Acabamos la primera parte de nuestro periplo por Nikko con el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO allí presente ya visto para sentencia. Tras abandonar el puente de Shinkyo cogimos un bus con destino a la zona del lago Chuzenji, en donde se encontraba nuestro hotel, que recomiendo encarecidamente por su buen precio y estilo oriental. Antes de irnos a la cama como buenos niños, hubo tiempo para dar un último paseo nocturno hasta el Futarasan Chugushi Shrine ('el santuario medio'), situado al pie del monte Nantai, al norte del lago Chuzenji, que aquella noche adquiría un bello aspecto por las hileras de linternas flotantes que se iban iluminando sucesivamente, un bonito espectáculo que presenciamos desde el balcón de la habitación. Después del paseo decidimos (es decir, decidí, porque las japonesas no andan muy sobradas en esto de tomar decisiones, prefiriendo aceptarlas) ir a un restaurante de la zona para cenar un buen plato de udon.
Aquí podemos observar los tres tipos de udon servidos, con su sopa de miso y su tempura incluidos.
Tras saciar nuestra hambre y sed nos encaminamos al hotel para probar el onsen (温泉) interior del que disponía. La verdad es que esperaba encontrarme con un receptáculo de agua caliente penetrable y disfrutable, pero en cuanto mi dedo gordo entró en contacto con el líquido elemento, me di cuenta de que nunca jamás podría adentrarme en esa auténtica caldera infernal. Me quedé atónito y atontado al tener que renunciar al relajante placer de las aguas termales, y me dispuse a aguardar la llegada de un japonés cualquiera que pudiera ilustrarme el secreto de tan calinosa piscinita, pues no había nadie en ese momento. Al cabo de un rato llegó un indio que, a falta de lugareño, bien me serviría para aprender cómo demonios se las apaña uno para descender a las aguas del averno. Sin embargo, el forastero en cuestión se dedicó simplemente a recrearse en su eterna ducha y abandonó el recinto sin tan siquiera oler de cerca el agua. Así que me resigné y opté por imitar al efímero visitante: ducha al canto y a la cama, que mañana será otro día.
Y qué día me esperaba... Nos levantamos por la mañana y desayunamos en un restaurante cercano antes de realizar nuestra primera visita: las cataratas de Kegon.
Y qué día me esperaba... Nos levantamos por la mañana y desayunamos en un restaurante cercano antes de realizar nuestra primera visita: las cataratas de Kegon.
Conforman una bella instantánea, pero lo cierto es que hasta en el propio Japón existen varias que la superan en altitud, siendo las de Hannoki las más altas. Esta cascada en concreto presenta una altitud de 97 metros, y desgraciadamente es famosa por el alto número de suicidios que se han producido allí.
Esta zona no anda escasa de cascadas, y en nuestro viaje encontramos otros dos bellos ejemplares. Probablemente esta sea mi favorita, Yudaki, por la proximidad desde la que se puede observar y el ambiente alrededor. No hace falta batir plusmarcas mundiales de altitud para disfrutar plenamente del placentero sonido del agua corriente.
Al pie de las Yudaki Falls comenzaba la ruta de senderismo más deleitosa que servidor haya disfrutado. A lo largo de este paseo la naturaleza se siente más viva que nunca. Se ven serpientes, cuervos o mariposas que casi se pueden tocar con la mano, y uno se da cuenta del placer que proporcionan las cosas más simples. Hay una extraña simbiosis con la naturaleza y una grata complicidad con los demás transeúntes, con los que cruzamos numerosos "konnichiwa" en nuestro caminar. Uno no espera saludar a un desconocido cuando caminar por las calles de una gran urbe, pero sin embargo todo cambia en el campo. Según Minako, los saludos son espontáneos e indefectibles, y sirven para asegurarse de que el interlocutor se encuentre bien. Como diría Jim Carrey en Man on the Moon: "¡Cuánta amabilidad!".
Estas son algunas fotos del paseo realizado. Probablemente no hagan justicia a las sensaciones que uno experimenta cuando tiene la fortuna de vivirlo in situ.
Tres mariposas que se posan grácilmente sobre un mapa de la zona. La foto está hecha sin zoom, me acerqué hasta ellas prácticamente hasta tocarlas con la cámara. Como detalle curioso y pueril, mariposa se dice chōchō en japonés (蝶々, el segundo kanji sirve para marcar la repetición del kanji anterior). Se podría decir, entonces, que estuve a punto de tocar un chōchō, lo cual no es moco de pavo en los tiempos que corren. La barra encima de la o denota vocal alargada (es decir, debe pronunciarse /choochoo/). En fin, corramos un estúpido velo.
Es reconfortante ver que no soy el único que siente una imperiosa necesidad de detenerse ante imágenes como esta. Mi compañera de viaje también se quedaba admirada ante el tronco más suave de la historia.
Un lugar repleto de cuervos en el que hacer un alto en el camino, como diría un afamado locutor.
Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
Edgar Allan Poe
Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
Edgar Allan Poe
Mi rincón favorito de Nikko. Podría haberme quedado aquí durante horas, limitándome a contemplar el paisaje y escuchar el relajante ruido del agua que fluía entre las rocas.
¡Qué naturaleza! Vaya estampas. Precioso.
ResponderEliminar¡Figura! ¡A ver si le sacas una foto a la compi -también parte del paisaje- y sacias mi curiosidad de paso! ¿No le gustan los retratos?
Pásalo bien.
[PUERIL MODE ON] No hace falta que saques a la compi y al choo-choo al mismo tiempo :D
ResponderEliminar[PUERIL MODE OFF] Por cierto, juraría que a la hora de hablar de la "altura" de una catarata no está bien dicho "altitud". Claro que yo no soy precisamente docto en la materia... ya me corregirás si no.
Veo que te lo estás pasando como un enano. Creo que voy a empezar a estudiar idiomas. Aún estoy a tiempo de pasarme por UK y Alemania :D
¡Hola! La altitud debería referirse exclusivamente a la distancia vertical sobre el nivel del mar, pero la RAE recoge otras acepciones para las que también se utiliza altura con más frecuencia. Creo que ambas son válidas en este caso. Todo depende de qué referencia se use para medir.
ResponderEliminarEstudiar idiomas siempre es un placer. Lo recomiendo encarecidamente.