miércoles, 25 de febrero de 2009

Cómo dibujar una mujer de dentro hacia fuera

Este artista ruso es capaz de pintar a una mujer de dentro hacia fuera... en el sentido más literal de la expresión.

http://fcmx.net/vec/v.php?i=003702

domingo, 22 de febrero de 2009

O tren da vida

-¡Ai que cousiña máis linda! ¿Canto queres á túa nai? ¿Moito? ¿Quérela moito, non si? ¡Ai, que bonitiño es! (o neno comeza a chorar). ¡Non chores ho, non chores...!

O neno, somerxido nun profundo estado hipnótico, fitaba a pantalla e guiaba os designios do bonequiño con gran habilidade. Ó seu carón, o xogador impaciente cruzaba os dedos para desexa-la súa derrota: «Morre xa, morre xa... ¡Carallo, aí tivo sorte! ¡Vaites, non che hai forma...!

«¡Que guapa é! ¡E o lerchán do noivo que non lle fai caso! ¡Había ser eu! Danme ganas de bicala agora mesmo... ¡Boh, mira que son parvo, ocórreseme cada cousa...! Parece que xa esperta...».
-Que guapa estás cando dormes, Rosa...
-Gracias Serxio -di a rapaza sorrindo cos ollos medio pechados.

O Sr. García acende o ordenador e argalla nas contas da empresa. Tiña que presenta-los presupostos na xunta do vindeiro luns, e aínda tiña moito traballo por facer. Segundo os seus cálculos, o superávit da empresa no presente exercicio fora máis que satisfactorio, e a facturación era das máis altas nos últimos anos. Se cadra os empregados aproveitarían a ocasión para suxerirlle un aumento salarial.
«Estes voitres sempre andan ó que lles interesa -cavilou o xefe.»

-¡Está quedo Alexaaandreee! ¡Deixa de amolar á señora, que quere durmir! Anda, vén canda min... Cando cheguemos cómproche un Pikachu deses se te portas ben.
-Pero ten que soltar descargas eléctricas, ¿vale papi? -di o neno achegándose ó pai.
-Si, si. E se non solta botámoslle o micho e xa verás como bota unhas faíscas de aquí a mañá. Namentres dorme un pouquiño anda... -dille o pai ó neno, que senta no asento e comeza a cerra-los ollos.



Dende o banco máis afastado da estación, Xurxo ollaba coa súa engurrada faciana os trens, que semellaban incrementa-la súa velocidade cando pasaban por diante del. A xente fitáballe con altiveza dende os seus asentos, porque eles aínda pertencían ó mundo real, ó mundo activo que sobrevive e abandona ós que xa non son útiles. Xurxo lembraba tempos pasados e víase reflectido en cada un dos mozos e señores que esculcaba coa mirada. O vello Xurxo era aquel bebé inquedo no colo da súa nai, era o neno que trocaba a consola pola buxaina, era aquel rapaz que lle facía as beiras á moza dos seus soños, era aquel esvelto e garrido empresario que traballa cando todos descansan, era aquel pai de familia respectado e serio, mais agarimoso, que aloumiña ó seu pequeno, aquel era Xurxo.

Agora non podía cambiar nada, xa non era quen de arranxa-los erros que cometera na súa vida, gravados na fría e húmida lousa, o único que ficaría canda el cando caese a longa e escura noite de pedra.

jueves, 19 de febrero de 2009

Lest we forget (y 2)

Ahora que está de actualidad el juicio al camarada Duch (cuyo nombre real es Kaing Guek Eav) jefe de los verdugos del centro de torturas de Tuol Sleng, justo es recordar otra de las mayores atrocidades perpetradas el pasado siglo: la masacre de las huestes de Pol Pot, los jemeres rojos. Una vez más, no debemos limitarnos a recordar, sino que resulta imprescindible tratar de no olvidar. Nunca jamás.

La historia es por todos conocida, pero si quieren documentarse al respecto de los crímenes cometidos en Tuol Sleng les recomiendo el documental S-21: The Khmer Rouge Killing Machine. El documental relata el encuentro entre algunos supervivientes de las ejecuciones de este colegio reconvertido en una prisión sin derechos con sus propios verdugos e "interrogadores". Uno se plantea en estos dónde se ubica la línea de la culpabilidad de aquellos que tomaron partido por el bando "ganador" de 1975. Los torturadores, entre ellos el propio Duch, afirman que se limitaban a cumplir órdenes y que, en caso de no hacerlo, les esperaba la muerte. Los mismos ejemplos podríamos encontrar en el caso de los nazis alemanes. Por otra parte, muchos de los integrantes del bando jemer eran tan solo unos niños, fácilmente manipulables mediante la estulticia y un eficaz lavado de cerebro. Esto queda perfectamente demostrado en la película Los gritos del silencio, a mi parecer un muy bello oxímoron que nada tiene que ver con el título inglés, The Killing Fields (que hace referencia a los campos de la muerte de Choeung Ek). En esta película se demuestra como, en un régimen totalitario, no hay cabida para los intelectuales o los políglotas. Les recomiendo ver la película porque comprenderán mejor las dimensiones de esta atrocidad con un caso real. No quiero adelantarles nada más, tan solo mencionar la entrada respecto al filme del blog de mi buen amigo Diego.

Durante mi periplo camboyano tuve la ocasión de visitar Phnom Penh, y puedo asegurar que merece la pena. No solo por el majestuoso Palacio Real de Chatomuk Mongkul (un enorme complejo en el que me hubiera gustado tirarme unas buenas horitas), sino por la historia que tiene este sitio. Vaya por delante que los camboyanos son uno de los pueblos más simpáticos y serviciales que me he topado hasta ahora, razón de más para hacer más profunda la tristeza que le invade a uno cuando contempla los vestigios del genocidio. Después de haber visto la película quizá se enteren de que el actor camboyano se llevó un Oscar por su papel. Y es probable que se enteren también de que no era un actor profesional. ¿Por qué? Porque, después de la guerra, apenas quedaba rastro de artistas o intelectuales. El Dr. Ngor decidió de hecho participar en el filme para que el mundo supiera lo que allí había ocurrido.

Estas son algunas fotos que tomé durante mi recorrido por el ahora llamado Museo de los Crímenes Genocidas Tuol Sleng. Para más información, consulten los hipervínculos de este texto y las dos obras audiovisuales mencionadas.


Celdas de reclusión en Tuol Sleng.


Tumbas de 14 víctimas de Tuol Sleng.


Desconozco el motivo real, pero probablemente este cartel a la entrada de la sala en donde están expuestas las miles de fotos de las víctimas nos esté pidiendo un respeto al contemplarlas (por si a alguno se le ocurriese decir "¡Mira qué careto tiene ese!")

Horca utilizada por los torturadores para esos interrogatorios sin sentido.

Las celdas de los detenidos. Esa caja que está sobre la cama era su retrete. En la pared puede verse una foto del antiguo prisionero, tal y como fue encontrado. En este centro siempre había al menos entre 1.000 y 1.500 prisioneros, así que estaban hacinados en las habitaciones (como relata un antiguo vigilante en el documental mencionado)

Durante la visita también tuve tiempo para recorrer los famosos campos de la muerte de Choeung Ek, situados a escasos kilómetros de la ciudad. Otro lugar que parte el alma, siempre que seas consciente de lo que pasó aquí y leas la información mostrada.

Una imagen vale más que mil palabras. Como se puede leer en el cartel, los verdugos propinaban palizas a los niños apoyándolos contra este árbol.


En Choeung Ek, popularmente conocido (con razón) como los campos de la muerte, el régimen de los jemeres rojos ejecutó a unas 17.000 personas entre 1975 y 1979. Allí se encontraron 8.895 cadáveres cuando los vietnamitas liberaron Phnom Penh.


En la estupa budista de Choeung Ek se conservan más de 5.000 cráneos de las víctimas.

Mi compañera de viaje debió de sacar unas cuatrocientas fotos de esos restos. A veces me sorprende la actitud distante con la que cierta gente es capaz de observar los vestigios de tamaña atrocidad. No me gusta un pelo hacer este tipo de fotos, como si fuese algo digno de admirar, pero creo que es necesario que todo el mundo vea lo que es capaz de hacer el ser humano.

Una vez más, por favor, no olvidemos.

martes, 17 de febrero de 2009

Oden / おでん

Durante los fuegos artificiales de Chofu (調布市) , una ciudad situada en la periferia de Tokio, tuve la ocasión de degustar por primera vez un plato japonés muy habitual en invierno... ¡en pleno mes de agosto! Resulta que aquel sábado (23/08/08) hacía un día de perros y no mucho calor, lo cual tiene sus ventajas, porque los japoneses dejan a un lado su tan socorrido atsui (暑い), aunque lo cambian por un bimyou (微妙) al comprobar que sigue lloviendo tras apartar el paraguas (más información sobre este palabro en la entrada sobre los fuegos artificiales de Chofu).

He aquí pues un plato básico de oden.



Repasemos los ingredientes mencionados pues:
  • rábano (daikon)
  • fideos de glucomanano o ito konnyaku (procedentes de una planta llamada konjac o コンニャク)
  • un huevo (tamago o 卵)
  • chikuwa (pasta de pescado en brote de bambú)
  • albóndiga de carne (en este caso) o tsumire
Todo esto por el módico precio de 500 yenes.

Itadakimasu / ¡Buen provecho!

domingo, 15 de febrero de 2009

Ela

«Véxote tódolos días. Soño contigo no máis escuro da noite. ¿Sabes que existo? ¿Quen son eu para ti?

»Ela, maldita sexa.

»Perdida entre a multitude, vagas nun mar de sombras sen dáreste a coñecer. Cuberta por un manto de tristura, fechada nunha gaiola de soidade. Dedícoche tódolos meus pensamentos. ¿Por que estás tan soa? Non podes ser sempre así. ¿Vas ser sempre así? Quérote. Quérote. Gustaríame poder dicirche algo fermoso cando te vexo. Ás veces decátome da sorte que teño ó poderte ver a cotío. Sempre estás aí, co teu cabelo negro coma o acibeche e os teus ollos verdes coma esmeraldas. Os labios tenros e vermellos, con ese sorriso amargo da Afrodita que agocha a súa beleza para non ser vista. A expresión da túa sensual faciana traduce a bondade do teu corazón.

»Algún día atrevereime a falar con ela, cando sexa menos tímido e logre controla-los meus glóbulos vermellos para que non ruborizarme. Non sei se lle gustarei, nin se serei quen de investiga-lo que ela sente por min. Seica Groucho Marx dicía que era mellor estar calado e parecer parvo, que falar e despexa-las dúbidas definitivamente.

»Gustaríame tanto poder aloumiñarte, recolle-las túas bágoas do amor perdido, bicarte a modo mais vivir a toda présa, espertarme pola mañá e encontrarme de socate coa túa compañía, esvarar pola túa pel, mesturarme contigo e ser un só corpo, quererte tódolos días do resto da miña vida... Seriamos tan felices xuntos... Mais eu non podo aspirar a se-lo dono de tanta beleza. Soamente son un par de ollos máis á esculca, nun océano de olladas.

»Ela. O seu cabelo ondea ó vento despistando á noite. Ela. A súa ollada fuxidía amolece mesmo o corazón máis duro. Ela. Os seus beizos derreten o xeo e fan doce o fel. Ela. Os seus peitos encerran lagoas de paixón. Ela. As súas mans suxeitan a froita prohibida. Ela. Sempre feita unha berenguela.

»Intentei esquecerte pero non puiden. Intentei afastarte dos meus pensamentos pero non puiden. Vén canda min...»

martes, 10 de febrero de 2009

The 15 Most Annoying Video Game Characters (From Otherwise Great Games)

This hilarious article by Tim Lovett examines the top 15 characters who have got on many gamer's nerves throughout the brief history of videogames. A must read!

Un artículo descacharrante sobre los 15 personajes de la historia de los videojuegos que más pesados resultaban a todo jugador de pro. ¡Una lectura imprescindible!

domingo, 8 de febrero de 2009

Vida cotiá

Erguinme cedo pola mañá, preparado para un capítulo máis da miña tediosa existencia. Non me decatei de po-lo pé dereito ó levantarme da cama, e un mal presentimento invadiu o meu espírito. Despedinme de Breasty, a miña boneca inchable, cun beixo. A miña ruliña non se decatara do meu espertar, así que aproveitei o seu imperdoable descoido e asasineina cun machete. Teño que admitir que desconfiaba dela ultimamente, e vira a versión nova de Tetator no sex-shop, polo que non puiden máis que acabar coa miña primeira relación estable.

Collín o meu transporte cara ó inferno e comecei a miña odisea polo reino dos domingueiros, esa xente que leva unha bucina mesmo no cu, coa man encima do chifre, contando de memoria os segundos que faltan para poñerse en verde o semáforo, e adverti-lo cambio de color ó de diante cando o ollo humano normal aínda non o percibiu. Si, conducir é marabilloso. Por un estraño fenómeno paranormal, sempre dou co carril máis lento, sempre teño un novato diante e un ancián berrón detrás.

Acabo a ruta e saio do coche. O primeiro que sinto é unha cremosa substancia, mais ben tirando a grande, que naquel mesmo lugar, se cadra unhas horas antes, se cadra días, houbo un representante da familia dos cánidos que non tivo mellor idea cá de saca-lo mellor de si mesmo nesa parte da beirarrúa destinada a ser pisada polo meu pé. É un deses momentos na vida nos que realmente cres que a expresión «¡Merda!» non pode estar mellor utilizada.

Pola tarde, unha visita ó ximnasio. A primeira e única visita na miña vida. Nunca entendín a utilidade que ten ir a un lugar onde che mandan coller unhas pesas e levantalas. Sofres, súas, poste rubio coma un tomate, e ¡vaites, seica todo o mundo é experto nisto menos o último pailán que chega!, que sempre vas ser ti. Eu creo que son actores contratados para dar moral á xente, para que vexan en qué se poden converter adestrando. A min desmoralízame. Estar seis horas á semana asfixiándome, erguendo unha condenada barra con dúas mandarinas a cada lado é moi triste. E máis aínda ó ver as rodas de tractor que poñen as mulas esas, quedo perpléxico. Ter que pagar por facer un esforzo equivalente a subir trescentas bolsas da compra ¡Estámosche bos!

Pola noite, volta ó fogar, doce fogar. Creo que xa sei sobre qué face-la miña tese doutoral: as conversacións no ascensor. Son a expresión máxima da impotencia, que en moitos casos poderíanse resumir nunha oración: «Non teño ganas de falar, pero vouno intentar». E claro, a xente é demasiado amable, e rematan por establecer diálogos coma este:

-¿Que día vai, eh?
-Si... que día (primeiro piso).
-E... claro, calor e tal...
-Si, abafante, e iso... (segundo piso)
-Si, si...
-Si (terceiro piso). Adeus. (¡plof!)

Nese exemplo vese claramente como os dos suxeitos queren chegar o máis rápido posible ó seu piso, e para evitaren caer no silencio incómodo, pasa o que pasa. Ás veces chega a ser lamentable:

-Pois si, hoxe é martes.
-E mañá mércores, claro...
-Que curioso... os dous comezan por “m”...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Lest we forget (1)


"No lo olvidemos" rezan los últimos versos de cada estrofa en la oda "Recessional" de Rudyard Kipling, con los que el autor indio-británico alertaba a los británicos contra el orgullo imperialista. La misma expresión se suele añadir a la "Ode of Remembrance" (oda del recuerdo u oda conmemorativa) de Laurence Binyon.

They went with songs to the battle, they were young.
Straight of limb, true of eyes, steady and aglow.
They were staunch to the end against odds uncounted,
They fell with their faces to the foe.
They shall grow not old, as we that are left grow old:
Age shall not weary them, nor the years condemn.
At the going down of the sun and in the morning,
We will remember them.

Una composición que se recita en días señalados, como el ANZAC Day (por los soldados australianos y neozelandeses muertos en la Primera Guerra Mundial) o Remembrance Day (que rinde tributo al sacrificio de civiles y fuerzas armadas en tiempos de guerra).

El estar "atrapado" en Tailandia me permitió realizar una de las visitas más típicas en los alrededores de Bangkok: el mercado flotante y el puente sobre el río Kwhae Noi, mundialmente conocido como Río Kwai.


El famoso puente de la novela de Pierre Boulle, y de la aún más famosa película con su respectiva melodía, se encuentra a pocos kilómetros de la ciudad de Kanchanaburi, al oeste de Bangkok.

¿Contexto histórico? Durante la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas japonesas invasoras decidieron construir una vía de ferrocarril en este difícil terreno que uniese Tailandia con Birmania. Miles de personas fueron obligadas a trabajar en condiciones infrahumanas, lo que provocó la muerte de 16.000 prisioneros de guerra (los más recordados) y 100.000 peones asiáticos (los más olvidados). Los bombardeos aliados destruyeron el puente en 1945, pero fue reconstruido en metal, y las reparaciones de guerra de los propios japoneses ayudaron a sufragar las arcadas. Si habéis visto la película, merece la pena que seáis conscientes de dos hechos:

  • El coronel Saito existió realmente, pero su verdadero carácter distaba mucho del personaje cruel e inhumano del filme. El verdadero Saito era un militar culto, inteligente y humano que trataba a los prisioneros con respeto y compasión. Hasta el punto de que, tras la derrota de Japón, Tossey acudió como testigo al consejo de guerra que el tribunal aliado para crímenes de guerra entabló contra Saito y le salvó de la horca con sus declaraciones. Cuando Tossey murió, en 1975, Saito viajó a Inglaterra para visitar su tumba.
  • El coronel Nicholson (Alec Guinness) se inspira en la figura real de Philip Tossey, teniente coronel ingeniero del ejército británico. Prisionero de los japoneses, fingió aceptar el encargo de sus captores para construir el puente, aunque en realidad hizo lo que pudo para sabotear la construcción: desde añadir barro al cemento para debilitarlo hasta infectarlo de termitas que él y sus hombres cogían en la selva.



Los excesos cometidos en las guerras y conflictos de todo el mundo han roto las vidas de millones de personas. El escritor Henry Miller (Trópico de Cáncer) decía que "Cada guerra es una destrucción del espíritu humano". A mi modo de ver, refleja la impotencia de nuestra especie por alcanzar una convivencia pacífica. No importa lo cruel o duradera que sea, siempre volverán a repetirse, y un conflicto de estas dimensiones deja como legado a su heredero el caldo de cultivo para otro. La Primera Guerra Mundial fue la herencia cuya incorrecta resolución derivó en la Segunda Guerra Mundial, y esta a su vez generó el siempre vigente y aparentemente irresoluble conflicto árabe-israelí. Cuando todos pensamos que el fin de una guerra es motivo de regocijo y alivio, no somos conscientes de la perpetuidad de estas luchas y de la mezquindad del ser humano. Tropezamos más de dos veces en la misma piedra, incurrimos una y otra vez en el mismo error, causamos dolor y desdicha en gente que ni siquiera conocemos, acabamos con vidas de gente anónima, sacrificamos generaciones de personas cuyas vidas se disuelven inútilmente en la guerra; su piel perforada por el plomo y el corazón del allegado hecho trizas para siempre.

Hagamos caso a los epitafios del cementerio de Kanchanaburi. Lest we forget. No debemos olvidar. Y como herederos de estas contiendas debemos ser conscientes de la gravedad del asunto y evitar a toda costa que tamañas barbaridades vuelvan a producirse.

domingo, 1 de febrero de 2009

Noites de voda (historia a base de refranes y dichos gallegos)

Eran as doce da mañá. Espertáronme os berros da miña mai («¡Non píse-lo sapo, nugallán!») Levanteime despois de despistar á madrugada nos meus intentos de pasa-la cruz de ferro. Ía preparado, pero ó final fun mallar e saín mallado. Superei a miña timidez con constantes doses de alcohol e xa ía cargando para Navia cando me encontrei co meu obxectivo. As rapazas que non reclaman a miña atención abundan máis que a lama e eu fágome de Angrois cada vez que unha delas e empeza a falar comigo. Teño que aturar a rapazas que teñen unha lingua coma unha subela, mentres penso «Por min que chova, máis que pesada».

Teño comprobado varias veces que as rapazas máis guapas e simpáticas sempre están cos máis lercháns, feos coma un croio, e moitas veces gábanse de estar forrados, pero resultan ser señoritos de caldo á merenda. Hai rapazas que quedan engaioladas por ese misterioso atractivo dun home que non vale un can, ¿por que non se decatan de que son aristocracia de pan de millo? Se fosen ricos comprenderíao, a ninguén lle gusta ir coma nunha voda sen caldo, e poder saca-la barriga de mal ano sempre que queiras, ou estar á paparrandona toda a vida ben merece un esforzo. Pero eses tipos, por cada verdade que din cáenlles un dente, e aínda os teñen todos.
Mais seica o meu esforzo é inútil. Demasiado fermosa para min. Como diría a miña mai: «Moitas horas ó lume e un garavanzo a cocer».

Onte ía feita unha berenguela cando a vin, e tiven o inmenso honor de falar con ela durante un tempo, tendo coidado de que as baballas non se derramasen por ámbalas dúas comisuras dos meus beizos. Estaba un pouco tristeira, porque acababa de recibi-la mala nova de que morrera un familiar seu, e, ante a seriedade do acontecemento, decidín non move-la engrada para o meu muíño e limitarme a consolala, conseguindo que apoiase a súa cabeza enriba do meu ombreiro, momento no cal unha enorme acumulación de saliva no garneato tiña que cede-lo paso as bágoas mestura de emoción e excitación que empezaran a saírme dos ollos.

Mais o momento estelar da noite foi cando me deu as gracias e me dixo que valía un Perú. Nese momento non sentía envexa dos típicos chulos de praia, lanzais coma piñeiros e fortes coma carballos. A verdade é que non me miro polo ferrado da Guarda cando digo que eu tamén son atractivo. Un pouco delgadiño, e non hai forma de solucionalo, a pesar de que teño o muíño picado.

Despedinme dela moi ó meu pesar e seguín o meu percorrido cos meus camaradas, e foi saír dun souto e meterse noutro, porque nos encontramos coa banda das cinco mulleres co peor coeficiente mental ó Leste do río Miño. Primeiro a morte do familiar da miña amada, e logo isto: era unha noite de pouca la e moitas silveiras. Menos mal que disimulamos e fixemos coma se andasemos no tren que vai a Carral. Parecía que nos estaban perseguindo, co que non puidemos facer lama nun sitio, ata que xa ían na misa. Toda a noite a vagar con paradas rápidas, groliños de lume e vómitos de xeo, esmendrellándonos coa risa. Xa é sabido, que cando o líquido cura-feridas mestúrase co gas da risa, as neuronas empezan a caer no campo de batalla, e sénteste coma se estiveses na horta e non víse-las verzas. Ó final a porca non saíu tan mal capada, e non se pode ser tan troxomenoxo. Aínda son novo, ¡viva o meu (enorme) sex-appeal!