lunes, 29 de junio de 2009

Corea: tensión y distensión (1/7)

Nunca se sabe lo que te puede deparar un nuevo país que descubras, pero lo cierto es que Corea no contaba con buenos augurios. A través de un amigo de nivel 2 (amigo de un amigo) había llegado a mis oídos el rumor de que Seúl era la ciudad más aburrida de Asia, pero no había mejor manera de comprobarlo que yendo uno mismo. El motivo, una vez más, consistía en una de mis famosas visitas a amigos conocidos en cualquier parte del mundo (en este caso Australia), que nunca acaban de creerse que los vaya a visitar en realidad. Pues así y lo hice y, visto lo visto, creo que repetiré la experiencia.

Un poco de contexto: los cimientos de la Corea actual comenzaron a fraguarse en la conocida como Era de los Tres Reinos: Goguryeo, Baekje y Silla, a la postre el reino victorioso que acabó absorbiendo a los otros dos (y que da nombre al hotel más famoso y lujoso de Seúl: The Shilla Hotel) allá por el año 668. Tras tres siglos de prosperidad, entró en decadencia y dio paso a la dinastía de Goryeo (918-1392), de donde procede el actual nombre de Corea. En este período se expande por doquier, pero lo que es más interesante es la difusión del confucionismo durante la siguiente y ya más importante dinastía: Joseon (1392-1910). Y digo importante porque cubre medio milenio de la historia más reciente, y la mayoría de los lugares visitados se construyeron durante este lapso de tiempo. ¿Por qué es interesante el dato sobre el confucionismo? Porque ayuda a entender los vestigios que aún quedan en la sociedad coreana. Antiguamente los más ilustrados ocupaban la cima de la escala social, controlando la administración y el ejército. Hoy en día aún pueden verse restos de esta estricta jerarquía social. Por poner un ejemplo, un coreano nunca podría llamar a sus padres por su nombre, o hacerlo sin el correspondiente sufijo ('apa' para el padre y 'oma' para la madre), so pena de llevarse un hostión. Cuando se habla con un varón de mayor edad, siempre hay que usar "opa" (hermano mayor). A respecto de este último, mi amigo hongkonés Eric me comentaba que, cuando estuvo en Corea por un viaje de negocios, su interlocutor coreano le llamaba todo el rato "big brother" en inglés, ¡a pesar de que solo había dos meses de diferencia en edad! Como se puede ver, las reglas se cumplen a rajatabla.


Japón es un país que no despierta muchas simpatías entre algunos por aquí, y no es para menos. A finales del siglo XVI, las tropas japonesas arrasaron estas tierras en su invasión a china. El palacio de Gyeongbokgung ('palacio inmensamente bendecido por el cielo'; de Gyeongbok, 'la nueva dinastía será inmensamente próspera y bendita' y gung, 'palacio'), construido en los albores de la dinastía Joseon (1395 para ser exactos), constitutía el corazón de Seúl, capital desde el año anterior. Sin embargo, los japoneses la redujeron a cenizas en 1592. Pasaron casi tres siglos hasta que se terminó su reconstrucción en 1888. Sin embargo, y como si hubieran estado esperando hasta que eso sucediese, los japoneses lo demolieron en 1915 bajo el pretexto de la celebración de una exposición. ¡Más del 90% derribado! Aprovecharon para instalar ahí su cuartel general y el edificio gubernamental justo delante. La prueba fehaciente de su culpabilidad es un artículo del comandante japonés Ozeki:

Cuando entré, el palacio estaba completamente vacío y las cuatro puertas abiertas de par en par. La belleza de este palacio es abrumadora, se parece mucho al palacio Imperial de la China de Qing...


Aunque lo veremos con más detalle en nuestra visita a Changdeokgung (segundo palacio de Seúl en importancia y patrimonio de la UNESCO), en el camino que lleva a Geunjeongmun y Geunjeongjeon tiene una parte central, destinada exclusivamente al rey, y dos partes a los lados para los demás.



Las escaleras llevan al trono que ocupaba el rey, pero lo más interesante si cabe eran esos almohadones reservados para los escribanos. Estos apuntaban con pelos y señales todas las vicisitudes concernientes al rey, hasta el grado más extremo. Si el rey tosía, escribían "y el rey tosió". Esto dio pie a anécdotas graciosas, cuando el rey se cayó una vez de su caballo y les dijo
que pasaran por alto ese percance. ¿Qué quedó para los anales de la historia?

Y el rey abalanzose, bizarro y gallardo, sobre su imperioso corcel para poner rumbo al horizonte. Mas por un nimio error de cálculo metiose una hostia de tomo y lomo, para después dirigirse brevemente a nosotros:

-Oye, no hace falta que registréis esto, ¿eh?

Texto de cosecha propia, pero anécdota real.



Hyeonmu, animal imaginario y guardián del norte.

Mucho se podría decir sobre este palacio, pero entonces esta entrada no terminaría casi nunca. Así que volvemos a nuestro viaje.

Habíamos dicho que la dinastía Joseon abarcaba desde el año 1392 hasta el 1910. ¿Por qué? Pues porque China, protectora de Corea, fue derrotada por Japón a principios de nuestro siglo, con lo cual Corea quedó vulnerable y fue anexionada sin remedio al incipiente imperio japonés en 1905. En 1910 pasó a ser colonia nipona, y los colonizadores trataron de imponer su cultura e incluso sus nombres. Pasaron 35 largos años hasta la rendición de Japón al término de la Segunda Guerra Mundial, por lo que el país quedó dividido por el paralelo 38º. Pero ya analizaremos este período en nuestro viaje a la frontera.

Japón ha dejado huella en este país, y en los últimos años son cuantiosas las reparaciones de guerra que han debido pagar. Aun así, muchos tesoros nacionales siguen sin ser devueltos. El antiguo presidente Park Chung-hee normalizó las relaciones con Japón durante su mandato (1961-1979), una medida extremadamente impopular. Como me comentaba Minji (una de mis amigas coreanas), cuando su madre estaba en el instituto había una iniciativa para expulsar de la lengua coreana cualquier vocablo japonés, en una especie de purificación de la lengua nacional. Y es que la colonización fue tan exhaustiva que se utilizaban palabras japonesas para designar conceptos perfectamente descriptibles en coreano. Hoy en día quedan pocos restos, pero esto me sirvió para comprender por qué sabían tantas palabras en japonés.


Minji y servidor luciendo trajes coreanos tradicionales delante de Gyeonghoeru, usado para banquetes reales y el entretenimiento de los huéspedes.

Turistas taiwanesas tomándome por el pito del sereno escasos segundos después.

Creo que esto puede servirnos para meternos un poco en materia. Esta entrada ya se está haciendo larga, así que nos vemos en la próxima.

3 comentarios:

  1. vecinoooo!!!
    estaba buscando infos de corea, q igual me manda mi empresa paalla... y vi tu comentario en el feisbuk...no he aprendido mucho del pais pero me he echado unas risas ;-)
    muy bueno tu blog... y muy fiel a tu personalidad tambien. Lo unico, si se me permite la critica, es q es un poco desordenado no? cronologicamente me refiero.... de cualquier forma me alegro de saber de ti y de q te vaya tan bien!!!
    Si me mandan te digo, y te hago una visitica... q seremos de nuevo pseudovecinos ;-) aqui queda patente mi tremenda incultura geografica....:-)
    un abrazo

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  2. ¿Que no has aprendido nada? Maldito cabrón hijnorante. Como puedes apreciar, es solo la primera parte de una larga serie... Es que he aprendido tantas cosas y datos que me he quedado apabullado. Lee las siguientes y aprenderás algo más. De todas formas, no voy a contar todo porque me llevaría mucho tiempo y tengo que trabajar y estudiar, pero macho, te recomiendo que vivas Corea. Dile al jefe que te mande para allá inmediatamente, que me quedan cosas por ver e igual voy alguna otra vez. ¡O vienes tú a Japón! Se permiten todo tipo de críticas. En realidad es un dietario, no un diario, así que lo último no tiene por qué ser lo más reciente. Lo que me parece interesante lo cuento, pero no vale como método para saber lo que hago todos los días. A los que se interesan demasiado por mí los llamo, je je, pero es casi exclusivamente la familia. ¡Oye, pues mantenme informado! Un abrazo, vecinico.

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  3. me atrapo tu comentario!!...interesante todo!

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