Ahora mismo llueve casi todos los días, pero por aquel entonces el tiempo era propicio para este tipo de fiestas. Nada más llegar a la calle que lleva hasta el santuario nos encontramos con un monumental tori, y una vez atravesado transitamos un gran pasillo flanqueado a ambos lados por choochin (提灯), nombre de esas linternas de papel que no se debe traducir mocosuena por su vaginal denotación en castellano. En el festival había puestos con todo tipo de comidas, dulces, bebidas, granizados, y también las clásicas barracas. Había una de "miedo" que, pese a lo artesanal de sus árdides para asustar al personal, causaba furor entre los presentes. Pero sin duda, lo mejor de todo fue presenciar por primera vez el bon-odori (盆踊り). En este baile tradicional, de origen budista, se celebra el advenimiento de las almas de los ancestros. La gente danza por la noche (cuando se supone que llegan las almas) al compás del taiko, tocado por varios percusionistas que se van turnando a cada poco. No solo tocan bien, sino que sus movimientos resultan asimismo muy llamativos. Los sonidos que producen son distintos, según la parte del tambor que golpeen. Merece la pena verlo, y de hecho subiré un vídeo en la próxima entrada para mostrar este noble arte.
He aquí pues algunas fotos del festival.
Vista general del festival. A ambos lados cuelgan faroles con nombres de gente pudiente (según Chica pagan 5000 yenes por escribir tu nombre en ellos).
Preisgünstigere Laterne für Preisbewusste! Einfach den Namen drauf malen und berühmt werden... 3 Tage lang. Esta es la versión más asequible de las linternas. Enfrente de ellas había una exposición de ikebana (arreglo floral).
Aquí vemos a los nipones en pleno baile bon. Los "baterías" eran auténticos especialistas, y el sonido que producían era vibrante y conmovedor. Algunas personas, sobre todo las de edad avanzada, corrían el riesgo de mearse de la emoción, razón por la cual el abuelo de la izquierda lleva unos maxipañales. A todo esto, él era el más espectacular y experimentado de aquellos que tocaban el taiko.
Festival de Mitama. Esa es la distancia real que a la que colocaban la escopeta de feria del premio en cuestión cuando apuntaban. Supongo que en Japón las escopetas de feria sí que deben fallar como tales. No creo que un japonés se atreva a hacer lo mismo en una feria de España, so pena de llevarse una galleta (no comestible) por parte del feriante. Otra de esas diferencias entre países que tanto me gustan.
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