viernes, 28 de noviembre de 2008

Las palabras comodín (y 2)

Quiero dedicar este artículo a una persona muy especial que cumple años hoy. ¡Feliz cumpleaños :-)!

En la primera entrada comentábamos ciertas palabras que nos pueden servir para reemplazar elementos del discurso. He aquí un pequeño ejemplo real de las penosas consecuencias que puede acarrear su uso. Nota: el ejemplo expuesto también está exagerado por motivos cómicos.

Las expresiones que comentábamos en el artículo anterior no son ni mucho menos el súmmum de la versatilidad lingüística. La auténtica quintaesencia de lo ambiguo reside en términos como cachivache, chirimbolo o chisme. Y es en aquellos momentos en los que uno solo quiere dar lo mejor de sí mismo para ayudar a su padre a arreglar la lavadora en donde se muestra en todo su esplendor.

Sean conscientes de lo delicado de la situación. Servidor es un auténtico mastuerzo en lo que se refiere al noble arte del bricolaje y el arreglo casero, la perfecta antítesis de mi padre. Cuando se alía el representante del desconocimiento absoluto con la encarnación de la sabiduría doméstica, una instrucción imprecisa puede conducir a un malentendido impepinable. A nadie le cuesta acatar con diligencia esta orden:

"Pásame el destornillador que está encima de la mesa"

Sin embargo, ¿qué me dicen si se ven obligados a reaccionar en décimas de segundo ante la siguiente?

"Pásame el chirimbolo ese encima del... chisme"

¡Horror y pavor! En ese momento, ante los ojos novicios del hijo, cualquiera de los objetos situados encima de lo que tiene toda la pinta de ser el chisme (una mesa) puede ser el requerido por el manitas de la casa. En esos instantes de presión y ágil cálculo cerebral uno debe descartar por eliminación las cuatro herramientas incorrectas. Solo una de ellas, la quinta, conduce a la victoria y la feliz resolución del breve entuerto. ¿Cómo elegir cuando uno no tiene ni pajolera idea de lo que su progenitor puede necesitar y, además, estaba pensando en la hora a la que dan el partido de la selección de baloncesto, sin prestar la más mínima atención a la actividad presente? Es una pregunta de difícil respuesta. El error conduce a una ligera irritación paterna y una aterradora respuesta:

Eso no, joder! ¡Lo otro!"

¡Bravo! Hemos recibido la peor respuesta posible. Seguimos desconociendo el género del objeto en cuestión, y lo único que hemos sacado en limpio es que no se trataba del destornillador plano. Ahora solo quedan cuatro posibilidades, y resultaría harto absurdo pedirle a nuestro padre que nos dejase hacer una llamada a un familiar, que dejásemos opinar a los presentes sobre cuál creen que es el objeto en cuestión, o directamente pedirle a nuestro padre que descartase él mismo dos de las cuatro posibilidades restantes. Efectivamente, ese sería nuestro último comodín.

1 comentario:

  1. Claro! para papi y papi y papi ¿y para tu hermanita el domingo?besitos, veo que seguís bien.Muuuuacs.

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