosas podrían haber tomado otro cariz. No hemos de olvidar los más de 1300 muertos causados por la rebelión de un movimiento separatista islámico al sur de Tailandia en el año 2004. Es más, la culpa de lo sucedido habría que echársela incluso a los propios periodistas, que en un alarde de amarillismo se dedican a infundir temor y crear morbo donde solo hay protestas pacíficas. Por otro lado, la propia embajada recomendaba a los turistas "no salir a la calle". Ahora bien, al periodista no le falta razón cuando afirma que este rescate sienta un terrible precedente para posteriores conflictos y muestra un profundo desconocimiento de la sociedad tailandesa. Sin embargo, el hombre, y por ende la sociedad, no deja de ser imprevisible.

Si quieren profundizar en el tema, no dejen de leer las interesantes biografías de la Fundación CIDOB sobre estos líderes políticos tailandeses.

En la próxima entrada tendremos ocasión de comprobar lo que nos ofrece una ciudad que, a pesar de la crisis reinante, parecía ofrecer una imagen de completa cotidianidad.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Champon / ちゃんぽん


Hace tiempo, paseando por Harajuku con Amir y Masato, y después de haberme comprado cuatro camisetas en la tienda de Uniqlo (muchas de las que traía de España han sido vilmente arrasadas por la lavadora japonesa), pude probar yet another plato típico japonés: el champon. Debido a mi ignorancia en el tema, cito la definición que ofrece Wikipedia sobre el susodicho:

El Champon (ちゃんぽん) es un plato similar a una sopa de fideos originario de la ciudad de Nagasaki. Tiene influencias parciales de la cocina china debido a que el inventor es el propietario del restaurante chino conocido como Shikairo (四海楼). En la mitad del periodo Meiji el propietario necesitaba inventar un plato al mismo tiempo saciante y barato, para poder atraer a miles de estudiantes chinos (todos ellos con bajo poder adquisitivo) como posibles clientes de su restaurante, todos ellos solían trasladarse a Japón con el objeto de mejorar sus oportunidades de empleo futuras.

El champon está elaborado con carne de cerdo frita, moluscos y diferentes clases de verduras. La sopa se hace a base de un caldo con huesos de pollo y de cerdo. Los fideos para el ramen se cocina por separado del caldo para el champon, al contrario que otros platos basados en ramen. Para su preparación sólo es necesaria un fogón sobre el que se va cocinando la sopa. El restaurante "Ringer Hut" es uno de los más famosos del oeste de Japón en la elaboración de este platillo.

La palabra champon puede emplearse a veces como sinónimo de 'mezcla' y se emplea cuando se mezclan diversas bebidas alcohólicas a la vez. La palabra tiene los mismos orígenes que el plato de Okinawan chanpuru y la palabra indonesia campur, ambas significan "mezcla".

domingo, 21 de diciembre de 2008

El leitmotiv del kindergarten (y 2)

En el artículo anterior hablábamos sobre las diferentes vertientes relativas a la resistencia que debe oponer nuestra lengua ante la entrada de extranjerismos. Las voces más radicales sugieren eliminar del diccionario vocablos como pizza o récord, por su sonido ajeno al castellano. Los adalides de la pureza y quizá extremado conservadurismo se quejan de que tanto la "zz" como la terminación "rd" son difícilmente asimilables en español. Sin embargo, eso no parece ser suficiente óbice como para aceptar estas dos palabras. Creo que hoy en día nadie nos entenderá si pedimos una "especie de torta chata, hecha con harina de trigo amasada, encima de la cual se pone queso, tomate frito y otros ingredientes como anchoas, aceitunas, etc. y que se cuece en el horno" en un restaurante con pizzas en su menú.

Sí es cierto que récord dista mucho de ser imprescindible, ya que disponemos de plusmarca o simplemente marca para tal acepción. Sin embargo, si eliminásemos récord también deberíamos hacer lo propio con los calcos fútbol, básquet o voleibol, ya que tenemos palabras de nuestra propia cosecha: balompié, baloncesto y balonvolea. ¿Es realmente necesario?

Será mejor olvidarse por un momento de tales digresiones y disfrutar con un breve relato, obra del escritor Nelson Verásategui, que analiza en clave de humor el intenso e interesante debate sobre este aspecto de nuestra lengua:


El leitmotiv del presidente Hurtado


Ni los politólogos más astutos y clarividentes entendían cómo había sido posible la elección de este señor a la presidencia de la república. Su programa de gobierno giraba alrededor de la defensa de la lengua, de la pureza de las tradiciones y costumbres y de la lucha contra todo lo que fuera extranjero. Decía que reforzando todo esto el país mejoraría su economía y su importancia mundial. Los partidos de oposición muy divididos no se dieron cuenta de la fuerza que estaba tomando y del apoyo que recibió para su campaña electoral. Cuando ganó quedaron groguis y noqueados durante meses mientras el nuevo mandatario imponía su ley.


Prohibió la importación de productos que no estuvieran escritos en la lengua de Cervantes ni tuvieran nombre castizo. Los whiskys tuvieron que nombrarse güisquis, la Coca-Cola se volvió Cola Loca, el vodka se llamó agüita, el Nintendo mudó en Noentiendo, el PC se transformó en CP con sus soportes lógicos y físicos reemplazando al software y hardware, los teclados sin eñe fueron prohibidos y las teclas K y W suprimidas de todos los que quedaban en funcionamiento. La gente tuvo que decidirse de una vez a pesar en quilos, ser caratecas, navegar en cayaques, olvidarse de los grados kelvin y conectarse a la güeb. Estas primeras decisiones produjeron trabajo en las aduanas y en el comercio en general pues tuvieron por un lado que vigilar las importaciones y por otro cambiar todos los avisos, empaques y publicidades. Quien no estuviera conforme a la ley perdería su mercancía y su licencia de venta. El desempleo pareció disminuir.


Después el presidente prohibió la entrada a su territorio a toda persona que no hablara español y expulsó a los que se atrevieran a hablar otro idioma. Además todo nombre extranjero quedaba reemplazado por el equivalente castizo más cercano aún para los turistas que recibirían una etiqueta con su nuevo nombre temporal convirtiendo a John Smith en Juan Herrera, Pierre Dupont en Pedro del Puente, Silvio Berlusconi en Silverio Verluzcón y Hu Jintao en Hugo Untado. Los embajadores protestaron y regresaron a sus países para consultar con sus respectivos ministros de tutela la actitud que se debería tomar al respecto.


Cuando la Academia de la Lengua se atrevió a mostrar al presidente las palabras que ella aceptaba en su diccionario, el mandamás decretó que sólo los diccionarios que se publicaron hasta el año de su nacimiento, por allá a mediados del siglo XX, serían los válidos y mandó a quemar todos los diccionarios más recientes incluyendo cualquier diccionario bilingüe que se atravesara en el camino. By the way, el grito de batalla del Comando Especial de Limpieza Lingüística (CELL) era: «¡Fuera *pizza* del *DRAE*!» Además ordenó que todas las palabras anticuadas y en desuso volvieran a tener vida propia e instó a la población a resucitarlas. Suprimió la enseñanza de idiomas extranjeros excepto de las lenguas muertas que consideraba inofensivas. Así las clases de latín, griego y sánscrito se salvaron. Evidentemente todas las páginas güeb y los mensajes electrónicos eran traducidos automáticamente al aterrizar del extranjero en cualquier servidor de red del país, lo mismo que las conversaciones telefónicas, las canciones y la radio y televisión extranjeras (ça va de soi!).


Como los hablantes no le ponían mucho caso, hizo instalar micrófonos y cámaras conectadas a sistemas sofisticados de reconocimiento de la voz y del lenguaje de señas para que transmitieran al CELL la transcripción de todo lo que se hablaba en el país. Así se descubrió que los jugadores de scrabble eran los más recalcitrantes y sus reuniones fueron prohibidas. Los militares fueron sorprendidos hablando de Mirages en vez de Espejismos o de fusiles rusos Kalashnikov en lugar de Calasnicomes como él había ordenado.

No contento con estas medidas pidió a lingüistas famosos un estudio sobre las secuencias fonéticas y morfológicas típicas del castellano y una lista de secuencias que debían proscribirse. Así se llegó a la conclusión de que las únicas consonantes que se podrían duplicar serían las de la palabra CAROLINA y con esta decisión nadie más pudo comer pizza, usar la letra griega kappa, ni los rayos gamma, cerraron las boutiques y no hubo más stop, spray, sprint ni striptease.


Al resolver los problemas léxicos, prosódicos y morfológicos a su manera, se ocupó después de la sintaxis y la semántica. Prohibió escribir frases que empezaran con Y o que no tuvieran como es debido un sujeto un verbo y un complemento para que los titulares de la prensa fueran de una vez por toda claros. Las oraciones no debían tener más de diez palabras y el punto y coma debería usarse más a menudo. Siguiendo los principios de un ministro brasileño para agilizar la administración pública y reducir la burocracia, suprimió el pospretérito y rehabilitó el copretérito en desuso.


Los partidos de izquierda despertaron de su letargo y comenzaron a criticar al dictadorzuelo del lenguaje. El presidente no se asustó y arremetió prohibiendo el uso de la palabra izquierda por ser de origen vasco y tener una forma bizarra, perdón, extraña. En su lugar se diría laeva. Los partidos levógiros se unieron cambiando de nombre y formando el Frente Laevario Unido que tuvo el apoyo de altos mandos del ejército que en secreto ayudaron a armar una conspiración. Las minorías étnicas que hablaban lenguas autóctonas y no podían expresarse normalmente participaron al plan. A partir de ese momento las reuniones fueron en la selva virgen lejos de micrófonos y satélites espías.


¿Qué hacer para volver a lo normal? ¿Qué trampa podrían ponerle al puritano? Después de mucho debate llegaron a un acuerdo. Lo atraparían por su punto débil. «¡Por la boca muere el pez!», dijo el general Mallarmé que estaba furioso de haber tenido que cambiar de nombre por Malarmado siendo un militar con muchos soles. Organizarían un concurso de belleza y lo nombrarían miembro del jurado. Conseguirían a las más bellas y más competentes lingüistas del país para elegir a la Miss Lengua, perdón Señorita Habla entre las cuáles estaría en secreto la mejor espía del país, apodada Mata Hari pero con el alias de Marta Arias en esta ocasión, que estaría encargada de llevar a cabo el plan detallado.


El señor presidente no se hizo rogar y escogió él mismo las finalistas que representarían cada una las veintisiete letras del alfabeto, excluyendo evidentemente las inútiles intrusas K y W. Las mozas deberían desfilar con diferentes trajes típicos, en vestido de noche, en traje de baño y contestar a preguntas difíciles sobre el idioma. Las preguntas se iban complicando a medida que el concurso avanzaba. Que cuál era la diferencia entre lengua, habla, idioma y dialecto, que qué distinguía esencialmente las teorías de Chomsky y Saussure, que si la frase «nos veo viajando por Europa de luna de miel» era correcta gramaticalmente, que si los adverbios qué, cuándo, dónde se podían pluralizar, que qué tenían en común un idiota y el idioma, que hicieran el esquema de la estructura sintáctica de «no comprendo porqué el chico ha robado este dinero, porque me consta que no tiene problemas económicos», que quién dijo «et in arcadia ego» o «in ictu oculii», dónde lo escribió y por qué lo dijo y otras incógnitas más esotéricas y peliagudas. Como era de esperar, la espía logró llegar hasta el grupo de las tres finalistas ya que conocía todas las preguntas y respuestas de antemano. El presidente estaba más feliz que nunca viendo cómo las jóvenes tan bonitas e inteligentes respondían sin dudar sobre casi todos los temas.


Llegó el momento de leer un trabalenguas complicado que ellas debían memorizar y repetir rápidamente: « Pabla le dio con el palo a Pablo y Pablo le dio con la tabla a Pabla, porque cuando cuentas cuentos nunca cuentas cuantos cuentos cuentas que solo el cura lo cura, pero el cura que lo cura comete una gran locura». Aquí la Mata Hari les ganó el primer puesto y el presidente quedó encantado. Él mismo subió a ponerle la corona al escenario pues como era el primer reinado no había ex reina para ello. Le dijo muy emocionado: «Las mujeres fatales son unas pobres desgraciadas: algunas actúan, otras quisieran ser hombres. No le veo la gracia a ese mito machista y repugnante. Mejor sería que, en vez de ser mujeres fatales, fuesen mujeres felices y tú lo eres. Te invito a cenar mañana en el palacio presidencial, jacarandosa».


La joven llegó puntual a la cita. Era una cena tête à tête, es decir a solas. Marta se puso muy conversadora pero el presidente no lograba descifrar muy bien lo que ella le decía. «Me apetece ingerir vino espumoso blanco o rosado originario de Francia con esa especie de torta chata, hecha con harina de trigo amasada, encima de la cual se pone queso, tomate frito y otros ingredientes como boquerones curados en salmuera con parte de su sangre, aceitunas, etcétera y se cuece en el horno, movernos de aquí al estadio donde se juega entre dos equipos de once jugadores cada uno, cuya finalidad es hacer entrar un balón por una portería conforme a reglas determinadas, de las que la más característica es que no puede ser tocado con las manos ni con los brazos, tomar mi abrigo hecho de piel de ese mamífero carnicero semejante a la nutria, con los dedos reunidos hasta más de la mitad por una membrana que se alimenta de toda clase de animales pequeños, habita en el norte de América y es apreciado por su piel, que dejé en el armario empotrado pues aquí hace más frío que en una gran masa de hielo flotante, desgajada del polo, que sobresale en parte de la superficie del mar y ya no estamos en el colegio de párvulos», dijo ella entre otras cosas raras. «¡Déjate de bobadas!, muchacha, que aquí no hay micrófonos y puedes hablar como quieras. En lugar de ese galimatías dime de una vez quiero tomar champagne con pizza, ir al foot-ball, tomar mi visón del clóset que esto está más frío que un iceberg y ya no estamos en el kindergarten. ¡Coño!», contestó enfurecido.


La joven sonrió y le mostró el micrófono que tenía colgando del cuello en forma de collar y en el mismo instante llegó el CELL para llevárselo preso y destituirlo por no respetar las leyes de la república que él mismo había impuesto. El vicepresidente tomó el cargo, renunció a favor del general Mallarmé que feliz se apresuró a recuperar su nombre, abrogar todas las leyes que se habían convertido en el Leitmotiv del depuesto dictador y llamar a elecciones prohibiendo que el lenguaje formara parte de las promesas electorales.


Y colorán colorido este cuento ya se ha ido. :-)


Nelson Verástegui, Ginebra, Suiza, 16 de agosto del 2008

jueves, 18 de diciembre de 2008

Angkor Wat, fin a trece años de espera

Aun a riesgo de parecer un tanto friqui, los orígenes de mi devoción por Angkor Wat radican en un videojuego de nombre Illusion of Time (o Illusion of Gaia). Por aquel entonces, la lectura de obras como La historia interminable de Michael Ende o juegos como el anteriormente mencionado eran capaces de teletransportarme a otro mundo. Mi cuerpo estaba todavía presente en la sala, pero los confines entre la realidad y la ficción eran más borrosos; el dintel de la puerta adquiría un tono negro, estrellado, como si tratara de apartarse del resto de la casa y constituir por sí mismo un lugar en un espacio ficticio... y yo utilizaba la por aquel entonces aún joven y poderosísima imaginación para evadirme y ser por unas horas Will, un joven de South Cape que vive al cuidado de sus abuelos, debido a la muerte de su madre y la misteriosa desaparición de su padre en una expedición a la Torre de Babel de la que él consigue regresar con vida. El afán del hombre por hallar los secretos de los antiguos es grande, y es la propia Torre de Babel hacia donde deberá partir Will para tratar de esclarecer la muerte de su padre y detener el Cometa del Caos, que se acerca a la tierra en un ciclo que se repite cada 800 años y que solo reuniendo las Estatuas Místicas en ese lugar podrá evitar la catástrofe. Dichas estatuas se encuentran repartidas por toda la Tierra, y las localizaciones están asociadas a civilizaciones antiguas: la Gran Muralla China, Mu (el continente perdido), los extraños dibujos del desierto de Nazca, las ruinas incas, las Pirámides de Egipto... y Angkor Wat.


Nunca volverá esa sensación de antaño. Recuerdo que hace tiempo me parecía facilísimo escribir un libro, cuando los devoraba sin cesar en la biblioteca y daba rienda suelta a mi imaginación enfrente de la pantalla. Probablemente ningún juego ni película me proporcionará de nuevo esa sensación de evasión, y por eso recuerdo tan vivamente cómo me identificaba con los protagonistas y cómo me metía de lleno en la historia hasta parecer estar en ella.


Cuando pisé Angkor el 15 de diciembre, me parecía increíble estar allí, en donde hace tanto tiempo me imaginaba estar. Los vestigios de la otrora civilización jemer son harto interesantes, y la sensación que uno experimenta es sobrecogedora, no solo por su inmensidad, sino por su belleza. Mi enfoque y mis motivos eran distintos, pero Angkor Wat debería ser una visita obligada para todo aquel que, en algún momento de su vida, haya ansiado poder mirar por un agujerito cómo era un determinado lugar hace casi un milenio.

Angkor Wat es uno de los mayores templos del mundo y una obra maestra el arte jemer. Fue construido en el siglo XII por orden de Suryavarmán II, que lo concebió en honor a Vishnu para ser utilizado como su tumba. Antaño estaba rodeado de un foso repleto de cocodrilos.


También cuenta con un bajorrelieve esculpido sobre las cuatro murallas exteriores, único en el mundo por su tamaño (1.600 metros en ocho paneles) y su calidad artística. La narración tallada en piedra está inspirada en el Ramayana y en las guerras entre hombres y dioses bajo formas de animales.

He aquí Angkor Wat reflejado sobre los pequeños estanques situados delante de él, antiguamente un foso que, junto con el templo y las cinco torres representan el universo hindú. Es una de las fotos más famosas de Angkor Wat, y un buen broche para esta entrada.


lunes, 15 de diciembre de 2008

El leitmotiv del kindergarten (1)

En uno de tantos momentos de holganza que se producen cada día o semana, me hallaba inmerso, sin saber muy bien por qué, en una búsqueda de germanismos presentes en nuestra lengua. Uno de los pocos ejemplos que me sabía de memoria era leitmotiv, y me dio por buscarlo en el DRAE para averiguar cuál era el verdadero origen de la palabra. Sin embargo, al efectuar la búsqueda me topé con el siguiente resultado:

La palabra leitmotiv no está registrada en el Diccionario. Las que se muestran a continuación tienen una escritura cercana.

Leitmotiv


Pues resulta que la RAE opina que leitmotiv debe escribirse con mayúscula, aunque desconozco el razonamiento. Alguien podría pensar que sigue las normas ortográficas alemanas, según las cuales todo sustantivo debe escribirse con mayúscula. ¿Pero entonces por qué no se respeta esta regla con la palabra kindergarten?

Tras mi consulta en la lista de correo apuntes, se generó un interesante debate sobre el término que acabó derivando en una cibertertulia sobre la permisividad de la Academia respecto a la entrada en nuestra lengua de neologismos y extranjerismos. Este tema genera posturas encontradas: algunos defienden a capa y espada la pureza del idioma, mostrando un recalcitrante rechazo a la inclusión de palabras procedentes de otros idiomas, mientras que otros (como el conspicuo Lázaro Carreter, con quien estoy de acuerdo) las consideran bienvenidas, siempre que su función sea la de cubrir un nicho vacío en nuestra lengua.

Por poner un ejemplo: no me parece necesario tomar prestados dos extranjerismos para una actividad tan sencilla como el correr. Vamos, que es perfectamente aceptable "salir a correr" un rato, aunque puedo entender las remilgos que pueda provocar su uso con una perífrasis incoativa aderezada con un pronombre átono proclítico, esto es, "me voy a correr". A pesar de la reticencia que generan normalmente las propuestas de nuestra Academia, estoy de acuerdo con la propuesta aerobismo ('deporte consistente en correr al aire libre') y evitemos en la medida de lo posible el anglicismo jogging o el peculiar footing, término que existe en inglés con otro significado (generalmente 'equilibrio').

Son sin duda numerosas las voces que han entrado en nuestra lengua, y no en pocas ocasiones han desvirtuado el significado original de nuestros términos. Una frase como la siguiente no era ambigua antaño:

La empresa ignora las propuestas de los trabajadores.

Sin embargo, hoy por hoy ya no sabemos si la empresa desconoce sus proposiciones, o simplemente hace caso omiso de las mismas porque no satisfacen sus intereses. Y esto se debe a que ignorar recoge hogaño la acepción 'no hacer caso de algo o de alguien', procedente de la lengua inglesa; un significado ausente en el verbo latín ignorare, la auténtica raíz de esta palabra en el idioma castellano.

Dejemos las divagaciones idiomáticas para otra ocasión. Para no hacer inacabable esta entrada, les emplazo a la segunda parte para disfrutar de un breve relato que analiza el apasionante debate que se produjo en clave de humor.