lunes, 4 de noviembre de 2013

Curiosidades de "China, tercer milenio"

Estas son los datos que he apuntado en la lectura del libro de Ramón Tamames y Felipe Debasa.

  • Shanghái y Pekín restringen el número de vehículos en circulación. En Pekín, desde enero de 2011 solo pueden ponerse en circulación 18 000 coches al mes; mediante un sorteo por internet se decide quiénes pueden adquirir la matrícula, sin que nadie pueda tener más de una.
  • El puerto de Shanghái es el tercero del mundo, solo por detrás de Singapur y Hong Kong. Sin embargo, en la página web del World Shipping Council encuentro que los cinco primeros son Shanghái, Singapur, Hong Kong, Shenzhen y Busán (Corea del Sur), tanto en 2011 como en 2012.
  • Pekín es el segundo aeropuerto mundial por tráfico de pasajeros (el primero es Atlanta y después están Chicago, Londres y Tokio; siendo Madrid el único español en el top 50 [posición 12]).
  • La tercera mayor empresa de internet por capitalización bursátil es la china Tencent, solo por detrás de Google y Amazon. La quinta es Baidu, china también.
  • La diferencia entre el clásico Mao Tse-Tung y Mao Zedong es el sistema de transcripción. El primero se rige por el sistema Wade-Giles, el empleado hasta la generalización del pinyin, por el que se rige la segunda versión del nombre.
  • La intrépida cruzada contra los censores de Bill Xia.
  • China es el primer productor mundial de series de televisión.
  • Esto ya lo sabía y siempre me lo preguntaba cuando lo leía. La muralla china (de 21 196,18 km de longitud) no es la única construcción humana visible desde el espacio, las pirámides de Giza son mucho más fáciles de ver, pero tal vez la más visible de todas es el vertedero de Fresh Kills. Triste.
  • Su banca es la mayor del mundo, con un volumen de crédito que supera el 180 % del PIB.
  • Es el país con mayores reservas de divisas internacionales (más de 3000 billones de dólares), justo por delante de Japón y toda la Eurozona. 
  • En 1820, a comienzos de la era industrial, Asia todavía generaba 3/5 de la producción mundial. En 1940 había pasado a 1/5. En el 2004 esa cifra se situaba en los 2/5. Estas cifras tan interesantes se pueden consultar aquí.
  • El famoso portaaviones Liaoning que fue abandonado en su astillero en el mar Negro en 1992 pasó a manos de Ucrania y China se lo compró, aduciendo como propósito el convertirlo en un casino flotante en Macao (pfff, claro, claro…). Los turcos pusieron muchas trabas para que pasase los estrechos de salida del Mediterráneo, pero finalmente pasó y se completó su construcción hasta que en noviembre de 2012 un caza J-15 realizó el primer aterrizaje en él. Seamos serios, ¿realmente hace falta mentir de esa forma descarada con respecto a la finalidad que le vas a dar al portaaviones?
  • Un pequeño error de apreciación muy extendido. Cito:
    «El posicionamiento de China sobre la culpa de los líderes y la inocencia del pueblo [en la segunda guerra mundial] cambió después, por el entierro de criminales de guerra en el santuario de Yasukuni en 1978». ¿Desde cuándo se entierra a gente en los santuarios sintoístas? Eso solo lo puede haber en los templos budistas. He razonado esto un poco más y le he escrito al autor, a ver qué opina. Es posible que mande a freír espárragos por repelente x-D. En ese caso redactaré una entrada en el blog de todas formas, porque veo que está muy extendido ese concepto erróneo.
  • La mayoría de los emigrantes chinos en España procede de la provincia de Zhejiang y, más concretamente, del distrito de Qingtian.
  • Muchas veces hablamos de que los chinos nos parecen todos iguales. Pues, curiosamente, este caso también puede darse a la inversa, por mucho que a nosotros nos parezca extraño. Hong Huang Yugao, vocal de la Cámara de Comercio de Madrid, afirma que al llegar a España «los españoles me parecían todos iguales, y solo podía diferenciar a hombres de mujeres y calvos de melenudos».
  • El Gobierno chino está tratando de poner freno a la corrupción con diversas medidas, alguna tan singular como la creación de la cuenta número 35 581 (en pinyin san wu wu ba yao), en el Banco Industrial y Comercial de China. Lo curioso es que la pronunciación del número se asemeja a la frase sai wo wo bu yao, que significa literalmente ‘me meten (dinero o soborno), pero no lo acepto’, o también song wo wo bu yao, que significa ‘me lo regalan, pero no lo acepto’. Quizá bu yao se pueda traducir como ‘no lo acepto’ por contexto, pero yo quizá lo traduciría como ‘no quiero’, porque en esta situación no lo acepto sería más bien wo bu jieshou. Bueno, eso hasta donde alcanza mi chino.
  • La observación ingenua de Chávez: «Necesitamos a China, país que está demostrando que se puede ser grande sin ser imperio, gracias a la gran revolución del camarada Mao Tse-tung».
  • El célebre Henry Kissinger consideraba a Nixon el más preparado de todos los presidentes norteamericanos que conoció, por mucho que sufriera su imagen pública por el escándalo Watergate. Fue a partir de aquella época cuando realmente EE. UU. y China empezaron a limar asperezas y, de hecho, fue en 1971 cuando China entró en la ONU, reemplazando a la República de China (Taiwán) como miembro permanente del Consejo de Seguridad.

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