viernes, 10 de octubre de 2008

Las palabras comodín (1)

En cada idioma existe una clase de términos cuya función no es precisamente loable, pero que sin embargo la gente, especialmente los jóvenes, utiliza con profusión. El also alemán y el stuff, you know o like inglés son algunos exponentes. Algunas se denominan muletillas o coletillas, pero hay otro tipo de vocablos cuyo análisis resulta si cabe más interesante: las llamaremos comodines, porque muchas veces vienen a cubrir un hueco que el hablante no ha sabido rellenar apropiadamente, ya sea por ignorancia o por pura vagancia. Veamos un ejemplo exagerado del abuso de estos vocablos:

"O sea, a mí esa movida me parece rrrrrollo así así, pero si tú dices que tal, a mí pues no sé, ¿sabes?"

Si bien es inventado, puedo asegurar que a lo largo de mi vida he tenido el placer de escuchar frases repletas de comodines que se convierten automáticamente en jeroglíficos solo descifrables por el contexto, un alto grado de conocimiento del interlocutor y una mente despierta. Comenzamos la frase por el giro que habitualmente se usa para ilustrar una desmesurada pijería: o sea.

De entre todas las coletillas, muchos le tienen una especial manía a este ejemplar. Y no es para menos. Su uso debería restringirse a una reformulación del enunciado, pero no deberían en ningún caso abrir un discurso, como en la frase del ejemplo. Ese primer o sea es perfectamente omisible. Mi tirria personal hacia el o sea me hace decantarme por una de estas tres opciones, ordenadas según el registro:

  • esto es: úsese solo en la expresión escrita, so pena de provocar fruncimientos de ceño al emplearlo en el habla.
  • es decir: la versión más neutral; reformule a placer sin hacer chirriar los oídos.
  • quicir: la versión coloquial, cómica y totalmente incorrecta. Si opta por un discurso relajado y aparentemente descuidado, esta es la suya, onrado horador.
El segundo de los elementos no le va a la zaga al primero en cuanto a difusión: movida.

He aquí pues una palabra que puede sustituir a casi todo sustantivo abstracto y concreto que se le ponga por delante, aunque en principio se refiere a un "movimiento o actividad". A mí me gusta caminar por los parques y a Pepito le encanta montar a caballo, pero a Pepita simplemente no le van esas movidas. Un hecho que puede dejar patidifuso a Mengano despertará un "¡Qué movida!" en Mengano. No es reprobable su uso, pero no deja de empobrecer el discurso si lo usamos constantemente para evitar mencionar con más precisión aquello de lo que se habla.

Pasamos a la tercera, no tan común: rollo. Este uso está bastante extendido en el círculo de amigos del escritor, y dista de referirse a algo aburrido o latoso. Un ejemplo de su uso:

-Ayer Fulano no tenía dinero para ir al cine, así que se descargó una película en su ordenador.
-Rollo rata. ('Qué chico más tacaño')
-Vaya, iba a usar la tarjeta de descuento del Gadis para entrar en el metro, je, je.
-Rollo subnormal. ('Vaya despiste el tuyo' / '¿Serás capullo?')

Otro elemento simplificador cuya estructura vulnera incluso las reglas sintácticas.

A continuación, un clásico: y tal. Puede ejercer su función de comodín para sustituir a un sintagma o llevar con orgullo los galones que caracterizan a una buena muletilla que nada aporta al discurso. Dos ejemplos:

-¿No vas a hacer los deberes?
-No, es que hoy estoy bastante cansado y tal.

Nuestro interlocutor ha comprendido perfectamente el mensaje hasta la conjunción copulativa, lo único que parece otorgar este y tal es un matiz suave, pero en realidad carece de significado. Si bien no resulta muy elegante, peor es el siguiente:

-¿Qué tal ayer con la chica?
-Muy bien, estuvimos paseando y tal...

¡Alehop! Una perfecta combinación de la susodicha muletilla con un final de frase inacabado, un rasgo que suele caracterizar a los gallegos. Mil detalles se podrían contar de ese paseo vespertino. ¿Acaso le siguió una velada romántica en un lujoso restaurante? ¿Compartieron los amantes mágicos momentos en lo alto de un rascacielos nipón? Con una oración así, nunca lo sabremos.

Terminamos con uno menos grave: el ¿sabes?, ¿vale? o ¿me entiendes? Por mi propia experiencia he de deducir que estos reafirmadores del discurso, por así llamarlos, son muy populares entre los castellanohablantes de las regiones catalanas. En mis conversaciones con mi amiga valenciana Lucía no importa cuán atento esté a sus palabras, ella siempre querrá saber si estoy captando toda la esencia de su mensaje con sus frecuentes "¿vale?". A veces siento ganas de responder "Sí, claro que vale, ¿por qué no va a valer? Tú procede, que yo te sigo, no te preocupes". Por el noroeste se restinge más su uso a aquellos momentos en que realmente se requiere una confirmación por parte del interlocutor. Es decir, una frase como:

-Estábamos el otro día en la playa, ¿vale?

es un tanto chocante para un gallego, que no comprende por qué ha de confirmar su presencia neuronal durante el relato.

¿VALE?

7 comentarios:

  1. Discrepo ligerísimamente: el "me entiendes" no hay quien lo diga mejor que Belén Esteban, natural de mi pueblo que es el de todos los españoles (de bien).
    Ciao!
    (¡Actualizaciones diarias, ya!)

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  2. Me ha gustado mazo, tron! jaja
    Me he acordado de muchas de ésas palabras comodín cuando hablamos de ello aquí en Japón.

    "Y cuando me giré, chao!" seguro que sabes a qué me refiero jeje

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  3. ¡Actualizaciones diarias! Ojalá pudiera. Gracias por leerlo.

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  4. Bueno, no me acuerdo si eras tú o quién se solía reír de mis " sabes lo que te quiero decir?", pero si, es común donde dices.

    Saludos, vale?


    P.D.: "Flight of the Conchords", bájatela, róbala, vende a quien sea, pero ponte a verla ya!!! quiero una reseña, me entiendes????????

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  5. ¿Para cuándo un artículo sobre el ambiguo manejo de los tiempos verbales del pasado en tus tierras? Lo podríamos titular así:
    "El pretérito perfecto compuesto: ese gran desconocido"

    Bueno, en el fondo me ha hecho ilusión que me citaras :-)

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  6. Me ha gustado mucho este artículo. Estaba yo buscando información sobre el "y tal", del que no hay ninguna mención en el DPD. Realmente lo odio. Con todas mis fuerzas. Para mí es el peor de todos los que has mostrado. Lo encuentro muy viral: tiene una capacidad para extenderse... más que cualquier "o sea" pijo.

    Yo soy de Barcelona. Y, efectivamente, se encuentra bastante la "reafirmación del discurso". En particular, la versión en catalán del "¿sabes?" suele ser "sats?" (mal dicho: es "saps"). Pero las muletillas... se pegan tal cual, con la pronunciación que sea, porque como no tienen significado... (y aquí mi hermana encola un "y tal").

    No sé si el "(y) tal" viene de Madrid, o del centro peninsular. Me lo planteo, creo que allí era más popular que aquí. Aunque ahora, no sé...
    ¿Sabes? También he oído, como equivalente a "rollo", "palo". Ejemplo:

    -Le lanzó una mirada rollo "te voy a pegar".
    -Le lanzó una mirada del palo "te voy a pegar".

    No me gusta nada ese lenguaje... ¡empobrece tanto!

    Por mi parte, creo que, por escrito, tengo el vicio de los puntos suspensivos... ¿ves? jeje. No sé dónde entra, pero me voy dando cuenta de que realmente un vicio. Creo que ahora, con el "intenné", hay más muletillas escritas: xd, :P... creo que a veces la gente abusa de ellas. Quizá merezcan algún día un artículo como "muletillas 2.0".

    ¡Un saludo desde Barcelona!

    PD: También me ha gustado mucho lo del "pretérito perfecto compuesto: ese gran desconocido", tiene mucha gracia el título (y gancho también). Personalmente, no entiendo cómo no lo usan en Galicia (y cía.); veo tan útil la diferencia semántica entre el simple y el compuesto...

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  7. Guau, Paloma, muchas gracias por comentar. Eso me recuerda que debería volver a actualizar el blog, aunque ya no dispongo apenas de tiempo libre.

    Desconocía la expresión "del palo X", pero yo diría que aquí utilizamos "en plan" para el mismo sentido. Ergo, «le lanzó una mirada en plan te voy a matar».

    Sobre lo que comentas respecto al pretérito perfecto compuesto, la razón estriba en la diglosia del español respecto al gallego en nuestras tierras. Todo esto deriva de aquellos tiempos en los que estaba mal visto utilizar el gallego y su progresiva discriminación social o lingüística. La cuestión es que la gente aquí suele hablar un castellano plagado de construcciones gallegas, ya sea léxicas o sintácticas. Como el gallego carece de tiempos compuestos, la gente tiende a aplicar la misma norma también en castellano. Bueno, esa es la explicación de por qué este fenómeno se da especialmente en Galicia. Es mi teoría. A esta contaminación lingüística le dedico otra serie de tres artículos («Galleguismos»), también algo viejunos ya, por lo que veo. Cómo pasa el tiempo. En el pasado hasta tenía tiempo libre y todo :-).

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