domingo, 30 de noviembre de 2008

La dulce muerte del patito

Daba igual el tema. Por aquel entonces, siempre me parecía que tenía algo interesante que aportar a la clase cuando la profesora formulaba la pregunta en cuestión (lógicamente, ¿qué otra forma hay de preguntar algo?). Esta vez el tema giraba en torno al nerviosismo previo a los venideros exámenes de junio. ¿Cómo se siente la gente en esas horas, días y momentos en definitiva de tensión neuronal?

He aquí que tenía aún reciente en mi mente la imagen de mi hermana: su cara desconsolada reemplazaba el habitual carácter arisco y taciturno del que hacía gala en no pocas ocasiones en tan complicada época de su vida. Muy probablemente se trataba de la asignatura de Lengua o Literatura Espanola, y me jugaría medio dedo anular (actualmente semilesionado) a que la profesora era la tristemente ilustre Figueruelo. "¡Qué buen ejemplo para participar en este animado coloquio!", pensé. Así que alcé la mano. En cuanto los ojos de Encarna se depositaron en mí, me sentí con pleno derecho participativo y comencé mi exposición con una frase famosa, a la vez que incomprensible.


-Mi hermana, que sacó todo sobresaliente en quinto...


Recuerdo perfectamente el rostro de Encarna, una mezcla entre indiferencia y desprecio, mientras interrumpía mi intervención con un seco "¿Y qué?".

Aun a día de hoy desconozco el motivo que me llevó a mostrar públicamente esa especie de orgullo fraterno, pero sí recuerdo bucear entre las notas de cursos pasados y encontrar ese expediente inmaculado lleno de sobresalientes.

Aquellos eran años difíciles, lidiar con una hermana mayor de entre 12 y 18 años no es moco de pavo, por algo le llaman la edad del ídem. Puede que mi cerebro tienda a borrar todos aquellos momentos en los que yo me haya portado mal, ya que por alguna extraña razón recuerdo perfectamente esa noche en la que estábamos preparando la cena y ella me pidió un plato hondo. Se trataba, todo hay que decirlo, de una vajilla traicionera, puesto que el plato llano tiraba más a hondo que a llano. Así que, en mi labor de ayudante de cocina, le pasé dicho plato con el orgullo y satisfacción de estar haciendo mi deber de buen hermano. Como respuesta me llevé un grito bestial que, si se viese desde la perspectiva de Mortadelo y Filemón, podrían apreciarse tornillos y gusanos saliendo de mis oídos, seguida de una inmediata corrección.

"¡¡TE DIJE LLANO...!! Ah, este es llano."

Para ser justos, hay que decir que este tipo de anécdotas son las únicas que recuerdo y no hacen justicia a la verdadera personalidad de mi hermana, que después de superar esa edad tan complicada se convirtió en un ser angelical y atento, llegando incluso a afirmar frecuentemente que servidor es su hermano favorito, una opinión ciertamente objetiva y que no hiere sensibilidades, ya que somos únicamente dos hermanos.

Este 30 de noviembre hay un cambio de cifra muy significativo, pero la edad al fin y al cabo solo es un concepto inventado por el hombre. No dejes que esa futesa te aflija, el espíritu sigue siendo joven y lo será por mucho tiempo. Has convivido con el patito 10 hermosos años: ha llegado la hora de dejar que se lo lleve la corriente del tiempo.

Requiescat in pace... y gracias por todo.

1 comentario:

  1. ¿FUTESA? ¿Qué es eso? Pitu eres mi hermanito favorito aunque te gritase en mi edad complicada, casi me desternillo de risa. GRACIAS!! QUÉ ILUSIÓN!!
    Te quiero pitufín.

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