miércoles, 12 de agosto de 2009

La vuelta al Báltico en cinco días (3)

Regresamos a un viaje realizado en mayo de 2008 cuya continuación había quedado en el tintero. El objetivo era recorrer 4 países en los cinco días disponibles. En Lituania tuve tiempo para ver Vilna, la capital y centro geográfico de Europa, además de Kaunas y Trakai. Una vez vistos visitados estos lugares, partí hacia la capital de Letonia: Riga.



Llegué tarde al hostal, desde donde saqué esta foto. En el hostal me encontré con dos chicas suizas, una de ellas de considerable belleza, que tenían pensado salir por la noche. Sin embargo, las salidas nocturnas eran incompatibles con el objetivo de este viaje: levantarse temprano todos los días para ver todo lo que tuviese que ofrecer la ciudad. El tiempo apremiaba, y a veces es un auténtico placer pasear por el casco histórico de esta ciudad (patrimonio de la UNESCO desde 1997) sin apenas gente que te importune.

No recuerdo la secuencia exacta del recorrido, pero me acuerdo que, en medio de mi paseo matutino, una voz me atrajo hacia este puente sobre el canal de Pilsetas, situado en Bastejkalns (Colina del Bastión). Al parecer, es costumbre entre los recién casados declarar cuán inquebrantable es su amor simbolizándolo en forma de candado amarrado a las barandillas del puente. Una costumbre no exclusiva de la cultura occidental, puesto que también la vi en Seúl.


Entonces me volví a mí señor (Dios, para ser más exactos) y dirigime a él con aquestas palabras:

-¡Oh, señor! Tú, que todo lo ves y lo sabes, apiádate del alma de tu pobre vasallo e ilumina con la luz de tu sabiduría el candado de aquella letona tetona en edad de merecer que haya quedado obsoleto por su regreso a la soltería.

Y el señor (Dios) respondió:

-¡Hop!


Riga también cuenta con edificios representativos. Uno de ellos es la "Casa de los Gatos", nombre que recibe por los dos felinos sobre sus sendas torres.


Otra es la "Casa de las Cabezas Negras", que acogía al gremio de comerciantes solteros. El edificio original data del siglo XV, reformado en el XVI y XIX, pero por desgracia los alemanes redujeron a escombros la estructura a base de bombas en 1941, y por si fuera poco los soviéticos remataron los restos en 1948, así que lo que se conserva actualmente es una reconstrucción realizada entre 1995 y 1999.


Para contemplar Riga a vista de pájaro (por pájaro se entiende "paloma cabrona lanzaexcrementos desde sus aposentos en campanarios y torres) subí a la torre de la Iglesia de San Pedro (¡en ascensor!) para obtener instantáneamente estas instantáneas a 70 metros de altura.



Después de una buena comidita y cervecita en la plaza de la catedral luterana, tocaba pensar en el siguiente destino: Tallin.

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