El pasado 1 de marzo Mika y yo cumplimos un año juntos y decidí darle una sorpresa llevándola a dar un paseo por las alturas de la gran metrópoli nipona. Lo cierto es que el tiempo dio al traste con mis planes: después de una semana con un tiempo estupendo, el día D la lluvia hizo acto de aparición y provocó la cancelación de mi sorpresa.
Decidí cambiar la reserva al día siguiente, ya que la previsión meteorológica era más benigna, pese a no poder garantizar la puesta de sol perfecta que yo deseaba, y que había presenciado desde mi habitación tan solo dos días antes. No se puede pedir todo, pero lo cierto es que al final el efímero trayecto fue muy emocionante.
Mika nunca supo de qué se trataba hasta que llegamos al helipuerto. Se daba la casualidad de que teníamos que coger un bus en la estación de Maihama, la misma en la que hay que bajarse para ir a Disneyland. Primero le dije que íbamos a una noria, después a Disneyland, y una vez que subimos al bus le dije que íbamos a unos baños termales. La dosis de confusión fue grande y dio resultado. Lo malo es que el bus que nos llevaba al helipuerto delataba mi regalo (su carrocería estaba pintada con la marca y la foto de un helicóptero surcando los cielos), por lo que me vi obligado a pedirle que cerrase los ojos antes de subir y al bajar. Todo eso contribuyó a darle un toque de emoción :-).
En este primer vídeo lo que vemos al principio es Disneyland, mientras nos acercamos paulatinamente a otras zonas conocidas de Tokio. El día también nos permitió vislumbrar el Fuji a lo lejos, irguiéndose en el horizonte. Más detalles en la segunda y tercera parte.
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