sábado, 27 de septiembre de 2008

Thank you, Japan

Well, since I'm writing this entry at the airport and the Spanish language setting seems to be locked, I'll have to write in English.

I've had one of the most wonderful experiencies of my life in these brief but intense 3 months. I've learned Japanese, met a lot of people, encountered old friends and lived it up. These are some of the people I'd like to thank:

Amir: I had a great time living in that small palace in Nakano.

Bernardino: I enjoyed a lot those trips to Yokohama and Asakusa. I hope you can find a job there, but no matter what you do, you'll always take the right decision.

Masayo & Tamayo: thanks for making Disneyland entertaining.

Chika & Masako: the greatest tour guides ever.

Doris, Marta and the Italians: thanks for a hell of a good time!

Nakano, Masato, Naomi, Yuki & Hiroyuki: thanks for the perfect good-bye party. Nakano, I'll never forget your generosity and kindness.

I gotta wrap this up... Thanks a lot to all of you!!! Time is up!!!

jueves, 25 de septiembre de 2008

Yokohama / 横

Yokohama es la capital de la prefectura de Kanagawa, la más poblada de Japón junto con la de Tokio. La cojnunción de estas dos prefecturas con las de Chiba y Saitama conforman la mayor área metropolitana del mundo.

Está muy bien conectada con Tokio, de ahí su fama como zona residencial para los que trabajan en esa ciudad. Por lo demás, lo que merece la pena visitar es la zona de Mirato Mirai (aprovechando quizá para subir al observatorio del Landmark Tower), el puerto y Chinatown. He aquí algunas imágenes de mi paseíllo con Bernardino.


He aquí una amplia selección de "empanadillas" chinas en Chinatown. Ahora no me sale el nombre...

El templo budista de Chinatown.


Ese yate es en realidad un museo.

Este es un paseíllo decente que lleva hasta la zona portuaria.

Minato Mirai, la zona de los rascacielos. El de la izquierda se llama Landmark Tower y es el más alto de todo Japón. Sí, está en Yokohama.

¿No es verdad, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
se acumula tanta mierdecilla
que desprende mal olor?

Una de las entradas al Chinatown de Yokohama.

martes, 23 de septiembre de 2008

Kakigori / かき氷

Una de las maneras de afrontar el intenso calor nipón que ya toca a su fin es con un estupendo kakigori, la versión japonesa de nuestro granizado. Hay chorropecientos diferentes, pero todos tienen en común la capa de hielo raspado (el propio nombre lo dice, porque kori significa 'hielo', y se convierte en gori al ir pospuesto). Se suele mezclar con leche condensada y sirope para endulzarlo. Este ejemplar de aquí lleva fresa (ichigo, 苺) y "helado blando" (soft cream).



Y si no te van los kakigoris, pues tómate este helado de debajo.


domingo, 21 de septiembre de 2008

Vista panorámica desde Roppongi Hills

Una entrada breve para mostrar algunas fotos obtenidas desde el mirador al aire libre situado en lo alto de la Torre Mori (de 54 pisos), en el complejo Roppongi Hills. La entrada cuesta 1500 yenes y las vistas merecen la pena, aunque probablemente sea más espectacular de noche. Tiene una parte acristalada en el piso 52 que se llama Tokyo City View, esta al aire libre es conocida como Sky Deck, y fue inaugurada en mayo de este año. Es el más alto de Japón al aire libre (el más alto en interiores se encuentra bastante cerca, en Yokohama). En concreto, el Tokyo City View se encuentra a 218 metros desde el suelo y 250 desde el nivel del mar, mientras que Sky Deck está situado a 238 y 270 metros, respectivamente. El diseñador se llama Richard Gluckman.

¿Cuáles son los rascacielos más altos de Tokio, pues? Este es el top 5:

1. Tokyo Midtown, Midtown Tower: 248 m, 54 plantas
2. Tokyo Metropolitan Government Building No. º: 243 m, 48 plantas
3. Sunshine 60: 240 m, 60 plantas
4. NTT DoCoMo Yoyogi Building (la versión japonesa del Empire State neoyorquino): 240 m, 27 plantas
5. Roppongi Hills, Mori Tower: 238 m, 54 plantas


Aquí vemos la Torre de Tokio / 東京タワー

El verde en primer plano es el cementerio de Aoyama, más atrás queda el parque de Yoyogi y los jardines de Shinjuku, con sus rascacielos acechantes.

Dos rascacielos vistos desde la Tokyo City View.

Tokyo Midtown, con su correspondiente Tokyo Midtown Tower.

El National Art Center.

viernes, 19 de septiembre de 2008

The putiferio

Pues sí, un título al más puro estilo Forges. Y es que en Japón, o por lo menos en Tokio, no es muy complicado irse de picos pardos y echar una canita al aire. Si tus salidas por Roppongi llegan a ser cansinas, al ver que tanto requiebro y aproximación resultan infructuosas, qué mejor forma de desahogarse que darse una vuelta por Kabukicho (歌舞伎町), el barrio rojo tokiota, por así decirlo. En esta zona se pueden encontrar un sinfín de locales de entretenimiento para adultos; verbigracia: mancebías, clubes nocturnos o los llamados hoteles del amor/ラブホテル/love hotel.

He aquí un ejemplar.

Aquí vemos las dos tarifas: rest o polvete rápido (por la noche el máximo son 3 horas) o stay (pagas más y te quedas toda la noche).


Una calle llena de estos hoteles.

En esta zona hay tantas prostitutas como prostitutos. Se pirran por los nombres extranjeros. ¿Cuán alto está el listón en este sitio?

Aquí tenemos a la selección femenina.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Sumo / 相撲

Una de las cosas que me faltaba por ver de Japón es un deporte bastante popular: el sumo. En Japón hay 6 grandes torneos al año, y 3 de ellos se disputan en Ryogoku (両国), una zona de Tokio en la que había estado el viernes anterior (12) para ir al museo Edo a ver una exposición sobre caligrafía china y, de paso, darme una vueltecilla por el acogedor parque de Yasuda.

Presenciar unos buenos combates de sumo no es tan fácil como parece. Además de Tokio, las otras ciudades en donde se disputan torneos son Nagoya, Osaka y Fukuoka. Estas competiciones duran 2 semanas seguidas, con encuentros durante todo el día (desde las 8:30 hasta las 18); yo he tenido la suerte de estar todavía aquí para el torneo de septiembre (y que ese torneo se disputase en Tokio). Así que fui con Chica (una de las personas más amables y maravillosas que he conocido en mi vida) a disfrutar de unos buenos encuentros en directo. La entrada más barata costaba 3600 yenes, así que nos decidimos por esa. Aunque estaba un poquito lejos, se veía muy bien y había muchos asientos libres delante en los que no me hubiera importado sentarme, pero mi limitada educación me lo impidió.

A pesar de que el precio es un tanto elevado, uno puede quedarse en el recinto tanto como quiera, o salir y volver al cabo de un rato. También hay puestos de comida, así que pudimos recargar energías mientras veíamos los combates. Ha sido una experiencia muy interesante, entretenida y enriquecedora. Independientemente de que a uno no le guste el sumo, tiene bastantes aspectos interesantes sobre la cultura japonesa que me resultan irresistibles de investigar.


Los luchadores realizan un pequeño ritual antes de lanzarse al ataque. Esparcen la sal contenida en esos recipientes de la esquina sobre la arena para purificarla, dan una palmada y extienden las manos en cuclillas para mostrar que no llevan armas (ese es el origen del movimiento, vamos) o patean el suelo con ambas piernas para ahuyentar los malos espíritus. En esta foto se pueden ver las dos fases: primero se inclinan hacia un lado y alzan la mano cuya correspondiente pierna van a levantar. Después hacen lo propio con la otra.

Lo cierto es que a veces los luchadores pueden tirarse un buen rato amagando el comienzo del combate. Para empezar tienen que llegar a sincronizarse perfectamente, es como una especie de acuerdo no hablado. Si uno se lanza a por el otro pero este no reacciona, el combate no puede empezar. En este vídeo se puede observar cómo se demora el inicio hasta que los contrincantes no están preparados. Nótese como la primera postura que adquieren al ponerse en cuclillas no es la de combate, siempre es la segunda. Eso también me llamó la atención.




En los aledaños del estadio hay pancartas con los nombres de los luchadores o rikishi (力士) más famosos.

Al ser el primer día del torneo, hay varias ceremonias. Una de ellas reúne a todos los luchadores de rangos superiores, tanto los del este como los del oeste, ataviados con su kesho-mawashi (化粧廻し). Cada uno de estos delantales cuesta al menos 2 millones de yenes, y los que hay que llegan a valer 10. ¡Inquietante!


En el techo se pueden apreciar los retratos de anteriores ganadores. Según me dijeron, son fotos que después adquieren apariencia de retrato en pintura. Asashōryū Akinori es la figura cuasi omnipresente, debido a su espectacular dominio en los últimos años.

He aquí una panorámica del estadio desde el piso superior.

Aquí vemos a uno de los dos yokozuna (en el centro), ataviado como tal, realizando su entrada ceremonial. ¡Y rima! El yokozuna (横綱) es el rango más alto dentro del sumo. Actualmente hay dos, pero esto no tiene por qué ser siempre así. Puede haber hasta cuatro o incluso ninguno. Los dos yokozuna actuales son Asashoryu (朝青龍) y Hakuho (白鵬). Curiosamente, ninguno de los dos es japonés, ambos son mongoles.

El sumo no es un deporte vetado a extranjeros. Buena prueba de ello es este combate entre Baruto Kaito (把瑠都 凱斗, Estonia) y Kotoōshū Katsunori (琴欧洲 勝紀, Bulgaria). Este último ha sido el primer europeo en obtener el rango de ozeki (大関), el inmediatamente inferior al yokozuna. Es un luchador tremendamente popular en Japón, no había más que oír cómo coreaban su nombre y hasta le hacían una entrevista en el panfleto que me dieron. ¿Quién ganó el combate? Veámoslo...


¡Bravo!

Algunos encuentros, generalmente los más populares, están patrocinados por algunas empresas. En este caso había 11 anuncios, lo cual es una cifra considerable. Al término del combate, el árbitro entrega la pasta al ganador en un sobre y este dibuja el kanji de kokoro (心) con la mano, en señal de agradecimiento. De todas formas, no hay más que ver sus caras para darse cuenta de que no lo hacen con mucho sentimiento.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Darling wa Gaikokujin / Mi chico es extranjero / My darling is a foreigner

This entry is specially dedicated to Elena, who mentioned the series in one of our chats. Yes, I knew about the manga when I was in a JR train one of the first days and this friend of mine told me that it was about a Japanese girl who's married to a gaijin, that is, a foreigner. It's a fun way to confront two ways of thinking, see how Japanese people and culture are in the eyes of a Western guy, in this case a Hungarian-American journalist named Tony Laszlo. His wife, Saori Oguri, is the author and storyteller: I'm sure there are plenty of funny an real-life anecdotes that you can find in this manga. In fact, one of these days I have to look for mangas I could read in the probably distant future: this might be one of them.

Esta entrada está especialmente dedicada a Elena, que mencionó esta serie en una de nuestras cibercharlas (¡toma español castizo!). Pues sí, conocía el manga porque un amigo mío me habló sobre él cuando vimos una pequeña animación en uno de los trenes JR que cogí con él los primeros días. Trata sobre una chica japonesa que está casada con un gaijin, esto es, un extranjero. Es una forma divertida de comparar dos formas de ver la vida, además de comprobar cómo vemos los occidentales a los japoneses y a su cultura. En este caso, el occidental en cuestión es Tony Laszlo, casado con Saori Oguri, autora y relatora de las a buen seguro numerosas y divertidas anécdotas basadas en la vida real que se pueden encontrar en el manga. De hecho, uno de estos días tengo que ponerme a buscar algún manga que pueda leer en un probablemente lejano futuro: este es uno de los candidatos.


Kore mo douzo (esto/también/por favor). Supongo que vendría a ser un "sírvase, sírvase, por favor" o algo así.

Creo que la protagonista dice "Mamá... pareces una niña...". En fin, mejor dejar a alguien con conocimientos de japonés interpretar el texto.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Se acabaron las clases

Pues sí, el viernes fue el último día de clase en la academia. En total han sido 135 horas que me han servido para adquirir unas nociones de la lengua japonesa. Las últimas 30 horas han sido especialmente provechosas, porque yo era el único estudiante de la clase. Por alguna extraña razón, nadie más se apuntó y pagué un precio normal por unas clases que parecían privadas. Hice las preguntas que me daba la gana y trataba de explicarme en japonés. Nunca pensé que sería capaz de hacerlo al llegar aquí, así que he quedado muy contento con la academia Kai. Desde luego, si vuelvo a Tokio ya sé a dónde ir.

El último día fue especialmente divertido. He tenido muchos profesores distintos (unos nueve), pero Morooka-san me ha parecido el mejor. Debido a su condición de traductora EN-JP Maroyama-san siempre podía recurrir a la palabra inglesa, pero Masaharu siempre lograba explicarse sin recurrir a esa lengua. Por otra parte, el nivel de inglés de los profesores no suele ser muy alto, lo cual a fin de cuentas viene que ni pintado para hacer un esfuerzo mayor y tratar de comprenderlos.

¡Gracias por todo, profesores!

Masaharu Morooka (諸岡 正治), mi profesor favorito.

Haciendo el capullo delante del cartel de la escuela :-D.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Vagones para mujeres

Pues sí, cuando cogí el tren el otro día (me encanta este expresión, podría estar hablando de 1925) me di cuenta de que me había metido en el vagón incorrecto. Y es que en algunos trenes de Tokio, al menos, el último vagón está reservado para las mujeres (probablemente sean los vagones de ambos extremos). También pueden disfrutar de este privilegio los niños de hasta la escuela primaria, los minusválidos y aquellos que estén ayudando a estos últimos, sea cual sea su sexo.


La ubicación de los vagones está indicada en el suelo de las estaciones.

¡Lo pone bien clarito!


Detrás de esta puerta se encuentra un auténtico haré... Vaya, pues esos de allí no parecen mujeres.
¿Pero qué hace este tío aquí?

Pues al final resulta que esa limitación solo se aplica entre las 6:57 y las 8:56, entre dos estaciones determinadas. ¡Ya me parecía a mí raro que unos japoneses se saltasen las reglas!

martes, 9 de septiembre de 2008

Definition of cuteness in the Awaodori festival

Many people think that Eastern children rank higher in the worldwide cuteness scale. Well, that might be true, judging by the the sweetness and innocence displayed by the little boys and girls who took part in the Awaodori festival in mid-August. Sometimes you have to be an insider to get wind of this kind of festivals, and what better insider that two Japanese girls who collaborate on the Tokyo Free Guide website? Yes, that's right. The simplest Google search could sometimes lead you to wonderful human beings, such as Chica and Misako, who have the courtesy and kindness to show me what's on in Tokyo and get to places where tourists are scarce and one has the feeling of being totally immersed in the fascinating Japanese culture.

The most famous Awaodori is the one in Tokushima, but the one we went to was located in Shimo-Kitazawa, an area in Tokyo South of Nakano, where I live. Around 10 teams walk and dance along the streets, each one with their personal style, although there are common dances, like the dance of fools. They also play several instruments, such as drums, flutes or shamisens. I particulary liked the red team because they really had his heart on it, increasing the rythm, dancing like crazy and even waving at the bystanders (including me :-D). I must admit I have fallen in love with Japanese festivals, I had already had the time of my life when I visited the Yasukuni Shrine for the Mitama Festival, when I got a first glimpse at the Obon dance, tons of different food specialties and the last Tanabata streamers.

The music I could listen to in the Awaodori festival is somehow so powerful that I couldn't stop tapping my feet and moving around to follow the rhythm.

Children formed the bulk of some of the teams, and it was definitely the pinnacle of cuteness. You could easily spot the children by the drool coming out of the bystanders' mouths, or the gleaming pride of their escorting parents.

Hordes of kids dancing.

Hordes of parents right behind them hoping that their children don't break a leg.


domingo, 7 de septiembre de 2008

El festival de Mitama / Mitama Matsuri / みたま祭り (y 2)

Para complementar la entrada relativa al festival, he aquí dos vídeos que muestran dos bailes totalmente distintos. El primero es el Obon, bailado al compás de los taikos tocados por los talentosos percusionistas. Un placer para la vista y el oído. Algunos de ellos eran ciertamente espectaculares.




Debido a mis limitadas nociones sobre la cultura japonesa, no estoy muy seguro de cuál es la procedencia de este segundo. Y si Chica me lo dijo durante la actuación, ya me he olvidado. Este grupo estuvo bailando sin parar durante un buen rato, y con ese calorcito que hacía tiene mucho mérito. ¿Se trata de una versión moderna del Sōran Bushi (ソーラン節)? Lo digo porque parecen gritar Yaren soran entre tanto brinco.


viernes, 5 de septiembre de 2008

日光 - Nikko, belleza ácrona (2)

Acabamos la primera parte de nuestro periplo por Nikko con el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO allí presente ya visto para sentencia. Tras abandonar el puente de Shinkyo cogimos un bus con destino a la zona del lago Chuzenji, en donde se encontraba nuestro hotel, que recomiendo encarecidamente por su buen precio y estilo oriental. Antes de irnos a la cama como buenos niños, hubo tiempo para dar un último paseo nocturno hasta el Futarasan Chugushi Shrine ('el santuario medio'), situado al pie del monte Nantai, al norte del lago Chuzenji, que aquella noche adquiría un bello aspecto por las hileras de linternas flotantes que se iban iluminando sucesivamente, un bonito espectáculo que presenciamos desde el balcón de la habitación. Después del paseo decidimos (es decir, decidí, porque las japonesas no andan muy sobradas en esto de tomar decisiones, prefiriendo aceptarlas) ir a un restaurante de la zona para cenar un buen plato de udon.


Aquí podemos observar los tres tipos de udon servidos, con su sopa de miso y su tempura incluidos.

Tras saciar nuestra hambre y sed nos encaminamos al hotel para probar el onsen (温泉) interior del que disponía. La verdad es que esperaba encontrarme con un receptáculo de agua caliente penetrable y disfrutable, pero en cuanto mi dedo gordo entró en contacto con el líquido elemento, me di cuenta de que nunca jamás podría adentrarme en esa auténtica caldera infernal. Me quedé atónito y atontado al tener que renunciar al relajante placer de las aguas termales, y me dispuse a aguardar la llegada de un japonés cualquiera que pudiera ilustrarme el secreto de tan calinosa piscinita, pues no había nadie en ese momento. Al cabo de un rato llegó un indio que, a falta de lugareño, bien me serviría para aprender cómo demonios se las apaña uno para descender a las aguas del averno. Sin embargo, el forastero en cuestión se dedicó simplemente a recrearse en su eterna ducha y abandonó el recinto sin tan siquiera oler de cerca el agua. Así que me resigné y opté por imitar al efímero visitante: ducha al canto y a la cama, que mañana será otro día.

Y qué día me esperaba... Nos levantamos por la mañana y desayunamos en un restaurante cercano antes de realizar nuestra primera visita: las cataratas de Kegon.




Conforman una bella instantánea, pero lo cierto es que hasta en el propio Japón existen varias que la superan en altitud, siendo las de Hannoki las más altas. Esta cascada en concreto presenta una altitud de 97 metros, y desgraciadamente es famosa por el alto número de suicidios que se han producido allí.

Esta zona no anda escasa de cascadas, y en nuestro viaje encontramos otros dos bellos ejemplares. Probablemente esta sea mi favorita, Yudaki, por la proximidad desde la que se puede observar y el ambiente alrededor. No hace falta batir plusmarcas mundiales de altitud para disfrutar plenamente del placentero sonido del agua corriente.




Al pie de las Yudaki Falls comenzaba la ruta de senderismo más deleitosa que servidor haya disfrutado. A lo largo de este paseo la naturaleza se siente más viva que nunca. Se ven serpientes, cuervos o mariposas que casi se pueden tocar con la mano, y uno se da cuenta del placer que proporcionan las cosas más simples. Hay una extraña simbiosis con la naturaleza y una grata complicidad con los demás transeúntes, con los que cruzamos numerosos "konnichiwa" en nuestro caminar. Uno no espera saludar a un desconocido cuando caminar por las calles de una gran urbe, pero sin embargo todo cambia en el campo. Según Minako, los saludos son espontáneos e indefectibles, y sirven para asegurarse de que el interlocutor se encuentre bien. Como diría Jim Carrey en Man on the Moon: "¡Cuánta amabilidad!".

Estas son algunas fotos del paseo realizado. Probablemente no hagan justicia a las sensaciones que uno experimenta cuando tiene la fortuna de vivirlo in situ.



Tres mariposas que se posan grácilmente sobre un mapa de la zona. La foto está hecha sin zoom, me acerqué hasta ellas prácticamente hasta tocarlas con la cámara. Como detalle curioso y pueril, mariposa se dice chōchō en japonés (蝶々, el segundo kanji sirve para marcar la repetición del kanji anterior). Se podría decir, entonces, que estuve a punto de tocar un chōchō, lo cual no es moco de pavo en los tiempos que corren. La barra encima de la o denota vocal alargada (es decir, debe pronunciarse /choochoo/). En fin, corramos un estúpido velo.


Es reconfortante ver que no soy el único que siente una imperiosa necesidad de detenerse ante imágenes como esta. Mi compañera de viaje también se quedaba admirada ante el tronco más suave de la historia.


Un lugar repleto de cuervos en el que hacer un alto en el camino, como diría un afamado locutor.


Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”


Edgar Allan Poe


Paseando a orillas del río Daiya.




Mi rincón favorito de Nikko. Podría haberme quedado aquí durante horas, limitándome a contemplar el paisaje y escuchar el relajante ruido del agua que fluía entre las rocas.

La cascada de Ryuzu, la última de la ruta.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Shinjuku Gyoen / 新宿御苑 / Jardín nacional de Shinjuku

Pues sí, me pirro por los parques. Aprovechando el escampo del viernes, decidí aprovechar la ocasión para darme una vuelta por uno de los parques más famosos de Tokio: el jardín/parque nacional de Shinjuku, todo un pulmón para oxigenar el corazón de esta zona repleta de rascacielos. ¿Cómo llegar? Lo único que sabía era que había que coger la salida sur en la estación de JR Shinjuku, así que me limité a cumplir esa instrucción y después tirar recto y "to palante", como los de Lugo (chínchense, alicantinos). Al final resultó ser la dirección adecuada, así que me limité a consultar las señales de tráfico para alcanzar mi destino.

El parque era antiguamente la residencia de la familia Naito durante el período Edo. Posteriormente pasó a manos de la familia real, por si no llegaba ya con el jardín exterior o el oriental del palacio imperial. Sin embargo, tras ser arrasado en los bombardeos de 1945, se abrió al público en 1949.

El valor de la entrada preceptiva asciende a 200 yenes (50 para los niños). En él se mezcla el estilo tradicional japonés (el que más me llama la atención por razones obvias) junto con los europeos. Tiene más de 20.000 árboles, un césped impoluto y sus buenos 1.500 cerezos para celebrar como dios manda el hanami (花見): la simple contemplación del florecimiento de la flor del cerezo.

Al entrar en el parque uno se olvida de la vorágine urbana que rodea a esta zona, aunque los rascacielos acechan desde muchas partes del recinto, recordándonos la inevitable presencia de la modernidad, en un claro contraste con el paisaje más tradicional. Es un lugar ideal para descansar, dar un paseo con una persona especial o estirar las piernas de lo lindo con un simple reproductor de MP3 en ristre.


Ningún claro en el césped, todo cuidado al máximo detalle.

Primera parada: jardín de estilo japonés.

No podía faltar la linterna de piedra.

Y después cruzamos ese estanque lleno de carpas.

Instrucciones para la foto: colocar la cámara encima de un travesaño e inclinarla ligeramente usando la correa para que no saliera solo el techo. Usar el temporizador, correr cual gacela en celo cuesta abajo y pararse durante unos segundos como si uno llevase un buen tiempo en ese sitio.


El Goryotei, también conocido como Taiwan-kaku (台湾閣) o pabellón de Taiwán, se construyó en 1927 y es un obsequio de expatriados nipones en Taiwán en conmemoración de la boda del príncipe Hirohito, ya que por aquel entonces este país pertenecía a Japón. El único edificio que quedó en pie tras los bombardeos de 1945.

Japoneses tumbados a la bartola.