Si bien Gyeongbokgung es el palacio principal de Seúl, Changdeokgung forma parte Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1997. ¿Por qué será? Probablemente porque constituía la residencia principal de muchos reyes y acabó por convertirse en el lugar principal. Se construyó en el año 1405 y, al igual que el otro, fue reducido a cenizas por los japoneses en ese fatídico año de 1592. Y los coreanos no ganaban para desgracias, porque tras la reconstrucción en el año 1610, la mayoría de las estructuras del palacio fueron pasto de las llamas en 1623 al producirse una sublevación en favor del Rey Injo. Pero nada puede con la voluntad y el tesón de los coreanos, que volvieron a restaurarlo en 1647.
En la foto superior puede observarse lo que comentábamos con anterioridad: el camino hacia Injeongjeon (la sala del trono) tiene una parte central destinada exclusivamente al rey. En esos pequeños bloques de piedra a ambos lados aparecen inscritos los nombres de los oficiales de la época. Por supuesto, el más cercano al palacio corresponde al de rango más alto.
En el corazón del llamado Jardín Secreto se encuentra Buyongji, con este pequeño estanque cuya forma cuadrada representa a la Tierra en la antigua filosofía china (según la guía, la confuciana en concreto), mientras que el espacio central del árbol hace el papel de cielo.
Esta es la "puerta de la eterna juventud". Una vez atravesada, uno ya no puede hacerse viejo. Yo lo hice, así que supongo que estaré siempre en la flor de la vida. ¡Bravo!
Mucho se podría decir de este palacio, pero de nuevo no hay tiempo para más. Así que nos dirigimos a otro lugar de interés turístico que mi amiga visitaba también por primera vez: Bukchon.
Bukchon significa "aldea septentrional", nombre proveniente de su ubicación al norte de Cheonggaecheony Jongno. Seiscientos años de historia contemplan esta zona, con más de 900 casas al estilo tradicional coreano (hanok); toda una mirilla al pasado desde la que imaginar cómo era la vida otrora en el corazón del Seúl actual. Aquí residía la flor y la nata de la sociedad coreana de aquel entonces: oficiales del gobierno, generales y aristócratas. No en vano, Bukchon era el centro político y administrativo de la capital. Entre las residencias más ilustres se encuentran las de las familias Yun Bo-Seon, Baek In-Jae o Baek Hong-Beom. La primera de ellas es la que más importancia histórica tiene, pues es la única mansión aristocrática que se conserva, pero no está abierta al público porque pertenece aún a la familia Yun. Aquí vive con su familia el hijo de Yun Bo-seon, presidente de Corea del Sur entre 1960 y 1962.
En Bukchon encontramos un local de lo más apacible en donde tomar un "té de 5 sabores". Se llama así porque era dulce, salado, amargo, ácido y picante. La verdad es que, debido a mi desmesurada afición por los remansos de paz y quietud, podría haberme quedado aquí un buen par de horas meditando, o más bien sin pensar en nada. Un lugar ideal para reposar.
Tras Insadong y Hongdae le llegó el turno a Myeongdong, la zona comercial por excelencia de Seúl, o al menos la frecuentada por mi amiga Minji.
La Catedral de la Inmaculada Concepción de Myeongdong no tendría mayor importancia si no fuese porque, como occidental, me extrañó ver iglesias por estos lares. Pero lo que me reveló mi otra amiga coreana, Jasmin, me dejó de piedra.
Durante la dinastía Joseon, el cristianismo fue objeto de una dura represión, pero primero por el esfuerzo de los misioneros franceses (cuya persecución fue motivo de la invasión francesa de 1886) y después por la curiosidad académica que despertaban las nuevas corrientes, la popularidad del cristianismo ha ido aumentando exponencialmente hasta alcanzar cotas inauditas. Tanto es así que la iglesia con más fieles del mundo se encuentra precisamente en Seúl: la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido agrupa a más de 830.000 feligreses. De hecho, uno de cada 20 habitantes de Seúl es miembro de esta congregación, que recibe a tres mil nuevos fieles mes. Y no es un caso único, ya que cinco de las diez iglesias con más devotos de todo el mundo se encuentran aquí, en Corea del Sur. Increíble pero cierto.
Después de tan terrible impresión, lo mejor será dejar la continuación de nuestro periplo coreano para otra entrada de esta larga serie.
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