sábado, 7 de marzo de 2009

Anécdota del interraíl (2004)

Álvaro no creía su suerte. En su solitario viaje por el Este de Europa se había encontrado con seres singulares, pintorescos, genuinos... pero no podía esperar por nada del mundo encontrarse dos tipos como aquellos.

Bajo el suave y rojizo color del extrañamente cálido atardecer polaco presentía que en su llegada a la estación de Varsovia iba a ser objeto de bienvenida. Las cosas son distintas en el Este. Los hostales, de pobre calidad y peores servicios, compensan su escasez de recursos con su atención al cliente en la estación. Álvaro sabría que, sin poder evitarlo, su mochila llamaría la atención a aquellos ojos escrutadores enfundados en sus camisetas naranjas, representantes del único albergue juvenil de la ciudad. Aceptó resignado, puesto que no tenía tiempo para buscar por sí mismo. Y cuando, apresado en la furgoneta que ofrecía el servicio de transporte gratuito (sólo ida) al hotel, parecía que iba a ser la única víctima, reconoció el acento gallego de aquella pareja tan singular.

Jorge el mayor de los dos. Su barba, mal recortada por la escasez de oportunidades para el aseo personal, le daba aspecto de ex-talibán. Vestía pantalones vaqueros y un polo Lacoste venido a menos. Su amigo se refería a él como "Indigentor", por su facilidad para dormir debajo de puentes, dentro de estaciones y rodeado de asesinos en serie, y su devoción por el antiguo lateral madridista.

Servando no tenía un aspecto más presentable. Su bigote, dividido en 2 partes simétricas, recordaba a Cantinflas. Pero uno se daba cuenta de que provenía de los rincones más inhóspitos de Lugo cuando profería sus habituales sandeces. Tenía el sobrenombre de "Gorronator", por su indómita habilidad para hacerse el sueco en entradas a museos, palacios, castillos y demás sitios de pago. La efectividad de su táctica resultaba casi incontestable, vocablo que definía también su nula respuesta ante los requerimientos de pago por parte de los oficiales.

Aquella tarde los tres amigos unieron fuerzas y olvidaron ampollas para recorrer la ciudad y descubrir las maravillas de Varsovia. No resultaba difícil manejarse por la ciudad, pero nuestros amigos no perdían la oportunidad de comprobar la amabilidad de las jóvenes muchachas del lugar para preguntarles por sitios remotos y nada interesantes, pero cuya localización en el mapa daba juego para poder conversar un rato. Probaron la cerveza polaca, pasearon por el barrio judío y recogieron todas las monedas de las fuentes con la finalidad de reunir presupuesto para la noche.

Jorge: «Nos encontrábamos con un montón de tarados en nuestro viaje. Polonia no fue una excepción. En nuestra habitación se alojaba un inglés que llevaba una castaña impresionante. Se sentaba en el alféizar de la ventaba mientras repetía "C'mon let's go drink some beers man" como un autómata. Se llegó a colgar del riel de la cortina exponiéndose a un buen hostiazo».

El primer lugar a donde fueron nuestros amigos era un pub cercano al hostal, en donde tuvieron la oportunidad de hablar con una polaca que estudiaba Filología Española. Ésta les recomendó dos sitios para salir por la noche, instrucciones que los 3 españoles siguieron al pie de la letra. Se despidieron de tan amable muchacha con 3 pares de... ósculos. Pero cuando ya se estaban levantando un polaco intentó retenerles mirándolos fijamente durante 2 minutos, mientras les decía un buen puñado de chorradas ininteligibles en su idioma. Nuestros amigos, incapaces de comprender, solventaron la papeleta ofreciéndole un cigarro, obsequio que el polaco aceptó con un gesto mezcla de perplejidad y aprobación.

Encontraron la discoteca recomendada. El nombre no podía ser más llamativo: Underground. Cuando entraron se dieron cuenta de que iban a chorrear sudor por todos los poros, el calor infernal hacía difícilmente soportable el ambiente, pero la cerveza hacía olvidar todas las cosas.

Servando: «Yo incluso me olvidaba de que tenía que pagar. Por suerte, el camarero se ofreció amablemente a recordármelo. Mientras veía cómo bajaba la espuma de mi cerveza me fijaba en nuestro amigo Álvaro, tan alegre y dicharachero que no necesitaba un buen trago antes de mover el esqueleto. Bailaba a lo Kárate Kid, sólo movía su mano derecha como pintando una valla y luego lo hacía con la izquierda, pasando la cerveza de mano a mano con enorme habilidad. La serie de espasmos con la que intercalaba esos movimientos lo convertían en todo un espectáculo.»

La noche fue larga y agotadora. Mientras Álvaro y Jorge daban vueltas al local, Servando se dejaba llevar por la música y los codazos que le propinaban los novios de la(s) chica(s) de sus sueños. Pero esto no era siempre así...

A veces los codazos los daban ellas.

La noche terminó para Gorronator en el cómodo sillón de la discoteca. Se dejó conquistar por Morfeo y se espatarró sin ningún tipo de vergüenza en su reposatraseros predilecto. El portero no tardó mucho en llegar.


Servando: «Aquellos 30 segundos de rollo patatero en polaco me dejaron totalmente indiferente. No me estaba enterando de lo que contaba aquel armario de 2 puertas pero intuía lo que pasaba: él también quería dormir»


La ingenuidad de Servando no le permitía discernir lo que realmente quería el portero, cuyo lema era "cada uno duerme en su puñetera casa". Al asentir Servando como un mongolo, el mastodonte se largó, dejando a nuestro amigo con la oportunidad a su alcance para poder dormir otra vez.

Y así lo hizo, siendo despertado de nuevo por otro armario, esta vez de 3 puertas, airbag y aire acondicionado. La reacción fue más o menos la misma: una conversación de besugos, gritos por un lado y asentimiento por otro. Al cabo de otros 30 segundos el portero número 2 volvió a largarse convencido de haber cumplido su trabajo.

Pero Servando se volvió a dormir.

Eso sí, pasados 3 minutos y ante la visión del tercer portero, se levantó y decidió cerrar el capítulo aquel día, y dejar de escribir ahora.

2 comentarios:

  1. ¡¡¡Primer!!!
    esta anegdota no mea echo gracia.
    Es lamentables.
    ¡Viva Fernado Alonso!
    Magic Alonso bicampeon
    ¿pk no ablas mas de formula 1? es mi mallor pasion junto con acerme fotos con el mobil en el cuarto de baño

    Menos viajar y mas fotos en el baño

    Ese es mi lema y lo practico a muerte, hora mismo acavo de bolber del vaño.

    Salud a todos menos a Hamilton.

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  2. Estimado lector:

    ¡A la güenas tardes! Grazias por su crística inzisciva y mordaz. Lamento prefundamente que la hentrada que ustez me menziona no alla sido de su hagrado. Conparto con ustez la hafizion por el autoinmobilismo, y llo espero tanvién que nuestro gran piloto buelba por sus fueros este año. Sin envargo, los berdaderos hamantes de la F1, y no aquellos que solo an surjido grazias a Alonso, preferimos mantener entoavia nuestros devates en pribado. Entre otras cosas, porqe no qeremos que los demás sepan que no tenemos ni pagolera hidea.

    Reciva un saludo de mis partes,

    El hautor

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