viernes, 19 de febrero de 2010

Viaje navideño (3/5) - Malasia: Malaca

Malaca no llega a sorprender del todo hasta que se disfruta de su paseo a la orilla del río tocayo.

No fue ninguna inocentada: el 28 de diciembre volvimos a Malasia para visitar una ciudad que habíamos dejado pendiente: Malaca.

De reciente inclusión en la dilatada lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO (2008), es uno de los lugares con mayor legado histórico del país malayo. Lejos queda su glorioso pasado como el mayor puerto comercial del sudeste asiático, allá por el siglo XV, cuando las grandes potencias de la navegación se afanaban por hacerse con el control de este sitio estratégicamente situado en el Estrecho de Malaca: tan idóneo emplazamiento la convertía en un punto neurálgico para el comercio con China, India, Siam (la antigua Tailandia) e Indonesia.

Un florecimiento que empezó con la llegada de un príncipe hindú procedente de Sumatra, llamado Parameswara a este otrora simple pueblo pesquero. En 1405 empezarían a llegar los colonos chinos, y el tercer soberano de la ciudad, el marajá Mohammed Shah (1424-1444) se convirtió al islamismo. Su hijo se convertiría posteriormente en sultán y declararía el islam la religión oficial.



Tarde o temprano tenían que llegar los colonizadores de la vieja Europa, y los primeros en hacerlo, como se podría deducir, fueron los portugueses. Lo hicieron en 1509, en son de paz, pero en 1511 Afonso de Alburquerque conquistó la ciudad y construyó la fortaleza de A Famosa. Hasta aquí se desplazó el ínclito misionero español San Francisco Javier para implantar el catolicismo.



Malaca era un pastel jugoso con demasiados comensales ávidos de hacerse con toda la tarta. En 1641, tras un asedio de ocho meses, los holandeses se hicieron con el control de la ciudad, que mantuvieron hasta que Francia ocupó Holanda en 1795. Así pues, ambas ex potencias dominaron Malaca durante siglo y medio cada una. De esta última destaca la iglesia cristiana de la plaza mayor, de laterita roja, materia prima local.

El dominio británico acabaría en 1963, cuando Malasia se convirtió en un país independiente.



Malaca es muy probablemente uno de los lugares más turísticos de Malasia, y el encanto que destilan sus calles, edificios coloniales y la mezcla de culturas china, malaya y musulmana se intensifica aún más cuando uno se da un garbeo como pasajero en estas bicicletas tan... churriguerescas. El bochorno raya el paroxismo cuando el conductor es un bacala (prefiero no poner el vídeo), pero si uno se monta encima por la noche, desde luego no puede esperar pasar desapercibido.





Malaca bien merece una visita si uno se pasa por Malasia y no se conforma con la insulsa Kuala Lumpur. Historia, solera y la comida típica del lugar os espera, como en este restaurante cercano a Jonker Walk / Jonker Street / Jalan Hang Jebat (nombres diferentes para el mismo lugar), situado en el barrio chino de la ciudad.





Sin duda lo mejor es recorrer el paseo que bordea el río, o bien navegarlo en un pequeño tour de 45 minutos. Así tendrás la oportunidad de ver in situ ejemplos de casas tradicionales de camino a Kampung Morten.


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