domingo, 30 de noviembre de 2008

La dulce muerte del patito

Daba igual el tema. Por aquel entonces, siempre me parecía que tenía algo interesante que aportar a la clase cuando la profesora formulaba la pregunta en cuestión (lógicamente, ¿qué otra forma hay de preguntar algo?). Esta vez el tema giraba en torno al nerviosismo previo a los venideros exámenes de junio. ¿Cómo se siente la gente en esas horas, días y momentos en definitiva de tensión neuronal?

He aquí que tenía aún reciente en mi mente la imagen de mi hermana: su cara desconsolada reemplazaba el habitual carácter arisco y taciturno del que hacía gala en no pocas ocasiones en tan complicada época de su vida. Muy probablemente se trataba de la asignatura de Lengua o Literatura Espanola, y me jugaría medio dedo anular (actualmente semilesionado) a que la profesora era la tristemente ilustre Figueruelo. "¡Qué buen ejemplo para participar en este animado coloquio!", pensé. Así que alcé la mano. En cuanto los ojos de Encarna se depositaron en mí, me sentí con pleno derecho participativo y comencé mi exposición con una frase famosa, a la vez que incomprensible.


-Mi hermana, que sacó todo sobresaliente en quinto...


Recuerdo perfectamente el rostro de Encarna, una mezcla entre indiferencia y desprecio, mientras interrumpía mi intervención con un seco "¿Y qué?".

Aun a día de hoy desconozco el motivo que me llevó a mostrar públicamente esa especie de orgullo fraterno, pero sí recuerdo bucear entre las notas de cursos pasados y encontrar ese expediente inmaculado lleno de sobresalientes.

Aquellos eran años difíciles, lidiar con una hermana mayor de entre 12 y 18 años no es moco de pavo, por algo le llaman la edad del ídem. Puede que mi cerebro tienda a borrar todos aquellos momentos en los que yo me haya portado mal, ya que por alguna extraña razón recuerdo perfectamente esa noche en la que estábamos preparando la cena y ella me pidió un plato hondo. Se trataba, todo hay que decirlo, de una vajilla traicionera, puesto que el plato llano tiraba más a hondo que a llano. Así que, en mi labor de ayudante de cocina, le pasé dicho plato con el orgullo y satisfacción de estar haciendo mi deber de buen hermano. Como respuesta me llevé un grito bestial que, si se viese desde la perspectiva de Mortadelo y Filemón, podrían apreciarse tornillos y gusanos saliendo de mis oídos, seguida de una inmediata corrección.

"¡¡TE DIJE LLANO...!! Ah, este es llano."

Para ser justos, hay que decir que este tipo de anécdotas son las únicas que recuerdo y no hacen justicia a la verdadera personalidad de mi hermana, que después de superar esa edad tan complicada se convirtió en un ser angelical y atento, llegando incluso a afirmar frecuentemente que servidor es su hermano favorito, una opinión ciertamente objetiva y que no hiere sensibilidades, ya que somos únicamente dos hermanos.

Este 30 de noviembre hay un cambio de cifra muy significativo, pero la edad al fin y al cabo solo es un concepto inventado por el hombre. No dejes que esa futesa te aflija, el espíritu sigue siendo joven y lo será por mucho tiempo. Has convivido con el patito 10 hermosos años: ha llegado la hora de dejar que se lo lleve la corriente del tiempo.

Requiescat in pace... y gracias por todo.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Las palabras comodín (y 2)

Quiero dedicar este artículo a una persona muy especial que cumple años hoy. ¡Feliz cumpleaños :-)!

En la primera entrada comentábamos ciertas palabras que nos pueden servir para reemplazar elementos del discurso. He aquí un pequeño ejemplo real de las penosas consecuencias que puede acarrear su uso. Nota: el ejemplo expuesto también está exagerado por motivos cómicos.

Las expresiones que comentábamos en el artículo anterior no son ni mucho menos el súmmum de la versatilidad lingüística. La auténtica quintaesencia de lo ambiguo reside en términos como cachivache, chirimbolo o chisme. Y es en aquellos momentos en los que uno solo quiere dar lo mejor de sí mismo para ayudar a su padre a arreglar la lavadora en donde se muestra en todo su esplendor.

Sean conscientes de lo delicado de la situación. Servidor es un auténtico mastuerzo en lo que se refiere al noble arte del bricolaje y el arreglo casero, la perfecta antítesis de mi padre. Cuando se alía el representante del desconocimiento absoluto con la encarnación de la sabiduría doméstica, una instrucción imprecisa puede conducir a un malentendido impepinable. A nadie le cuesta acatar con diligencia esta orden:

"Pásame el destornillador que está encima de la mesa"

Sin embargo, ¿qué me dicen si se ven obligados a reaccionar en décimas de segundo ante la siguiente?

"Pásame el chirimbolo ese encima del... chisme"

¡Horror y pavor! En ese momento, ante los ojos novicios del hijo, cualquiera de los objetos situados encima de lo que tiene toda la pinta de ser el chisme (una mesa) puede ser el requerido por el manitas de la casa. En esos instantes de presión y ágil cálculo cerebral uno debe descartar por eliminación las cuatro herramientas incorrectas. Solo una de ellas, la quinta, conduce a la victoria y la feliz resolución del breve entuerto. ¿Cómo elegir cuando uno no tiene ni pajolera idea de lo que su progenitor puede necesitar y, además, estaba pensando en la hora a la que dan el partido de la selección de baloncesto, sin prestar la más mínima atención a la actividad presente? Es una pregunta de difícil respuesta. El error conduce a una ligera irritación paterna y una aterradora respuesta:

Eso no, joder! ¡Lo otro!"

¡Bravo! Hemos recibido la peor respuesta posible. Seguimos desconociendo el género del objeto en cuestión, y lo único que hemos sacado en limpio es que no se trataba del destornillador plano. Ahora solo quedan cuatro posibilidades, y resultaría harto absurdo pedirle a nuestro padre que nos dejase hacer una llamada a un familiar, que dejásemos opinar a los presentes sobre cuál creen que es el objeto en cuestión, o directamente pedirle a nuestro padre que descartase él mismo dos de las cuatro posibilidades restantes. Efectivamente, ese sería nuestro último comodín.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Tasmania, territorio inexplorado

Dejamos para mas tarde la correccion ortografica de esta entrada, ya que el ordenador que utilizo para escribir estas lineas esta mas capado que un eunuco y no me permite cambiar la configuracion del idioma a la lengua cervantina.
Tasmania tiene cosas curiosas:
  • es el principal exportador de manzanas del mundo.
  • la expresion "map of Tassie" significa, por un lado, "mapa de Tasmania", pero tambien es un gracioso eufemismo para referirse a la vagina, pues la forma de la isla recuerda a un hermoso chochete. Asi que es mejor evitar preguntar a una guia turistica "Do you have a map of Tassie?", sobre todo si nos queremos hacer los graciosos jugando con la ambiguedad (cuantas veces habran tenido que soportar tal juego de palabras?)
  • de aqui es original el dragon y el diablo de Tasmania. El primero es una especie de lagarto monstruoso, el segundo es un marsupial con muy malas pulgas.

La escasez de transporte urbano (mas bien su reducida frecuencia) hace dificil explorar la isla, sober todo cuando en el hostal no informan bien sobre los horarios. Aqui se encuentran las dos ciudades mas antiguas de Australia, despues de Sidney: Hobart y Launceston, por ese orden. La primera de ellas se encuentra en el sureste de la isla, mientras que Launceston esta al noroeste. Estos dos pueblecillos fue lo unico que pude visitar en mis tres dias escasos en la isla. Lo mas sorprendente es que, pese a tratarse de una isla muy pequena, Tasmania dispone de 5 aeropuertos.

Lo mas interesante de todo fue la Reserva Cataract Gorge, en la ciudad de Launceston. Aqui se encuentra, increiblemente, el telesilla con el tramo mas largo del mundo (!).

Nota: esta entrada se ha redactado a toda leche y sin revision ninguna.

La Reserva Cataract Gorge desde el puente del Kings Park.

De camino a la primera cuenca.

El puente suspendido de Alejandra en la entrada a la primera cuenca.

La primera cuenca se puede cruzar a pie por el puente suspendido, por este camino o por el telesilla (en lo alto).


El atardecer cae sobre Launceston, Tasmania.

martes, 18 de noviembre de 2008

Una tortilla hispanojaponesa

Dicen que la unión hace la fuerza. En el cumpleaños de un amigo español tuve el honor de hacer causa común con un japonés muy simpático y de gran destreza culinaria para preparar uno de los platos españoles por excelencia: la tortilla de patatas. Llegado el temible momento del volteo, solicité la ayuda de mi pinche de lujo; ni corto ni perezoso, se mostró dispuesto a aceptar el reto y este fue el resultado:




¿Os preguntáis qué significan las palabras que pronuncian los japoneses en el vídeo? Pues son dos ejemplares muy útiles:

muzukashii - 難しい
sugoi - 凄い

Significan respectivamente 'difícil' y 'genial/¡mola!'. Seleccionad los espacios en blanco arrastrando el ratón para hallar la respuesta :-).


El producto final:

jueves, 13 de noviembre de 2008

Belgrado y Skopje, cara y cruz

La parte final de nuestro viaje por Europa del Este y los países limítrofes se centraba en descubrir las ciudades más representativas de dos países: Serbia y Macedonia. Partimos el día 27 a las siete y media de la mañana hacia Belgrado, o en realidad ese era el plan inicial, que se vio truncado por un cúmulo de circunstancias que nos hacen tener bien presente que Bulgaria es el país de la desatención al cliente: el único en el que la chica del mostrador de información (fea cual gargajo, dicho sea de paso) te podrá decir "No sé" cuando le preguntas dónde está la oficina o ventanilla de una compañía de autobuses. Las anécdotas de tan singular recorrido las recoje mi compañero de viaje en esta entrada. No se la pierdan.

Creo que lo justo es continuar la historia en donde la deja mi colega. En el hostal de Belgrado pudimos comenzar a vislumbrar la belleza balcánica: Serbia se llevó el premio al país con más guapas por metro cuadrado de este viaje. Esa noche solo dimos un pequeño paseo por las calles peatonales de la ciudad para acabar cenando en un chino: ¡me apetecía! Volvimos al hostal y dormimos bien para poder alzarnos temprano a la mañana siguiente.

Comenzamos dicha mañana siguiendo el consejo de un periodista freelance brasileño que conocimos en el hostal. Nos había recomendado probar el burek, una suerte de empanada bastante aceitosa con queso en su interior. Hay varias versiones, y la que nosotros probamos contenía jamón y queso. No es algo precisamente exquisito, pero hay que probar de todo. Todavía no comprendo cómo podía ese periodista meterse 600 gramos entre pecho y espalda él solito. Yo casí quedé saciado al olerlo.

Después nos dirigimos al Kalemegdan y el fuerte de Belgrado. El primero es el parque más potito y grande de la ciudad. Pero asumió su función de parque solo a finales del siglo XIX. El nombre Kalemegdan se refiere a la meseta que rodeaba el fuerte, el principal bastión militar de Belgrado. Se utilizaba para avistar al enemigo y entablar combate. Y de ahí viene la palabra Kalemegdan, ya que kale significa 'campo' y megdan 'batalla' en turco. Los turcos también la llamaban Fitchir-bayir o 'colina para la meditación'.


La confluencia entre el Sava (izquierda) y el Danubio (el círculo de la derecha) desde el Kalemegdan.

Vistas del fuerte de Belgrado y los dos ríos a la izquierda desde el Kalemegdan.

Otra vista del Kalemegdan, el parque que circunda el fuerte.

La historia del fuerte de Belgrado es, si cabe, más interesante. Todo comenzó con un castrum o fortaleza construida por los romanos a finales del siglo I como campo militar permanente para la 4ª legión de Flavio. Después de ser destruida por los godos y los hunos, resurgió de sus cenizas durante el siglo VI. Pero tan solo un siglo más tarde volvió a ser arrasada por los avaros y los eslavos. Durante la ocupación austríaca (1717-1739) se construyeron nuevas fortificaciones que convirtieron el fuerte en uno de los principales de Europa. Los propios austríacos descubrieron un pozo romano durante las tareas de remodelación.

Los distintos nombres de la ciudad de Belgrado desde su fundación, bajo el imperio romano. Por aquel entonces se llamaba Singidunum.

Imagen dentro del fuerte de Belgrado.

Belgrado es sin duda una ciudad que merece la pena visitar. Estas son otras de las principales atracciones turísticas:

El Templo de San Sava: bello por fuera, nada por dentro. No es porque la estén restaurando, sino que el inicio de su construcción es reciente (1985) y todavía no se ha acabado. Se financia mediante donaciones.

La calle Skadarska, en Skadarlija, el barrio bohemio de la ciudad que está plagado de restaurantes con la gastronomía típica del país. Una visita imprescindible.

Knez Mihailova es la calle peatonal más famosa de Belgrado que, según los expertos, era el centro de Singidunum en los tiempos del imperio romano. Hoy en día es la principal zona comercial de la ciudad.


"No al fascismo de la OTAN" (Stop Nato Fachismus). Algunos serbios no olvidan que Belgrado fue objeto de terribles bombardeos en 1999. En las guerras sufren tanto culpables como inocentes. Desconozco el motivo concreto de esta protesta, pero me pareció interesante conocer su opinión, aunque solo fuese por un instante. Lo cierto es que las guerras deben evitarse a toda costa siempre que se pueda, porque siempre perecen inocentes. Esperemos que Belgrado pueda florecer ahora y que haya paz en el mundo, por Dios.

Skopje, sin embargo, es otro cantar. Se nota un descuido y una "cutrez" general espantosa. Es un buen ejemplo de una ciudad sin atractivos, a no ser quiera de repente sentirse orgulloso de su ciudad. El hostal tenía seis camas almacenadas en un... cuatro trastero grande. Eso sí, cada litera disponía de su propia cortinilla, ideal para cambiarse sin ser visto. Esta impresión general también se aplica a los trenes. Según cuenta Diego:

En llegando a Skopje, sentí la llamada de la naturaleza, que me exigía vaciar mi por aquel entonces rebosante vejiga. Dirigime al baño y encontré, para mi desgracia, dos macedonios delante de mi. "Sí que está solicitado este baño, pardiez", pensé para mis adentros de dentro de yo mismo de mi persona. Pero cuál sería mi sorpresa cuando vi que, de repente, aquellos dos hombres de edad avanzada abrían la puerta del tren en marcha y se lanzaban ni cortos ni perezosos hacia el andén de una estación de la que el tren parecía hacer caso omiso.
Efectivamente. Como si fuera lo más normal del mundo, y para evitar la costosa parada y puesta en marcha del tren, estos dos individuos se tiraron del tren en marcha y santas pascuas.

La otra anécdota del tren fue el viejito con el que compartíamos compartimentos, valga la rebuznancia. En un determinado momento nos preguntó:

-lkjkh shksf kshd?

Como todas las ocasiones en las que pasaba esto, deducimos la pregunta. En este caso nos inclinamos por un "¿Adónde vais?". Nuestra respuesta fue, lógicamente:

-Skopje.

La cara del viejito se desfiguró por completo, pero acabó recobrando la compostura al cabo de unos momentos. ¿Por qué? Pues tal vez porque estaba preguntando:

-¿De dónde sois?

La respuesta "Skopje" habría hecho pensar al pobre viejo que se había olvidado de qué idioma se hablaba allí, o bien que habíamos vivido en una caverna skopjana durante toda nuestra vida, desarrollando nuestro propio lenguaje comunicativo. Aunque puede que su pregunta fuese:

-¿De dónde venís?

La respuesta "Skopje", en este caso, implica un ligero retraso mental, o bien una desorientación tan descomunal que está solo al alcance de unos cuantos elegidos.



Macedonia es, junto con Turquía y Croacia, uno de los candidatos a entrar en la UE en los próximos años. A tenor de lo visto, no les vendría mal unas cuantas ayudas de los FEDER para que su propia capital presentase un aspecto más decente. A todo esto, el nombre completo del país es "Antigua República Yugoslava de Macedonia" o ARY Macedonia, ya que los griegos se opusieron en 1991 al nombre "Macedonia". Su cabreo fue tal que les impusieron incluso un bloqueo económico, y al final se alcanzó un acuerdo para denominarla de este modo, aunque no se siga a rajatabla.

Skopje da la impresión de ser una ciudad muy industrial, con su castillo, su casco antiguo (bazar turco incluido) y su puente de piedra como únicos lugares de interés turístico. Sin embargo, incluso para los propios lugareños es difícil encontrar algo que mostrar. Para muestra un botón: la oficina de turismo existe, pero estaba cerrada a cal y canto en pleno día de la semana en horario perfectamente laboral. Lógicamente no se esperaban que pudiese haber un turista en pleno octubre ;-P. El otro ejemplo son las propias postales de la ciudad: ni una sola de ellas era merecedora de tal honor.

Con todo, la visita ha merecido la pena. No se puede opinar de un sitio hasta que se ve, y ahora, aunque tan solo fuera un día, tenemos una pequeña idea del aspecto de la capital de uno de los países que quieren integrarse en la UE. Justo es decir que Ohrid es aparentemente la meca turística del país, y me hubiera gustado llegar hasta tal localidad para brindarle a Macedonia la oportunidad de no convertirse en la cruz de la moneda.

Vistas desde el castillo (Kale) de Skopje.

En el castillo de Skopje.

La vida cotidiana en el casco viejo de Skopje, por la zona del bazar turco.

El puente de piedra, una de las "atracciones" de Skopje.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Estambul, el puente euroasiático

Nunca he entendido el porqué del exceso de españoles en Estambul. Un destino aparentemente tan lejano, al que yo he llegado por cuestiones de proximidad respecto a una escala anterior, y sin embargo es frecuentado por "cienes" y cienes de paisanos, hasta tal punto que el castellano es el segundo idioma turístico, como pudimos comprobar al ir al baño turco (carteles en inglés y español, lo cual demuestra que seguimos sin dominar la lengua de Shakespeare). Casi cualquier camarero parece hablar la lengua de Cervantes, ya sea para venderte una cachimba, bisutería o la bacinilla de Mahoma. A mí personalmente me gustan más los que sufren incluso hablando inglés, como el camarero de uno de los restaurantes, Mr. Yesplis. Es una curiosa situación, porque queda como un señor políglota al principio y después se descubre el pastel:

Entramos en el restaurante:

-Yes, please?
-Table for two, please. (mesa para dos por favor)
-Yes, please (mostrando el camino)
-¿Uh? Habrá querido decir this way, please.

(durante la comida)

-Excuse me
-Yes, please?
-Urgh... could you bring us some bread, please
? (¿podría traernos algo de pan, por favor?)
-Yes, please.
-¿?

(va a por el pan, vuelve con él y lo deposita en la mesa al tiempo que dice:)

-Yes, please!
-¿?¿?¿? Diego, creo que este tío no ha pasado de iunit uan, leson uan: at de restauran.

Ya había visitado esta ciudad, pero volví a pasar otros tres días para recordar lo que tiene que ver. Y no es poco. Las cuatro principales atracciones turísticas son:

  • Hagia Sophia. Todavía me acordaba de cuando había estado aquí en el 2003. Recuerdo que por aquel entonces había pagado la nada desdeñable cifra de 15 millones de liras para entrar (10 euros), que la recordaba con el nombre de Santa Sofía (a pesar de que no está dedicada a ninguna santa, sino a la Divina Sabiduría) y que había un enorme andamio en el interior. Las cosas han cambiado, ahora la entrada cuesta 20 nuevas liras turcas (la moneda fue sustituida en enero de 2005), el mismo precio en euros. Tanto en Rumanía como en Bulgaria hay gente que te vende billetes antiguos en los que se leen cifras como 500.000.000.000. Eran otros tiempos. Yo pude vivir el último caso de una devaluación tan espectacular. Lo que no había cambiado en 5 años era el monumental andamio, que parecía incluso mayor que el anterior. El fundador de la república, Atatürk (cuyo careto se refleja en los billetes turcos) la reconvirtió en museo en el año 1935. El regente del hostal tildaba al ex presidente de antiimperialista ("les dijo a los otomanos que se fueran a tomar por culo"). Mustafa Kemal Atatürk lideró la Guerra de la Independencia turca, abolió el sultanato y fundó la República de Turquía en 1923. Las reformas afectaron incluso al idioma, que pasó de usar caracteres árabes a utilizar el alfabeto turco, una variante del latino. Por lo que respecta a la iglesia/museo en sí, es feílla por fuera (nada que ver con la Mezquita Azul) pero merece la pena contemplar dos mosaicos en su interior, que aparecen en esta entrada.
  • La Mezquita Azul. Los no musulmanes tienen permitida la entrada si se descalzan y se visten de forma adecuada. La entrada es gratuita, pero yo también recordaba ese cómico momento en el que se me pedía un donativo al salir. Nunca en mi vida me sentí tan generoso. No se dona 1 millón y medio todos los días. Claro que en aquel momento aquello representaba 1 eurete. Merece la pena visitar el interior, pero lo mejor es ir por la mañana para no hacer cola. Si vas en pantalones cortos tendrás que ponerte una bonita falda.
  • La Torre Galata. De 61 metros de altura y construida en el año 528, durante la soberanía del emperador Justiniano. Cuando la ciudad (Bizantium por aquel entonces) sucumbió al imperio turco-otomano en 1453, estos se apoderaron de ella y le pusieron un bonito restaurante para que los turistas pudiesen disfrutar de platos típicos de Turq... Un momento, creo que me he saltado varios siglos...
  • La Cisterna de Basílica. Lo que más me ha gustado de este reencuentro con la ciudad, y que yo no acertaba a encontrar en mi memoria. También es obra de Justiniano I (527-565), tiene 140 metros de largo y 70 de ancho, por lo que su forma es perfectamente rectangular. Más números: después de descender las 52 escaleras te toparás con 336 columnas de 9 metros dispuestas en 12 filas. Lo más espectacular de la Cisterna son las dos cabezas de Medusa, que se encuentran en las bases de sendas columnas al fondo de la cisterna. Nadie sabe el porqué de su colocación, ya que está orientada en sentido transversal e inverso, pero se cree que se hizo así a propósito por superstición: para evitar la maldición de la mirada de Medusa. Al no poder mirarla frente a frente era imposible convertirse en piedra al observarla.

Cabeza de Medusa número 1.

Cabeza de Medusa número 2.

Hay otros sitios que merece la pena visitar. El Palacio de Topkapı y el de Dolmabahçe son los más sobresalientes. Para lo demás, ¡cómprense una guía, pardiez!

La zona turística de Estambul da una falsa impresión de lo que es esta ciudad. Si uno se aleja de Sultanahmet y la zona en la que se encuentra la Cisterna Basílica, el Hagia Sophia y la Mezquita Azul, se encontrará otra ciudad distinta. Diego tenía razón: nada como coger el ferry de Eminönü a Üsküdar y comprobar que, en el sentido literal de la palabra, Estambul es el puente euroasiático.

Diego en la Cisterna de Basílica.

Foto con el guardia a la entrada del Palacio de Topkapı. Se nota que no hubo propineja.

Vistas del interior de Hagia Sophia.

El famoso mosaico de Hagia Sophia. De izquierda a derecha: ¡La Virgen!, ¡Jesús! y ¡San Juan Bautista! (esta última expresión se usa menos)

El segundo mosaico. En el centro está la Virgen, a quien Constantino (dcha.) ofrece la ciudad de Constantinopla, mientras que la ofrenda de Justiniano (izqda.) es la propia iglesia.

Siestecita nocturna con la Mezquita Azul al fondo.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Rumbo a Australia con una reflexión

Cuando se lean estas líneas estaré en el avión hacia el último continente que me queda por tocar, previo paso por Seúl. Un hecho meramente anecdótico, ya que me falta muchísimo por descubrir todavía en los demás. En los últimos meses he adquirido conocimientos lingüísticos y he descubierto nuevas culturas y formas de pensar. Pero también he aprendido mucho sobre la condición humana.

Séneca tenía mucha razón: Errare humanum est. El homo sapiens sapiens es la única subespecie que sobrevive hoy en día en el género de los homínidos, y también es la única capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. Hace poco una amiga me comentaba que había perdido su fe en la humanidad. No me sorprende. El ser humano es egoísta por naturaleza, lo único que podemos hacer es tratar de reducir al máximo ese egoísmo. Lo he intentado, pero ante el sonoro fracaso de esta forma de pensar, me temo que se impone un cambio de filosofía urgente. Siempre he pensado que respondería "Yo" a la pregunta "¿Qué es lo más importante para ti?". Creo que es la respuesta lógica y menos hipócrita. Pero a veces no he actuado siguiendo ese patrón y he antepuesto los intereses de los demás. Craso error. Lo decía Kevin Spacey en la película 21: todo se va a la porra cuando uno se deja llevar por sus sentimientos. Creo que en mi vida he sido bastante cerebral, y los fallos se han producido cuando he dejado de serlo. Pero si he convertido el carpe diem en mi emblema, no ha sido en vano. He recibido reveses por todas partes, pero cada vez me levanto con más rapidez. Será porque soy más viejo, será porque he aprendido alguna lección o será porque, como reza un proverbio chino:

Si un problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene solución, ¿por qué te preocupas?

martes, 4 de noviembre de 2008

Bucarest, la joven promesa

Bucarest es la ciudad de los cinco años, la cifra mínima de tiempo que se debe esperar para ver una ciudad completamente distinta, con un casco histórico renovado y mejores infraestructuras. Démosle pues un lustro y el beneficio de la duda, visitémosla dentro de ese tiempo para poder decir con orgullo "Esto no es lo que era. Ahora está repleto de turistas. Cuando yo vine aquí no había nada... ¡nada!". Es una técnica muy utilizada por los que han tenido la fortuna de visitar Pekín hace un tiempo, o cualquier otra ciudad que se encuentre en pleno auge y desarrollo.

Ya he comentado en una entrada anterior la vicisitudes del viaje a la capital rumana. Llegamos a la seis de la mañana y lo primero que hicimos fue tratar de encontrar el hostal. Estaba un lugar ligeramente recóndito pero nuestro sentido de la orientación nos llevó hacia nuestro objetivo. Eran todavía las 6 de la mañana. Al llegar nos encontramos un cartel que ponía: "Por favor, no llamen antes de las 8:30". Así que nos fuimos a dar un paseíllo cerca de la estación y a tomar un cafetín en el único bar abierto que encontramos, en una gasolinera. Tras este piscolabis nos encaminamos de nuevo al hostal, regentado por una canadiense (así que el idioma no representaba problema). Esperamos un rato hasta poder entrar en la habitación, gorroneamos un par de tortitas (pancakes) y camas ajenas para echar una siestilla, y una vez depositados nuestros hatillos en la habitación nos lanzamos a descubrir Bucarest.

La capital rumana es la otra reciente incorporación a la Unión Europea, junto con Bulgaria. Esta última representa la quintaesencia de la corrupción. Ejemplos brutales de ello:

  • el consejo del taxista cuando nos bajamos del primer taxi que cogimos: Be careful with the police!
  • la supresión de ayudas a Bulgaria por parte de la UE
  • varias anécdotas contadas por un español que vive allí:
  1. Cuando llegó a Bulgaria contrató los servicios de un intérprete para que le acompañara a los sitios, debido a su falta de dominio del búlgaro. Una vez le paró la policía por conducir con el móvil y no llevar cinturón. Lo que le dijo el intérprete fue: "Dale 10 levas" (la moneda del país, equivalente a 5 euros). El español accedió, el policía revisó en un abrir y cerrar de ojos la documentación y se quedó la pasta.
  2. Cuando él va de España a Bulgaria en coche lleva varios paquetes de tabaco y algunas botellas de alcohol para pasar la aduana.
  3. Los dos hermanos más mafiosos de Bulgaria fueron capaces inutilizar el túnel de una autopista y desviar el tráfico para que ambos sentidos pasasen por un único túnel en ese tramo.
  4. El metro cuadrado en la calle Serrano de madrid está a 12.000 €. En Vitoshka, la principal calle comercial de Sofía, se encuentra a 50.000 €. Empresas como Zara han tratado de hacerse con un hueco pero nadie quiere vender porque las tiendas son una tapadera: todo se dedica al blanqueo de dinero.
Rumanía parece un poquito menos corrupta (aunque es difícil superar a Bulgaria), por lo menos se nota que están invirtiendo el dinero de la UE en reformar el casco histórico de la ciudad, en donde se encuentra el edificio de Correos o el Banco Nacional. Otros edificios interesantes de la ciudad son la Biblioteca Nacional, el Palacio CEC, el Ateneo, de corte neoclásico y construido en 1888 gracias a una colecta pública por los arquitectos Constantin Baicoianu y Albert Galleron:


O el Círculo Militar, en estilo neoclásico francés, que data de 1912:

Después del paseíto comimos un menú del día en el Caru' cu Bere, uno de los restaurantes con más solera de la ciudad (desde 1879). Por 22 leus (~6 euros) se pueden probar platos típicos rumanos. A mí me dejaron algo frío, sobre todo por la temperatura de los mismos. Y es que en Bulgaria y Rumanía hay una lamentable tendencia a servir comidas y bebidas a una temperatura ambiental. No hay peor cosa que tomar un café con leche frío: pues estos dos países serán capaces de sacarte de tus casillas ante la dificultad de convencerles de que no solo deben calentar el café, sino también la leche. Recordad estas sabias palabras en Bulgaria: nogo goresto (muy caliente). El "very very hot" no funcionó en Bucarest. Te mirarán como diciendo "Claro... caliente. ¿Cómo va a ser?". Y sin embargo son capaces de considerar caliente lo que nosotros tenemos a bien denominar templado.

Después de la comida y un descanso en el hostal salimos a cenar y a tratar de tomar una copilla antes de volver al hostal. Nuestra incógnita radicaba en saber a qué hora partía el último metro. Tratamos de encontrar un restaurante mencionado en nuestra guía, pero nuestra búsqueda fue en vano, así que acabamos cenando en La Mama, una cadena de restaurantes que solo parece hallarse en Bucarest.

Todavía inquieto por no saber a qué hora acabar de cenar para poder pillar el último metro, decidí preguntarle al camarero. Me respondió con un reconfortante "I'll be back", pero se apostó tras el mostrador de bienvenida para atender a los comensales que realizaban su llegaba y nunca más se supo de él. Es probable que I'll be back sea la forma de decir 'no tengo ni pajolera idea' en rumano. La cena no fue gran cosa, y cuando nos fuimos a la estación de metro más próxima nos dimos de bruces con la realidad: ya era demasiado tarde y estaban cerrando. Así que nos dispusimos a avivar de nuevo nuestro sentido de la orientación y nos metimos una pateada antológica por todo Bucarest. Más de una horita para descubrir, a tenor de las zanjas y calles en obras recorridas, que esta es la ciudad de los cinco años.


El Palacio del Parlamento de Bucarest, el segundo edificio más grande del mundo, después del Pentágono de EE. UU. Anteriormente se llamaba la Casa del Pueblo (Casa Poporului), pero recibió este nuevo nombre tras la caída de la dictadura comunista de Ceaucescu. Se puede realizar una visita guiada de 45 minutos, pero hay que reservar con al menos un día de antelación porque está bastante solicitado. En estas dos otras fotos se puede comprobar su grandeza.

Diego tendiendo la mano a Charles de Gaulle. Un noble gesto.

Los bancos-chincheta del parque de Kiselef dieron bastante juego.

Toma dos.

El parque de Herastrau en otoño es ideal para buenas fotografías.

El Palacio del Parlamento en todo su esplendor. Es grandecillo...

De noche. Lógicamente estas dos fotos no son mías.

El Arco del Triunfo rumano.

Entrada del Muzeul National Al Satului "Dimitrie Gusti", una bella sorpresa.

Cruce de caminos en dicho museo al aire libre.